[Nfbespanol-talk] Selecciones de Deja Que la Campana de la Libertad Suene

Frida Aizenman aizenman at earthlink.net
Wed Apr 7 16:32:30 UTC 2010


Braille Monitor
Volumen 53, Número 4
Abril 2010

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http://www.nfb.org/images/nfb/Publications/bm/bm10/bm1004/bm100404.htm

Selecciones de Deja Que la Campana de la Libertad Suene
Ciegos Estadounidenses Alzan Sus Voces en Apoyo de la Alfabetización de Braille

Nota del editor: Después de su lanzamiento de febrero, de vez en cuando, planeamos imprimir pasajes seleccionados de Deja Que la Campana de la Libertad Suene: Cartas en Braille al Presidente Barack Obama, nuestro volumen de cien relatos en primera persona sobre la importancia del Braille. Muchos de estos narrativos presentan relatos convincentes de cómo el código, o su ausencia, ha influido en las vidas de las personas ciegas. Estos relatos deben ser útiles en iniciativas locales de promoción del Braille, y serán efectivas piezas educativas para el público en general sobre el valor de la alfabetización para las personas ciegas, y presentará una serie de personas interesantes, a menudo modelos de conducta ciegos realizados. 


Este mes, nos centramos en cuatro contribuciones. Rosy Carranza, Actualmente es estudiante de doctorado en educación en la Universidad de Maryland, y una miembra del personal de la Federación en el Departamento de Acción de las Filiales. Mary Ellen Gabias, una Federacionista de toda la vida, y madre de cuatro hijos, vive ahora en Canadá con su esposo que es profesor, y promueve la labor, y el mensaje de la Federación gracias a los esfuerzos de la Federación de Ciegos Canadiense. Mary Ellen ha sido una colaboradora frecuente en las páginas del Braille Monitor. April Lynn Enderton, presidente de la sucursal de la Federación de Des Moines, trabaja para la Cruz Roja Americana. Por último, el Doctor Geerat Vermeij es un profesor de geología en la Universidad de California, Davis. El profesor Vermeij sirve cómo uno de los embajadores del Braille de la Federación, en nuestra campaña de, Los Lectores de Braille son Líderes, (BRL). Ellos comparten sus impresiones y experiencias personales de Braille en las siguientes cuatro cartas. Aquí están: 



[LEYENDA DE LA FOTO: Rosy Carranza]
Rosy Carranza 
Baltimore, Maryland 
29 de agosto del 2009 

Estimado Presidente Obama: 
Crecí como la única persona ciega en una gran familia mejicana en el centro de California. Mis padres emigraron a Estados Unidos a principios de los 70, en busca del sueño Americano. A su llegada obtuvieron empleo, trabajando en los campos cálidos del Valle de San Joaquín recogiendo uvas y otras frutas. Ganában menos de $2 por hora, trabajando sin descanso para brindarme las oportunidades de las que ellos habían carecido en sus propias vidas. 
Aparte de lidiar con las exigencias de estar en un nuevo país, mis padres también lucharon para encontrar soluciones al empeoramiento de mi vista. Poseeían menos de un sexto grado de educación, y el no saber hablar Inglés hizo a mis padres sentirse inadecuados e intimidados, por lo que, por consiguiente, confiaron en mis oftalmólogos, y mis educadores especializados para tomar decisiones que me ayudarían a prosperar. 
He navegado a través del sistema educativo dirigido por métodos convencionales utilizados para educar a los estudiantes ciegos en esa época. Cómo tenía alguna vista residual, no se me enseñó Braille. En lugar de eso, estába armada con anteojos gruesos, lupas de gran alcance, y pesados libros con letras grandes. Incluso con la ayuda de estas cosas, todavía tenía problemas para ver, y, finalmente, mi amor por la lectura disminuyó. Con la pérdida de mis habilidades de alfabetización, vinieron muchas otras pérdidas, la pérdida de mi auto-confianza, la pérdida de mi progreso académico, y la pérdida de mis sueños para el futuro. Sin embargo, más dolorosa fué la conciencia de que todos los sacrificios que mis padres habían hecho serían en vano, ya que, sin ser capaz de leer, iba a terminar con las mismas oportunidades limitadas que ellos habían experimentado en sus propias vidas. 
Me gradué de la escuela secundaria no pudiendo ver lo suficiente cómo para leer mi propio diploma. Deprimida e incierta del futuro, me inscribí para asistir a un Entrenamiento Básico para ciegos. Este programa transformó mi visión sobre la ceguera, y me enseñó Braille y otras habilidades críticas de la ceguera, habilidades que debería haber aprendido mucho antes. En cambio mis años de escuela fueron definidos por las noches sin dormir que pasé llorando por la pérdida de mi vista, por los momentos embarazosos que Pasé sintiéndome inadecuada, ya que no podía leer en voz alta cuándo el profesor me lo pidió , y por el sentimiento que se avecinába de que siempre sería una tremenda carga para mi familia y para la sociedad. 
Al igual que mis padres se habían enfrentado a sus temores para edificar un futuro mejor para ellos y para mí, también siento la misma responsabilidad de cambiar el futuro para los niños ciegos. Ha sido doce años desde que me gradué de la escuela secundaria, y hoy en día, a los estudiantes ciegos todavía se les enseña utilizando los mismos enfoques fallidos que se utilizaron para educarme. A través de mi labor con la Federación Nacional de Ciegos, he conocido a un sinnúmero de niños ciegos, y he sido testiga de su caída potencial inconmensurable por haber sido pasados por alto en el sistema educativo y la sociedad. Estos estudiantes son inteligentes, motivados y listos para servir a sus comunidades, sin embargo, no reciben enseñanza sobre las habilidades de alfabetización que necesitan para contribuir plenamente al mundo. Esencialmente estudiantes ciegos no están saliendo de la escuela cómo producto de sus propias habilidades, sino que están surgiendo cómo ejemplos de las deficiencias en los sistemas que los educan. 


Señor Presidente Obama, necesitamos su ayuda para crear una nueva avenida educativa para los estudiantes ciegos. Necesitamos un sistema que no prepare a  los estudiantes ciegos para una vida de desigualdad. En su lugar, necesitamos un sistema que pueda ayudar a impulsar a estos estudiantes en su papél de productividad de primera clase. Al mirar mi vida y la vida de mis padres inmigrantes, puedo ver las increíbles oportunidades que nuestro país tiene para ofrecer. Espero sinceramente que podamos trabajar para asegurarnos de que los niños ciegos tengan la oportunidad de vivir el sueño americano. 

Cordialmente, 
Rosy Carranza 

[LEYENDA DE LA FOTO: Mary Ellen Gabias] 
Mary Ellen Gabias
Kelowna, Columbia Británica, Canadá 
1 de agosto del 2009 

Estimado Presidente Obama: 
"La Navidad no será Navidad sin regalos", refunfuñó Jo tirado en la alfombra. 
Ha sido casi medio siglo desde que leí por primera vez la apertura del párrafo de Louisa Mae Alcott, Mujercitas, (Little Women), 

pero la sala de la familia March, con su alfombra desgastada, su sofá destartalado, y su cariñosa familia, ha sido parte de la arquitectura de mi alma desde entonces. 


En toda la ciudad de Toledo había un solo ejemplar de los seis volúmenes en Braille del libro, y tuve que hacer fila para poner mis manos en él. Alguien más tenía volumen 2 cuándo terminé el volumen 1, así que, cogí el volumen 3 y leí el libro fuera de orden. No me importó. libros en Braille para lectura de placer eran un lujo tan raro, que leí todo lo que podía tener en mis manos, incluyendo la enciclopedia, World Book Encyclopedia, y varios volúmenes del diccionario. Pero fué la ficción la que me cautivó. En mis manos, el texto en las páginas llegó a cobrar vida, y fuí transportada a las épocas y lugares a los que nuestra camioneta de la familia Nunca me hubiera podido llevar. Salté por los prados Alpinos con Heidi, y despegué con el Gato Especial durante su visita a Venus. 


Me encantában también libros gravados, pero no me permitieron participar en la creación del autor en los relatos de la manera en que el Braille lo hizo. Cuándo leí en braille, los personajes hablaban en el tono y con los acentos que les dí. También aprendí cómo las palabras fueron escritas y las frases fueron construidas. 


Nadie me dijo que el Braille era lento y difícil de aprender. Cuándo empecé la escuela a los seis años de edad, todo lo que sabía era que quería ser cómo mis hermanos mayores. Quería el milagro de aprender de las palabras que otros habían escrito. Quería compartir en la aventura y el humor. Quería deleitarme con la belleza de la lengua escrita. Quería el acceso al reino del pensamiento, y el Braille era mi llave al reino de las ideas. 


Nunca se me ocurrió que aquellos que utilizan sus ojos, y aquellos que utilizan sus dedos debían experimentar la capacidad de la lectura diferentemente. Para cuándo Me enteré que se esperaba que los lectores de Braille lograran la velocidad de noventa palabras por minuto, yo estaba leyendo 222. Quería leer rápidamente porque había mucho que aprender, tantas cosas que quería saber. 


Mi único problema era que sencillamente no había suficientes Libros en Braille. 
Libros tenían que ser copiados a mano por transcriptores individuales utilizando la versión del sistema Braille en una máquina de escribir manual. Había pocas prensas de Braille para la toma de múltiples copias de libros, pero las placas utilizadas en el proceso de prensado eran hechas a mano. Estos métodos de producción intensivos en mano de obra significaba que, si tenía mucha suerte, podría ser capaz de tener en mis manos un libro dos años después de que mis amigos videntes tenían la versión impresa. 


Braille era también muy costoso. Esa copia en Braille de Mujercitas, Little Women, costó $22 en la época en que un libro de bolsillo en inprenta se podía obtener por cincuenta centavos. Con razón que dí un chillído de alegría en mi undécima Navidad cuándo había desgarrado un paquete para encontrar dos volúmenes en Braille. Por primera vez en mi vida, ¡era dueña de un libro! Se llamaba Maderero, (Lumberjack), por Steven Meader. Contó el relato de un adolescente cuyo primer trabajo fué ayudar a una empresa maderera de su abuelo, a registrar el terreno de la madera. Un misterio y algunos embustes estuvieron involucrados, aunque he olvidado hace tiempo los detalles. No era exactamente el tipo de cosa que yo habría elegido, pero era mío, al menos por durante dos semanas lo era. 
Un grupo cívico había comprado el libro para donarlo a la biblioteca minúscula en el salón de clase de recursos para niños ciegos. Deseában que fuera un regalo a un niño ciego, que lo pasara a la biblioteca después de terminar el cuento. Fuí la niña afortunada que con orgullo lo llevó a la escuela después de las vacaciones de Navidad. 


No fué hasta la secundaria que descubrí que la biblioteca del Libro Parlante también tenía una colección en Braille. Una cosa buena también, ya que la biblioteca se convirtió en mi única fuente de libros en Braille. Había optado por dejar el sistema de educación pública por una escuela secundaria católica, y cómo resultado, no tenía libros de texto en Braille. Mi texto de álgebra costó tanto cómo la matrícula de un año, más lejos de lo que mi familia podía pagar. A un donante anónimo se le ocurrió donar los  fondos, pero, cuándo el libro llegó, descubrimos que era una antigua edición y de no uso en mi clase. Hice el álgebra y la geometría de primer año con éxito sin un libro de texto. Temerosa de que sería incapaz de dominar el álgebra y la trigonometría avanzada, sin textos en Braille, tomé sólo el mínimo requisito de matemáticas. Cómo resultado, me fué transmitido en las matemáticas de recuperación en la Universidad, y perdí la mayor parte del año alcanzando. 


Aunque la búsqueda de libros en Braille para leer y estudiar, era un reto, la escritura en braille no lo era. En el primer grado, aprendí a utilizar la máquina Perkins de escribir  en Braille, el equivalente en Braille de una máquina de escribir manual. También dominé la pizarra y el punzón, el equivalente en Braille de un lápiz. He utilizado la máquina de escribir Braille para transcribir documentos de gran tamaño. En el séptimo grado copié toda la Constitución de los Estados Unidos incluyendo la Declaración de Derechos, a fín de estudiarla para un examen. 


La pizarra y el punzón me sirvieron de mucho para la mayoría de los proyectos. Utilicé mi pizarra para tomar notas en la universidad. Hasta hoy día, aunque soy dueña de una computadora de mano, PDA, no se me ocurriría salir de casa sin una pizarra y un punzón en mi bolso. 


Braille sigue siendo uno de los pilares de mi vida, aunque las formas en que se hace uso de él han cambiado. Cómo madre de cuatro, he hecho un montón de lectura para mis hijos. Algunos de los libros clásicos para niños que les he leído no estaban disponibles en Braille cuándo yo era jóven, por lo que, mis hijos y yo los hemos explorado juntos. Gracias a la tecnología informática, que ha simplificado producción, tuve la oportunidad de comprar el último libro de la serie de Harry Potter en el día que el libro impreso fué lanzado. He descargado los archivos en mi apuntador, Braille Lite. Nuestra familia pasó un día glorioso, y una media lectura juntos. 

Debido a que descargo Braille informático, ahora puedo ser dueña de una biblioteca de libros de cocina. Mi librero de madera podría sostener sólo cinco o seis libros de recetas a la vez en Braille labrado. En forma digital puede adquirir un número virtualmente ilimitado. 


No tengo mucho tiempo para sentarme tranquilamente con un buen libro en estos días, pero eso no significa que utilizar Braille no está latente en mi vida. Guardo información financiera, números telefónicos, recordatorios de citas, y multitudes de toma de notas variadas para mí misma. Puedo colocar las etiquetas importantes en Braille en documentos de inprenta, paquetes de alimentos, y los controles en mi lavadora. Mi vida sería un caos sin el Braille. 


Qué irónico que, justo cuando el Braille se ha vuelto más disponible que nunca antes, nos enfrentamos a una crisis en la alfabetización en Braille. Oigo las estadísticas, pero no pienso en porcentajes y totales. Pienso en los niños que nunca se quejaránn de no tener regalos en la Navidad, en la voz de Jo March, o hojear a través de un libro de cocina en busca del postre perfecto. 
Me preocupo por el futuro de los adultos que no serán capaces de leer sus saldos bancarios de forma independiente. Su futuro, la calidad de su vida, dependen de este compromiso de los países para garantizar la posibilidad de lograr el Sentido de la imaginación que viene de forma independiente con la lectura de un gran libro. 


Atentamente, 
Mary Ellen Gabias 

[LEYENDA DE LA FOTO: April Enderton]
April Enderton Lynn 
Des Moines, Iowa 
1 de agosto del 2009 

Estimado Presidente Obama: 
Lo invito a leer por encima de mi hombro. 
Estimada abuela Beulah, 


Cuándo conduzca por nuestra calle por primera vez, querrá tener las ventanas abiertas para que pueda disfrutar de los sonidos y los olores de la granja. 
Escuchará el sonido de la grava suelta contra sus neumáticos, mientras que inhala aromas a heno recién cortado, trébol, flores silvestres, y la tierra húmeda, todo mezclado con el olor fuerte e inconfundible de estiércol de vaca. 


Después de todos estos años todavía estoy redactando cartas a mi abuela en mi mente cómo una vez lo hice en Braille. Es un hábito de por vida, supongo. Cuándo algo emocionante iba a suceder, agarrába mi máquina de escribir Braille y compartía mis noticias con mi abuela. Hoy en día, las cartas fantasma me ayudan a sentirme cerca de ella, a pesar de que ella ha estado ausente por casi ocho años. 


Nuestra narración comenzó en la década de 1950, poco después de mi nacimiento, cuándo los doctores le dijeron a mi madre y a mi abuela que yo era ciega. A pesar de que había vista suficiente para leer letras grandes, siempre entendí que utilizaría el Braille. No estoy segura de lo que hizo que mi abuela decidiera aprender Braille. Siempre, sencillamente, dí por hecho de que ella lo hizo. En todo caso, nunca fué intimidada por afirmaciones de que el Braille era demasiado complicado de dominar. 


En aquellos días la instrucción en Braille no se ofrecía hasta el primer grado. 
La noche antes de mi primer día de primer grado, estaba tan entusiasmada con aprender Braille que tenía problemas para dormir. El primer día de clases nuestro profesor pidió una votación a mano alzada para los que estarían haciendo la lectura en inprenta, y para los que aprenderían braille. Mi mano se disparó por Braille. 


Aprendí el alfabeto Braille por delante de mis compañeros de clase. Mi profesora me dio un pequeño escritorio en la parte de atrás del salón donde podía escribir mientras ella trabajába con los otros estudiantes. Cómo no sabía muchas palabras, me entretuve a mí misma escribiendo números en braille por centenares. Mientras tanto, en casa, mi abuela estaba aprendiendo Braille también. Compró una máquina Perkins de escribir Braille, una pizarra y un punzón, papél para escribir Braille, y libros de instrucción de Braille. 


En esa época empecé a recibir libros en Braille por correo, de nuestra biblioteca estatal para ciegos. Una de mis aventuras en la primera lectura fué Casita, (Little House), por Virginia Burton. Cuándo mi abuela me preguntó de qué se tratába el libro, le dije que no podía leerlo porque era demasiado difícil para mí. 
Mi abuela transcribió en Braille el libro de imprenta. Durante años, el cuento de la casita que fué desplazada del campo a la ciudad fué uno de los cuentos favoritos de mi abuela y mío al acostarme. 


Mi abuela y yo empezamos a intercambiar cartas en Braille cuándo estaba en segundo grado. Las primeras cartas llegaron a la escuela para ciegos en papél manila pesado doblado en cuartos para caber en un sobre tamaño carta. Con mucho del aplaste de Braille en los pliegues, estas primeras cartas fueron difíciles de descifrar para los dedos pequeños. En sus cartas, mi abuela escribía acerca del clima, su jardín, y Foxy, su perrito. Estas cartas contenían dos o tres libros de cuentos de bolsillo en inprenta para que un maestro o una madre de casa me los leyera. 


En el momento en que llegué a tercer grado, los libros de bolsillo fueron reemplazados por poemas. Mi abuela disfrutaba la poesía y frecuentemente copió algunas de sus favoritas en Braille para compartir conmigo. Muchos de los poemas tratában con la naturaleza, los animales, y los cambios de estación. Estos poemas me inspiraron a intentar que mi mano escribiera poesía. Años más tarde obtuve el primer lugar en un par de competiciones de la poesía. 


A finales de 1960, los ingresos fiscales previstos se convirtieron en ley, lo que nos permite enviar por correo los materiales de Braille de forma gratuita. La ley exigía que dejáramos el sobre abierto y escribiéramos, "materia gratuita para ciegos", donde la estampilla de envío iba. Poco a poco nos alejamos de los sobres estándar a tubos de cartón. Estas cartas planteában toda una nueva serie de frustraciones de lectura. Fuera del tubo, las páginas se enroscában durante la lectura. 
Con el tiempo descubrimos que la mejor forma de enviar cartas en Braille era doblando las páginas por la mitad, e imprimir la información de correo en la parte de atrás de la última página. Con unas cuantas tiras de cinta adhesiva, estas cartas eran buenas para salir. 


En el comienzo, las habilidades de Braille de mi abuela habían superado con creces las mías. Ella había estado leyendo y escribiendo desde hace décadas, y ahora sólo tenía que transferir su alfabetización a Braille. Por otra parte, yo estaba empezando a aprender los matices del idioma. Pero con la exposición continua al Braille dentro y fuera de la escuela, rápidamente tomé la delantera. En poco tiempo, mi abuela me buscó, en lugar de buscar a los expertos para obtener respuestas a sus preguntas de Braille. Cómo no hubiera deseádo alegar ignorancia, era fundamental que estubiera bien informada sobre el Braille. 


Debido a que carecía de sensibilidad con los dedos, mi abuela leía Braille con sus ojos. Muchas veces la descubrí leyendo por encima de mi hombro. Esto fué especialmente desconcertante cuándo estaba escribiendo a un amigo, o escribiendo en mi diario. 
"¿Qué estás haciendo?" Yo decía con molestia, mientras que cubría el Braille con la mano. 


"Sólo estoy practicando mi Braille", mi abuela me contestaba con calma. 


En sexto grado, comencé a perder la poca vista que me quedaba. 
Si bien, algunas cosas cómo los viajes, y el elegir mi propia ropa, necesitában un importante ajuste, la lectura y la escritura no lo hicieron. Gracias a mi primer entrenamiento en Braille, mi trabajo en la escuela avanzó sin problemas.      

 

Las cartas de mi abuela me siguieron hasta la edad adulta a medida que me alejé de casa. A menudo mi abuela transcribía mis cartas de Braille a la imprenta para que mi abuelo pudíera leerlas también. Mi abuela tomó licencia literaria en adaptar mis cartas para adaptarlas a mi Abuelo. Una vez, cuándo había escrito que algunos amigos y yo volvímos a mi apartamento para bebidas, mi abuela escribió que algunos amigos y yo volvímos a mi apartamento para el postre. 


Cuándo anuncié a mi abuela, en una carta, que me iba a casar, ella escribió para decir que estaba "entristecida" al oír hablar de mis planes. 
Enojada le escribí de regreso, acusándola de no utilizar las abreviaturas del buen Braille en la palabra "entristecida", y sugirí que tal vez debería concentrarse más en su Braille y menos en mis asuntos. Ella me contestó para decir que probablemente yo tenía razón. Aunque no utilizó la abreviatura de Braille adecuada de la palabra "razón", se la permití pasar. 


Con los años, mi abuela tomó muchas oportunidades de utilizar su sistema Braille. 
Si deseába una receta, cómo un rayo, mi abuela hizo una copia en Braille y la puso en el correo. Para los cumpleaños de mis hijos iba a copiar sus tarjetas de cumpleaños en Braille para que yo pudiera leerlas. Ella también copió artículos para mí de Selecciones, y Prevention, dos de sus revistas favoritas. Una vez le dije a mi abuela que una amiga y yo habíamos tenido un concurso de escritura de cartas para ver quién podía escribir la carta más larga. Mi abuela pensó que sonaba cómo una gran diverción, y me retó a un concurso de escritura de cartas. Esto será muy fácil, pensé, recordando cartas de dos y tres páginas de mi abuela. Le voy a ganar sin esfuerzo. Imaginen mi sorpresa cuándo una carta de tamaño libro llegó en el correo para mí. 


Cada vez que mi abuela y yo nos reuníamos, nuestra conversación siempre volvía al Braille. Mi abuela me pidió que creára hojas de cálculo en braille para probar su conocimiento. "Realmente me dejáste perpleja con la última hoja que me enviáste", decía entre risas. 


Mi abuela se indignó cuándo le conté que a los niños ciegos que nacieron en 1970 y más allá, no se les enseña Braille automáticamente en la forma en que había sido antes. 
No estuvo de acuerdo con el argumento de que el Braille era obsoleto, y que las cintas de casete y, más tarde, las pantallas lectoras eran un sustituto adecuado. 
Cómo yo, ella creía que la alfabetización en braille para personas ciegas, y la alfabetización para personas videntes, es por igual la clave del éxito. 


En sus tardíos 80, mi abuela disgustadamente dejó su máquina Perkins de escribir Braille a un lado cuándo su artritis hizo la escritura de Braille demasiado dolorosa. La máquina de escribir Braille de mi abuela, junto con un catálogo de mi vida, (todas las cartas que le había escrito), cayó en mis manos en el 2001, a su muerte. Acaricié su máquina de escribir Braille por todos los maravillosos recuerdos que evocaba, pero nunca pensé que la iba a usar. Introduzco a Alyssa Joy.

Nacida en 2002, nuestra hija menor, Alyssa Joy, nunca conoció a mi abuela. Pero desde el principio expresó un fuerte amor por los libros. Tomé prestado libros de nuestra biblioteca estatal para ciegos, y libros comprados en Seedlings Braille Books for Children, pero eso no era suficiente. Ella veía un libro en la tienda, y demandába que lo llevára a casa para leérselo. Así que desenterré la máquina de escribir Braille de mi Abuela, y comencé a poner en Braille los libros de Alyssa Joy. Si pude poner en Braille los libros de lectura de Alyssa Joy, se me ocurrió la idea de que también puedo poner en Braille libros para los demás niños. En el 2006, comencé a poner en braille los libros para niños, a fín de donarlos al Mercadillo de Braille en la convención anual de la Federación Nacional de Ciegos. Llamo a mi proyecto, BRL, la abreviatura de la palabra "Braille" y las siglas del Legado de Beulah Reimer, el nombre de mi abuela, la mujer sabia y perspicaz que me facultó para convertirme en competente, en el Braille. La misión de BRL es poner el Braille al alcance de los dedos de tantos lectores ansiosos cómo sea posible. 


Alyssa Joy tiene siete años de edad ahora, y, aunque es vidente, al igual que mi Abuela, está aprendiendo Braille. ¿Qué le parecería a mi Abuela? A veces me pregunto. Hmmmm. Tal vez voy a escribir y le pregunto. 


Atentamente, 
April Enderton Lynn 


[LEYENDA DE LA  FOTO: Geerat Vermeij]


Geerat Vermeij 
Davis, California 
18 de julio 2009 

Estimado Presidente Obama: 
Una de las grandes piezas para clave de Johann Sebastian Bach está tocando en el fondo mientras que me tomo un descanso de escribir un libro sobre la evolución. En mi agradable oficina principal estoy rodeado de libros, y junto a mí está un gabinete lleno de conchas fósiles que he acumulado con los años, cada muestra cuidadosamente etiquetada. Consulto a mis libros y muestras con frecuencia mientras escribo papeles y libros. Y hay muchos más ejemplares y libros en mi amplia oficina en la Universidad de California, Davis, donde soy un distinguido profesor de geología. Un largo muro contiene parte de mi enorme biblioteca, el producto de cuarenta años de lectura constante de la literatura científica y académica. Mi colección de investigación de fósiles y conchas, hoy en día contiene decenas de miles de etiquetas, que me ayudan a descifrar la evolución y la ecología de los animales de concha y sus enemigos. Todos estos tesoros acumulados reflejan una vida activa cómo erudito y maestro. Esto me ha permitido que haya publicado cinco libros, casi dos centenares de artículos científicos, y una variedad de otros escritos sobre temas que van desde las formas de pinzas de cangrejo, y las hojas de vid, a las matemáticas del crecimiento de conchas, la evolución de los animales herbívoros, las causas de la masiva extinción, y los paralelos entre la evolución y la economía. Y todavía estoy fuerte en la escritura, la lectura, la enseñanza, y la realización de investigación original científica en todo el mundo. 


Pero nada de esto habría sido posible sin el Braille. Todo lo que Tengo está en braille. Tengo en mis manos una colección de decenas de miles de publicaciones, y todas las etiquetas en mis colecciones están en Braille. Tengo sin duda una enorme gratitud a los maestros en los Países Bajos, (Mi lugar de nacimiento), y a los Estados Unidos por instruirme tempranamente en Braille, y bueno, y a mis padres, que desde el comienzo mismo de mi ceguera a los tres años de edad han comprendido que el Braille es el único medio por el cual su hijo ciego puede ser educado. Para mis compañeros videntes, tal homenaje a la inprenta, y a la alfabetización, se considera superfluo y ridículo, pero para los ciegos, incluso en el siglo XXI, una petición en favor de la alfabetización y para el uso del medio que lo hace posible, todavía parece ser necesario. 


Cómo uno de los embajadores de Braille de la Federación Nacional de Ciegos, Sólo puedo decir que el Braille es el invento más importante que jamás haya despertado a los ciegos de un estado de lástima y dependencia, a un lugar productivo que les corresponde en la sociedad. ¿Cómo podría yo haber guardado las notas en una investigación de una nave después de un día de trabajo en el campo, de un arrecife en el este de Indonesia? ¿De qué otra forma podría registrar las medidas de la hoja en un bosque tropical en Panamá, o material de documentos recogidos en un manglar infestado de mosquitos en el pantano de Madagascar? ¿Cómo podría minar papeles oscuros para obtener información sobre el momento de la gran extinción que puso fín a los dinosaurios, o sobre el miembro de mayor edad de un linaje de fósiles de caracoles en el que estaba trabajando? 


¿De qué otra forma iba a saber de donde provinieron los especímenes en mi propia colección, o cuándo los recogí? ¿Cómo más podría yo escribir y revisar mis propios papeles y libros, o hacer un seguimiento de los manuscritos de otros autores, a medida que hicieron su camino a través de la revisión por homologos en las revistas científicas que he editado? 


El braille es un facilitador, un ingrediente esencial de la vida de una persona ciega que desee, y se espera que, participe en el mundo. En el Segundo centenario del nacimiento de su inventor, Luis Braille, celebramos no sólo el hombre, sino especialmente todo lo que ha hecho posible. 
El Braille es el ADN de los ciegos, el código que da sentido a nuestras vidas. 


Atentamente, 
Geerat Vermeij 
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