[Nfbespanol-talk] La Funda del Disco

Frida Aizenman aizenman at earthlink.net
Thu Apr 21 20:46:29 UTC 2011


Braille Monitor

Volumen 54, Número 4

Abril, 2011

Gary Wunder, Redactor

 

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[LEYENDA DE LA FOTO: Donna Hill, y Lyndall Stout sentadas en un sofá con una manta
[LEYENDA DE LA FOTO: Donna Hill se muestra tocando el piano]

La Funda del Disco
por Donna W. Hill

Nota del redactor: Recientemente asistí a una reunión del Programa Individualizado Educativo, IEP, en el que un distrito escolar de una niña de segundo grado, decidió suspender su instrucción en Braille.
El Braille sería demasiado lento. El Braille la haría diferente. El tiempo podría haber llegado cuándo la lectura extendida requeriría otra mirada al Braille, pero eso estaba en el futuro, y su preocupación era la enseñanza de planificación del aquí y ahora.



En este artículo, la federacionista de Pennsylvania, Donna Hill, habla de cómo era ir a la escuela donde se esperaba que dependiera de la vista que no tenía, y, las consecuencias cuándo un buen entrenamiento no está disponible para enseñar, y reforzar las habilidades de la ceguera, necesarias para funcionar en forma competitiva. Esto es lo que dice:

Entre los recuerdos de mi infancia, está una monofonía Long Play del musical, Mi Bella Dama, protagonizado por Rex Harrison y Julie Andrews. Lo compré en sexto grado cuándo mi maestro tocaba un espectáculo diferente de Broadway todos los viernes.


En un principio, al leer la Funda del Disco, estaba perpleja. El libro y la letra, fueron escritos por Alan Jay Lerner; la música de Frederick Loewe.
Además, todo se basaba en la obra de George Bernard Shaw, Pigmalión. ¿Tres personas para escribir una historia? A la edad de once, ya quería escribir una novela, y un musical, pero, no podía imaginarme no hacerlo todo por mí misma.


Que yo esperaba trabajar sola, no era imprevisible. Mis esfuerzos para adaptarme no estaban funcionando. Nacida legalmente ciega, de Retinosis Pigmentaria, estaba viviendo en un mundo inferior, entre la ceguera total y la vista normal. Era la primera niña ciega incorporada en nuestro distrito escolar local. En aquel entonces, la teoría era que los niños con impedimentos visuales que, de hecho, podían ver inprenta, deberían leer inprenta. No se tuvo en cuenta los daños y ineficacia de esta estrategia. La letra ampliada no funcionó para mí, ya que, una de las características más malentendidas de la Retinosis Pigmentariaes la visión de túnel. Cuanto más grande la palabra, menos de esta podía ver. Mucho antes de que mi vista de la lectura fallara por completo, estaba armando palabras juntas letra por letra. Los cambios en la iluminación, tales como nubes que pasan sobre mí, me dejó incapaz de leer cualquier cosa por durante varios minutos.


En casa, sostuve mis libros hasta una luz incandescente brillante. Cuándo Recuerdo la lectura de inprenta, aún puedo oler la tinta caliente y sentir el ardor en mis ojos. dolores de cabeza con ampollas eran comunes. Las irregularidades en mi campo visual, y las profundas diferencias que la iluminación pretendía hacer, quería decir, que los adultos estaban desconcertados por mi capacidad visual cambiante. Fui con frecuencia acusada de estar fingiendo.


Mi mayor consuelo era la música. Desde los cuatro años de edad, creía que tenía que hacer algo importante, y que, fuese lo que fuese, se trataba de la música. Mi viaje musical, sin embargo, tuvo muchas dificultades. En el segundo grado, fui seleccionada para cantar en el concierto de Navidad, pero fuí despedida antes del primer ensayo. Los desvencijados peldaños en los que coros están de pie eran nuevos para mí. La visión Túnel, especialmente cuándo se utiliza indebidamente para la movilidad y orientación, causa problemas de equilibrio. Mi lugar estaba en el tercer peldaño. Sin nada que mantenerme en el, me tambaleaba, tratando de ajustarme. El profesor, temiendo que me caería, insistió en que me baje. Me enviaron de vuelta a clase en lágrimas.
Las opciones de cualquiera de darme tiempo para acostumbrarme a los peldaños, o la colocación en el primer nivel, no fueron consideradas.


A pesar de mi rechazo, no obstante, estudié piano, memorizando la música, pues así no tendría que seguir buscándola. Después de cinco años, mi vista se desvanecía, y la música que podía tocar era demasiado complicada para una fácil memorización. No hubo ayuda, sin embargo. Poco después de la compra de Mi álbum, Mi Bella Dama, dejé el piano.


Después de haber renunciado a lo que más amaba, otros compromisos no eran tan difíciles de abandonar. Actividades extracurriculares estaban fuera. el acoso constante me empujó lejos de socializar con mis compañeros. Comencé a tomar decisiones acerca de en qué cuestiones trabajar, y cuales se quedaban en el camino. Inglés estaba bien; la historia estaba fuera. Pronto, incluso, el Inglés fué víctima de las cargas más exigentes de la lectura. El hecho de que, una vez, conseguí estar en la lista de honor de personas merecedoras de reconocimiento, tuvo más que ver con mi capacidad de recoger información de los maestros y compañeros de clase, que de la lectura.


A los catorce años, comencé a enseñarme a mí misma la guitarra, y a escribir canciones. Era un poco poeta, y mis habilidades en la poesía se mezclaban muy bien con la escritura de la letra de canciones. Aparte de un momento en que nuestra vecina me invitó a cantar en el hogar de ancianos donde trabajaba, no tenía medios para interpretarla. Con la ayuda de Libros Parlantes, obtuve una licenciatura bachelor, en literatura del Inglés. Sólo después de la universidad, cuándo me entrené con mi perro guía, me enteré acerca del Braille.
Enseñándome a mí misma lo básico, me permitió vivir de manera independiente. Comencé la confección de etiquetas para las especias, y documentos importantes. Utilicé el Braille para la letra de mi canción, recetas, y listas de tareas pendientes. Incluso hice una etiqueta e inserté la lista de temas para ese álbum, Mi Bella Dama. Sin un entrenamiento real, sin embargo, mi capacidad de uso de Braille para leer el material apropiado para mi edad evolucionó de forma demasiado lenta como para borrar el daño que se había hecho.


Pronto tuve que enfrentarme a la realidad de que no estaba preparada para el mercado del trabajo. Siempre he querido dedicarme a la música, pero era dolorosamente tímida, y no tenía experiencia de trabajo con otros músicos, o de aparecer en público. Mi respuesta fué convertirme en una artista callejera en Filadelfia. Los medios de comunicación locales lo habían notado, y comencé a hacer mis propias relaciones públicas. En mis trece años como trovador, grabé tres álbumes; aparecí en cientos de escuelas, iglesias, y bibliotecas; recibí numerosos elogios por mis canciones y proyectos especiales.


Entonces la vida se interpuso. Estaba grabando mi tercer disco compacto cuándo me encontré con un bulto en el pecho. Era cáncer, pero yo sabía cómo sobrevivir. Después del tratamiento, volví a los estudios y terminé el proyecto. Mi esposo y yo planeábamos llevar a, The Last Straw, a Nashville. El original y la cubierta del arte apenas habían  salido por la puerta, sin embargo, cuándo me había encontrado otro bulto. El segundo diagnóstico me dejó financieramente, físicamente y emocionalmente agotada. Tenía que comenzar de nuevo, pero ¿cómo?


El translado a las montañas, el aprender a utilizar una computadora con el programa software de texto-a-parlante, y una solicitud de una organización no lucrativa de la que nunca había oído hablar, me trajo a mi nuevo camino. la División de Artes Escénicas de la Federación Nacional de Ciegos (PAD, NFB) me pidió que donara mi canción "


al PAD's Sound in Sight en disco compacto, una recopilación de varios temas por género, de artistas ciegos. En la promoción del disco compacto, que financia programas de la División de Artes Escénicas, PAD, me dí cuenta de que las habilidades de relaciones públicas que había desarrollado en Filadelfia eran necesarias, y no sólo para ayudar a PAD.


Cuándo era niña, el 50 por ciento de los niños Estadounidenses ciegos y con deficiencias visuales aprendían braille. Hoy en día, a pesar de fuertes conecciones sobre la alfabetización en Braille, y la independencia, la tasa de alfabetización en Braille, es sólo del 10 por ciento.
Más del 70 por ciento de los estadounidenses ciegos en edad de trabajar están desempleados. De aquellos que trabajan, y tienen éxito como abogados, ingenieros, mecánicos, químicos, y en un sinnúmero de otros campos, más del 80 por ciento leen Braille. Los libros de audio, y las computadoras parlantes, aunque son herramientas insustituibles y valiosas, no son sustituto de Braille, que sigue siendo la única herramienta que ofrece la alfabetización verdadera a la par con la inprenta.


Además de mi trabajo voluntario de relaciones públicas para la División de Artes Escénicas, PAD, de la Federación de Pennsylvania, escribo para las revistas en línea, Suite 101, y American Chronicle. Cubro temas sobre la ceguera, la música, la salud, la vida silvestre, y de tejer, entrevisto a las personas que usan el teléfono.


El proyecto en el que he estado trabajando de alguna forma desde la escuela primaria se está formando. Mi fantasía de la novela, The Heart of Applebutter Hill, presenta a una niña de catorce años de edad que, como yo, es una compositora que trata con Retinosis Pigmentaria. El libro, por supuesto, tiene música. En cuanto a
colaboración, pues bien, tal vez voy a conseguir a alguien más para escribir el guión.
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