[Nfbespanol-talk] Por qué Soy Federacionista

Frida Aizenman aizenman at earthlink.net
Sat Jan 7 20:39:34 UTC 2012


Braille Monitor

Volumen 55, Número 1

Enero, 2012

Gary Wunder, Redactor

Por qué Soy Federacionista

                             por Kenneth Jernigan
Puede ver la foto en HTML en su navegador.

[LEYENDA DE LA FOTO: Kenneth Jernigan camina por las calles de Des Moines a principios de los setenta.] 

http://www.nfb.org/images/nfb/Publications/bm/bm12/bm1201/bm120108.htm

 

Nota del redactor: Cuando me uní a la Federación Nacional de Ciegos en los años de los setenta, una de las grabaciones más poderosas y conmovedoras que había escuchado, era de la forma elocuente en que el Doctor Jernigan había dado razones por las que había dedicado su vida a la edificación y el fortalecimiento de la Federación. Se sentó y grabó un mensaje que se iba a tocar en una reunión organizacional en Vermont. Por décadas, la grabación fué un instrumento eficaz para la organización, a medida que habíamos trabajado para establecer nuevos capítulos y fortalecer los ya existentes.


Poco a poco, este comenzó a parecer un poco pasado de moda. Los relatos que el Doctor Jernigan había contado, ya los habíamos oído. Con el tiempo, no estaban disponibles. Recientemente, se han puesto en nuestro sitio web. Nunca se habían transcrito a la inprenta, por lo que, sólo la grabación del Doctor Jernigan dirigiéndose a los Federacionistas nuevos de aquel entonces se puso. Consideramos que era importante poner este documento a disposición de todos una vez más. Hemos hecho todo lo posible para capturar e imprimir el tono informal de la conversación, y los comentarios del Doctor Jernigan. Aquellos que reciben el Braille Monitor como una grabación oirán su voz de nuevo. Los lectores de inprenta y Braille tendrán que conformarse con la transcripción. Los insto ardientemente a que visiten nuestro sitio web para escuchar la grabación original en
http://www.nfb.org/images/nfb/Audio/Misc_2011/Why_I_Am_A_Federationist.mp3


Aquí está:

Saludos a todos ustedes. Me agradaría mucho poder estar presente hoy con ustedes en esta gran ocasión para los ciegos de Vermont, y de hecho, para los ciegos del país, ya que, con la organización de la Federación en Vermont, sólo tenemos dos estados más para entrar, Dakota del Sur y Wisconsin. Estos entrarán en la Federación en algún momento durante los próximos meses. Sé que el equipo organizador, bajo la dirección de Shirley Lebowitz, ha tenido un tiempo entusiasta, a medida que esta organización ha sido traída a la existencia, y Sé también que ustedes, los nuevos miembros de la Federación Nacional de Ciegos de Vermont, han participado en ese entusiasmo.

Hoy, están tomando parte en un acontecimiento histórico, ya que están forjando una nueva filial estatal en el movimiento de los ciegos organizados.
Considero que encontrarán que los programas para las personas ciegas en el estado de Vermont y, de hecho, las condiciones de vida para las personas ciegas van a mejorar como resultado de lo que están haciendo hoy, y que, van a mejorar notablemente y bastante pronto. Ahora, se están convirtiendo en parte de la familia de la Federación. Esto significa que, trabajamos juntos a nivel estatal, nacional, y local, para mejorar las condiciones de todas las personas ciegas.



Una vez más, permítanme decirles lo mucho que me agradaría poder estar hoy con ustedes.
Ya que no puedo, deseo que escuchen algunos comentarios que he grabado para ustedes acerca de por qué soy Federacionista. Me agradaría que escuchen mi experiencia personal. Tal vez, les diga algo de por qué trabajo tan arduamente como lo hago en este movimiento, y por qué considero que es tan importante, no sólo para mí como persona, sino que, para todas las personas ciegas.



Saben que crecí en una granja en el estado de Tennessee, y, cuando era niño, las cosas eran muy diferentes para las personas ciegas de lo que son ahora.
Mi madre y mi padre me querían, pero al mismo tiempo, no sabían qué pensar, ni sabían que podía yo hacer como persona ciega. Muchísimas veces me habían dicho, "Bueno, debes darte cuenta de que no puedes hacer esto o esto o esto cuando crezcas", me dijeron, más de una vez supongo, "ojalá que tú y tu hermano vivan cerca uno del otro para que él pueda ayudar a cuidar de ti". No estaban tratando de menospreciarme; decían lo que estaba en su corazón, lo que pensaban que se podía esperar que las personas ciegas hicieran.



Fuí a la escuela estatal para ciegos, Tennessee State School for the Blind. No sé cuantos de ustedes fueron a una escuela residencial, pero habían algunas prácticas que, incluso ahora, no sé por qué, no puedo comprender la razón de ellas. En parte, su política hacia la materia de lectura, y hacia el estudio. Si estaba en el primer grado en esa escuela, no podía leer los libros, excepto en veces especificadas durante el día, y no podía venir por la noche al salón de estudio; era un privilegio, supuestamente, poder estudiar en la noche, e iba a la cama con los niños pequeños. Ahora bien, cuando estaba en segundo grado, la política era que se podía venir por media hora en la noche, y se podía estudiar, pero no se podía sacar libros. No se podía en el primer grado tampoco, por supuesto. Se podía escribir en braille, pero sólo se podía tener la cuarta parte de una hoja de papél Braille. Supongo que la escuela debió de haber estado, terriblemente escasa de fondos en aquel entonces.



Para cuando llegué al tercer grado, aunque aún no podía sacar libros, podía estudiar durante una hora por la noche. Podía venir, ya que era un chico más grande para entonces.



Ahora bien, cuando se llegó a los grados intermedios, cuarto, quinto y sexto, se podía venir por una hora en la noche al salón de estudio, y se podía también sacar un volumen en braille los fines de semana. No se podía sacar los libros durante la semana para leer por diversión, pero se podía sacar uno en el fín de semana, y por supuesto, muy pronto algunos de nosotros llegamos a, bueno, tratamos de eludir esta prohibición. Nos gustaba sacar libros en serie. Yo sacaba, por ejemplo, el volumen número dos, y otro compañero tenía el volumen número uno, y alguien más tenía el volumen número tres, y nos quedábamos levantados toda la noche del viernes y toda la noche del sábado también, a veces leyendo, y el que tenía volúmen número tres comenzaba a leer el volumen número tres. Esto fué en contra de las reglas, pero lo hicimos de todos modos.



Para el tiempo en que llegué al séptimo grado, se podía sacar libros y llevárselos durante la semana, o los fines de semana, y podía tenerlos en su habitación. Para aquel entonces, la actitud hacia la lectura estaba bastante bien fija.



Ahora bien, permítanme volver atrás por un momento. Es solitario para un niño ciego, o Ciertamente, lo fué en una granja, en un entorno rural, en aquellos días. Recuerdo que, durante el tiempo antes de ir a la escuela, no había radio ahí; no había fonógrafo; no había electricidad. Por lo general, no había nadie para jugar, con excepción de los niños que estaban orientados a los juegos que los niños videntes juegan, y nadie para estimular o ayudar a hacerme creer que yo podía hacer cualquiera de esas cosas. Ahora bien, por supuesto, había hecho un poco de ello de todos modos, pero, marca una diferencia si tienes a alguien diciéndo, vamos, tú puedes hacer esto, alguien que, ayuda en la ampliación, más allá de lo que uno considera que puede hacer, o por otro lado, si tienes a alguien que siempre está diciendo, realmente, no puedes esperar hacer esto, pues uno, como que se aleja de lo que tendría una tendencia a hacer.



El primer verano, después de que me fuí a casa, de la escuela, fué un tiempo de soledad. Recuerdo que alguien, no sé quién era, puso mi nombre para obtener un pequeño libro difundido por el Club de Leones, llamado, Juvenile Braille Magazine.
No sé si la revista todavía se publica o no, pero tenía unas cincuenta o sesenta páginas en el mismo. Podría haberlo leído todo en una hora, pero no lo hice, porque esa era toda la lectura que yo tenía. No sabía acerca de algunas de las bibliotecas para ciegos, así que, racioné la lectura de modo que tuviera algo que hacer.



Supongo que les da una idea de los antecedentes con los que entré en la escuela, y en la escuela secundaria. Ahora bien, de algunas cosas vale la pena hablar, considero que acerca de la vida en la escuela secundaria. Nos preguntábamos qué haríamos cuando saliéramos de la escuela secundaria. Muchos de nosotros hablábamos con bastante valentía acerca de lo que habíamos planeado, pero considero que, en secreto todos nos preguntábamos si tendríamos un trabajo o si la escuela pondría fín a nuestra vida efectiva. No es así, ya saben, con los niños videntes, o desde luego, no lo era entonces, y considero que no lo es ahora. Lo que hicimos fué pensar en términos de ir al taller, y hacer escobas, o posiblemente, ir a parte de la tierra de nunca jamás, a la universidad con la esperanza de que más allá de ese tiempo habría algo. La mayoría de nuestros maestros no creían que las personas ciegas podían hacer algo. No habían dicho eso, y si se les hubiera preguntado, lo habrían negado, pero, en realidad, no creían que las personas ciegas podían competir en igualdad de condiciones con los demás. Esto se mostraba a través de todo lo que decían y hacían. Por ejemplo, si teníamos visitantes que venían a la escuela, y algún estudiante les iba a mostrar todo, la persona con la mayoría de la vista era escogida, inevitablemente. Si tenía que haber una silla movida, o alguien iba a ayudar a descargar algo, siempre al chico con la mayoría de la vista se le pidió que lo haga.



Teníamos una especie de campamento que los Leones habían comprado para la escuela, y de vez en cuando, una o dos veces al año, salíamos en excursiones de campamento. A veces las personas que eran Boy Scouts o, a veces los chicos en un determinado grado o las niñas en un determinado grado iban allí y pasaban la noche.
Inevitablemente, cuando la cocina se debía hacer, o una fogata iba a ser construida, los niños con la mayoría de la vista lo hicieron, y los totalmente ciegos, se esperaba que esperaran hasta que el alimento fuera preparado, y entonces podían comer.



Ahora bien, nadie dijo que tenían la capacidad en proporción directa a la cantidad de vista que tenían; sino que, fué mucho más contundente y mucho más devastador que eso, debido a que cada acción estaba orientada, cada programa se estructuraba, cada pensamiento, cada palabra tenía el objetivo de mostrar, en forma gráfica, que la ceguera significaba inferioridad. Considero que todos nosotros hemos aprendido bien esa lección.



De alguna manera, sentía que no tenían razón, y no lo creía. Pero era sólo un niño, y no tenía ningún indicio. No conocía a personas ciegas que tenían éxito como científicos, o abogados, o profesores u hombres de negocios. Uno o dos habían tenido éxito, pero muchos no, y por lo general, no venían a estar alrededor, y asociarse con nosotros, para alentarnos y estimularnos. No había sentido de comunidad, no había sentido de que teníamos un problema común debido a que somos ciegos.



Ahora bien, una cosa más sobre la escuela antes de dejarlo: Cuando estaba a punto de graduarme de la secundaria, me acuerdo muy bien de estar en lo que se llamaba la sala, porque esta escuela de Tennessee se hizo de una vieja mansión sureña que había sido donada al Estado para ese fín. La mejor habitación se llamaba la sala. Yo estaba allí, y el consejero de rehabilitación vino a hablar conmigo. Fué la primera vez que me encontré con la palabra "factible". Me preguntó qué es lo que deseaba hacer. Estábamos bastante de acuerdo en que yo iría a la universidad. Me preguntó qué deseaba hacer, y le dije que: "Bueno, deseaba ser abogado". Bueno, él dejó eso, y habló sobre el clima, y de una cosa u otra, y luego volvió y me dijo,
"Ahora bien, ¿por qué no me dice dos o tres cosas que podrían ser objetivos."



Bueno, yo era impetuoso y joven, y muy decidido, y dije, "Oh, No necesito decirle dos o tres cosas. Deseo ser un abogado."



Dijo, "Bueno, considero que no es factible. Tendría que ver los rostros de los miembros del jurado; tendría que hacer investigación; no podría hacer eso; y no sería capaz de manejar las apariencias en persona en la sala del tribunal, y no sería capaz de manejar la lectura que tendría que hacer ".



Le dije, "Bueno, ¿me está diciendo que una persona ciega no puede ser un abogado?"



Dijo: "Bueno, sólo estoy diciendo que no es práctico, no es factible." Discutí, pero al final llegamos a esto: lo dijo mucho más cortezmente, y de una manera mucho más elegante que esto, pero lo que finalmente dijo fué, en efecto, "O va a la universidad para ser un abogado, y paga por sí mismo, o va al colegio para ser algo más, y le ayudaremos a pagar por ello." Bueno, no tenía dinero. Así que fuí, y me volví algo más.



Ahora sé que él estaba equivocado. Lo sabía en aquel entonces, pero no pude demostrarlo, ya que no conocía a abogados ciegos que ejercían con éxito. Conozco probablemente, medio centenar o más ahora. Nadie debería haber tomado tanto poder sobre la vida de otro ser humano, especialmente cuando estaba equivocado. Sin embargo, el punto es que él no estaba tratando de ser cruel; no estaba tratando de ser arrogante.
Hizo lo que hizo porque no sabía lo que hacía. Lo hizo porque no creía en las posibilidades, en las capacidades de las personas ciegas, eso es realmente a lo que asciende.



De todos modos, fuí a la universidad, y, cuando terminé la universidad, hubo algo interesante que me sucedió. Me fuí, después de los trabajos de grado, para un grado académico. Entonces, al terminar eso, fuí al presidente de la universidad, pues, (él y yo habíamos llegado a conocernos bastante bien), y le dije, "desearía, mientras que sigo adelante y trabajo hacia un doctorado, que me dés una ayudantía, para que me permita tener una posición de enseñanza aquí, y que me permita ir adelante y hacer mis estudios".



Él dijo: "Mira, no voy a hacerlo".



Le dije: "Díme por qué".



Dijo: "Bueno, creo que probablemente harías mejor trabajo que cualquier otra persona que pudiera encontrar. Considero que tu expediente académico lo indica, y considero que tu personalidad lo indica. Sin embargo, podrías fracasar, y si es así, entonces, considero que podría encontrarme con una buena dosis de presión social por haber despedido a una persona ciega. También considero que le haría daño a mi conciencia, considero que sería molesto, y no voy a correr el riesgo."



Le dije, "Si todo el mundo siente de esa manera, voy a morir de hambre, o de lo contrario voy a tener que vivir del bienestar."



Me dijo, "Mira, he llegado a conocerte muy bien, y voy a nivelarme contigo. Es tu problema."



Le dije, "Voy a darte crédito: Por lo menos eres sincero. Pero algo Tiene que ser hecho para alterar este tipo de cosas. Esto no está bien." Pero no obtuve el trabajo.



De la universidad me fuí a enseñar en la escuela para ciegos en Tennessee. El mismo día que recibí la oferta de hacer la enseñanza en la escuela, También tuve una oferta para ir a la docencia universitaria como maestro asistente, y probablemente habría seguido adelante y habría hecho un trabajo más de posgrado. Tuve que decidir, ¿deseaba ir a la docencia universitaria, o deseaba volver a trabajar con los ciegos? Decidí volver a la escuela ya que pensaba que para los niños ciegos debería haber algunas oportunidades, y alguna estimulación que yo no había tenido. Que debían tener a alguien trabajando con ellos para decirles, mira, tú lo puedes hacer; esto se puede hacer. No te quedes corto.
Y también, para decirles a ellos, tempranamente, tienes que comenzar a creer que la manera de resolver tu problema es juntarte con otras personas ciegas que también están teniendo algunas de estas dificultades con la sociedad, y que se debe de tener una acción común, una acción conjunta. Creo que fue por esa época que comencé a sentir esto bastante fuerte.



Muy pronto después de ir a la escuela para ciegos en Tennessee, comencé a ser muy activo en la organización, es decir, muy poco después, de que me convertí en un maestro de ahí, comencé a ser muy activo en la organización de los ciegos, en la Federación en ese estado. Un día, después de haber estado allí un tiempo (que fué alrededor del tercer o cuarto año de mi docencia), una de las maestras videntes vino a mí, y estaba llorando. Para entonces, yo era presidente de la filial estatal de la Federación. Ella me dijo, "¿De qué sirve esta organización de los ciegos?"



Le dije, "Bueno, tengo una idea, por la forma en que estás hablando, y el hecho de que estás llorando, que no se trata simplemente de una cuestión académica que me estás haciendo. ¿Por qué no me dices lo que tienes en tu mente, e intentaré tratar con ello."



Ella dijo, "Uno de mis alumnos llegó a mi clase de hoy con un arañazo y sangre en el cuello. Estaba llorando, y los otros alumnos estaban trastornados. Estos son alumnos de quinto grado, y me dijeron que este maestro le había dado una patada a uno de ellos en la espalda, y había golpeado a otro en la boca. Dijo que, si a alguien más no le gustaba, le daría una patada en los dientes para que se los tragaran a su garganta. Ellos están trastornados, y tienen miedo.



Fuí con ellos al superintendente, y le pregunté qué es lo que iba a hacer al respecto. El superintendente los había confinado a sus habitaciones durante una semana en todas sus horas libres ya que estaban causando problemas. Ella dijo, "No sé qué hacer."



Le dije: "Bueno, está bien, yo sé que hacer. ¿Estás dispuesta a jurar esto? ¿Estás dispuesta a ponerlo por escrito y firmarlo?"



Me dijo, "No puedo permitirme perder mi trabajo."



Le dije, "¡No lo harás! Cualquier cosa que pase, tú no perderás tu trabajo." Ella firmó una declaración jurada, y yo me hice un examen de conciencia, puesto que sabía lo malo que el maestro había sido. Sabía que había tomado libertades con algunas de las niñas de la escuela secundaria allí. Sabía que él tomaba, muy a menudo, mientras que en el trabajo, y sabía que, aunque el superintendente no había participado en algunas de esas actividades, había perdonado lo que este hombre había hecho, y lo toleraba. Él había sabido al respecto.



Así que, muchos de nosotros fuimos en nuestra calidad de miembros de la organización del movimiento de los ciegos, y le dijimos a la junta directiva estatal educativa, "Tienen que hacer algo al respecto. Si no, vamos a ir a la prensa con ello, tienen que hacerlo." Así que al final del año, la Junta Directiva Estatal Educativa despidió al superintendente y despidió al maestro en cuestión, ya que dijeron que los cargos eran ciertos. Me echaron porque decían que no había sido leal a mi empleador. Supongo que está bien. Pero no se despidió a la maestra que había hecho la declaración jurada; dejamos claro que no toleraríamos eso. En cierto modo, supongo que eso es lo mejor que me ha pasado a mí. No me quejé de eso; pensé que valía la pena. Sin embargo, me hizo pensar en la necesidad de una sólida organización de ciegos, ¡una auto-organización!



¿Es el caso de Tennessee, que he descrito único? Creo que no. ¿Cosas que son comparables pasan ahora? Creo que sí. No conozco las circunstancias, pero considero que las personas ciegas todavía no han llegado a la plena ciudadanía de primera clase.



Me fuí a California. Trabajé allí durante cinco años en los programas para ciegos como asistente del director del centro de orientación en California (el centro de entrenamiento). Luego, vine en 1958 a Iowa, y vine en una reducción de salario. La razón por la que vine fué que era una oportunidad para uno de nosotros como un líder en el movimiento de la Federación, dirigir un programa estatal para ciegos, y para demostrar la filosofía de la que hemos estado hablando.
Saben que, fué fácil para los directores estatales y para otros decir, "Muy bien, la gente en la Federación pueden criticar, pero no tienen el problema de conseguir presupuestos, de tratar con los legisladores, de administrar los programas, de encontrar personal, de tratar con las personas ciegas que pueden ser recalcitrantes.
Ustedes no tienen esos problemas, así que es fácil criticar."

En cambio, si pudiéramos tener un programa estatal y hacer que funcione, y demostrar, lo que nuestra filosofía significa, y lo que es, entonces sería otra cosa. Fué en parte por esa razón que había venido a Iowa con la determinación de que, pasara lo que pasara, teníamos que tener un programa exitoso, que sería significativo para las personas ciegas.



Recuerdo muy bien que, después de haber sido nombrado en Iowa, y antes de que llegara al estado, fuí a otro estado para una convención de nuestra filial. El director de programas para las personas ciegas en ese estado llegó a esa convención (esa fué la primera vez que había hecho ese tipo de cosas) y me buscó, me hizo a un lado, y me dijo, "Me doy cuenta de que haz estado en la Federación, y que haz tomado un soporte militante muy activo en algunas de estas cosas. Considero que está muy bien que continúes en la Federación; es una buena cosa, ya que puedes ser muy útil allí a todos nosotros en el trabajo con los ciegos. Pero ahora estás al otro lado de la mesa. Tú eres uno de nosotros, y considero que vas a ver mucho las cosas de manera diferente. Considero que puedes esperar una buena cantidad de avance en las organizaciones de los profesionales, que tratan con el trabajo con los ciegos".



Escuché lo que dijo, y me fuí a casa a California. Hablé con el Doctor tenBroek al respecto. El Doctor tenBroek dijo, "¡Por que ese desgraciado piensa que tienes pocos principios como lo hace él!"



Por supuesto que no llegué a ser menos activo en la Federación. No cambié mis lealtades. Considero que un hombre puede hacer un buen trabajo como director de programas de los ciegos, y todavía poseer sus lealtades primordiales a las personas ciegas, y todavía sentir que nadie, incluyendo una persona ciega, que es director de un programa de los ciegos, puede hablar por las personas ciegas a menos que las personas ciegas lo elijan a esa posición. Considero que cada vez más y más, las personas que trabajan en agencias para ciegos deben llegar a reconocer la validez, de hecho, la necesidad de auto-organización de personas ciegas.



Entonces, ¿qué tiene todo esto que ver con la reunión de esta noche? ¿Qué tiene que ver con la razón de por qué soy federacionista? Considero que estamos en medio de transición y cambio en este país. Considero que no siempre estaremos en medio de transición y cambio, la gente no es así.
Ninguna sociedad se mantiene fluida para siempre. Hay períodos de cambio y luego períodos de descanso. Considero que, probablemente, estamos fijando el tono para los próximos cincuenta, sesenta, setenta años, durante esta década. Considero que es importante que el mensaje correcto sea dado a la sociedad y a los mismos ciegos, en lo que la ceguera es en realidad, y lo que significa.



Así como es importante para otros grupos, es importante que las personas ciegas elijan su propio destino, y tengan algo que decir acerca de lo que va a ser hecho con sus vidas. Sabemos que el Consejo Nacional de Acreditación, National Accreditation Council, es decir, NAC, está tratando de ganar respetabilidad, y está tratando de establecer el patrón y el tono de todo el trabajo con los ciegos. Sabemos que cada vez más y más, en la era computarizada, hay una tendencia a deshumanizarnos a todos nosotros como ciudadanos, y como gente ciega. Esto no es porque alguien está tratando de, deliberadamente, ser malo con nosotros o hacernos mal, no, en absoluto. Es simplemente parte de la era en que vivimos. La forma de contrarrestar ese tipo de cosas es a través de la auto-organización. Es por eso que soy federacionista; Es por eso que considero que ustedes son Federacionistas. Vale la pena dar. Vale la pena dar tiempo y dinero; vale la pena dar parte de nuestra vida; porque eso es lo que el tiempo es; es parte de tu vida.



Considero que no hay otra manera para que las personas ciegas tengan plena ciudadanía de primera clase, sino que a través de la auto-organización, a través del movimiento de los ciegos organizados. Esta es la razón por la que soy parte de la Federación; es por eso que doy mis noches, fines de semana, y todo el tiempo que puedo.



Considero que hemos hecho enorme progreso como Federacionistas, y considero que no sólo estamos ayudando a las personas videntes en la comunidad en general a llegar a nuevas actitudes sobre la ceguera, sino que nos estamos ayudando unos a otros para entender las nuevas verdades sobre lo que la ceguera es y lo que no es. Nosotros, por supuesto, debemos darnos cuenta de que, aunque muchas personas videntes no entienden los problemas que tenemos, muchos lo hacen, y como cuestión de hecho, algunos de ellos son los trabajadores más fuertes. Algunos de los mejores miembros que tenemos en la Federación Nacional de Ciegos, son personas videntes. Lo que realmente cuenta es la actitud, el estado de ánimo, la idea de que nosotros, como personas ciegas, debemos ser capaces de trazar nuestro propio destino, eso es lo que cuenta.



Considero que hay cosas que debemos evitar. Es fácil, si es parte de un grupo minoritario, cada vez que tiene un fracaso de echarle la culpa al público en general, y decir, si se me hubiera dado la oportunidad por personas videntes, entonces, podría haber hecho esto o esto o esto. Eso no siempre es cierto. Debemos comenzar por asumir la responsabilidad de nuestros propios fracasos.
Debemos tratar de mejorar nuestras vidas. Hay que evitar culpar a las personas videntes, o a las agencias que hacen el trabajo con los ciegos, por todos los problemas que tenemos. Debemos tener una actitud madura. No debemos ser simplemente llorones. No debemos, por un lado, pedir la igualdad de trato cuando la deseamos, y, por otro lado, pedir favores especiales, y trato especial cuando queremos eso. Tenemos que hacer del Federacionismo, la cosa viva, creciente, y viable que es. Debemos hacer que sea una realidad y no una simple filosofía de la que se está hablando.



Por otro lado, debemos tratar de reformar las agencias que hacen el trabajo con los ciegos. Debemos tratar de llevarlas a nuevas formas de pensamiento acerca de la ceguera, y también debemos tratar de educar al público para llevarlo a nuevas formas de pensamiento sobre la ceguera. Es por eso que, hemos sacado al público anuncios de servicio que están siendo enviados a las emisoras de radio, por qué estamos instando a las filiales a llevar esas grabaciones (y también los anuncios de televisión a los canales de TV) para poder hacer llegar el mensaje al público.
Es por eso que tenemos que tratar de encontrar nuevas personas ciegas que no están familiarizadas con nuestro movimiento para que ellos también puedan participar en el progreso que estamos haciendo. Todos somos juzgados, cada uno por el otro. Es por eso que las acciones de la organización son tan importantes para cada uno de nosotros, miembros y no miembros por igual.



Considero que, ahora les he dejado en claro, en cuanto a lo que a mí respecta, que lo más importante, en la mejora de las vidas de las personas ciegas, que tenemos hoy, es la Federación Nacional de Ciegos.
Esta es la razón por la que soy miembro de esa organización. Es por eso que trabajo para tratar de traer a otras personas ciegas a ella. Considero que es por eso que debemos correr la voz a todas las personas ciegas que podamos alcanzar, y por qué tenemos que correr la voz a las personas videntes, a tantas de ellas como podamos llegar. Hay una gran cantidad de buena voluntad hacia nosotros por parte de las personas videntes. Hay que aprovechar la buena voluntad, pero no debemos abusar de ella. Tenemos que ver que esa buena voluntad sea el vehículo para la mejora real. Tenemos una gran tarea por delante de nosotros. Tenemos un trabajo que vale la pena hacer. También tenemos una labor que es importante, tan importante como la vida y el destino de todos nosotros.



Les dije, en primer lugar, que deseaba hablar con ustedes acerca de por qué soy Federacionista. En cierto modo, por supuesto, estoy hablando con ustedes acerca de por qué todos nosotros debemos ser Federacionistas, ya que, aunque los detalles de sus experiencias pueden variar de los detalles de las mías, sin embargo, el patrón general de la historia es la misma. Es un patrón de cambio. Hoy es mejor para nosotros ahora de lo que solía ser antes. La copa está medio vacía o medio llena, en la forma en la que lo desee poner. Pero si la vamos a llenar el resto del camino, si vamos a avanzar, entonces, tenemos que hacerlo como un movimiento; tenemos que hacerlo como una Federación.



Me siento contento de haber tenido la oportunidad de estar con ustedes, si no en persona, entonces, por cinta grabada, ya que esta es la mejor manera y la única manera que podía llegar a ustedes esta noche. Ojalá que su reunión haya sido un éxito. Ojalá que redoblen sus esfuerzos (por muchos que hayan sido) en el año venidero a fín de fortalecer a la Federación, para ser parte de ella, y para ser parte de ella no sólo de nombre, sino en espíritu, y en conseguir que otras personas ciegas formen parte de ella. Ojalá que se pongan las insignias de la Federación. Es un símbolo; le dice al mundo que es parte de un movimiento. Ojalá que lea y estudie el Monitor, y los comunicados de la presidencia que van saliendo. Ojalá que le hable a otras personas ciegas, y con el público en general sobre el movimiento. En otras palabras, espero que vivan el Federacionismo y que se refuercen mutuamente unos a otros en el mismo. Esta es la forma en que vamos a liberar a las personas ciegas, liberarnos unos a otros, y liberarnos de la esclavitud bajo la que hemos estado por generaciones, de hecho, a lo largo de toda la historia registrada. Es por eso que soy Federacionista.
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