[Nfbespanol-talk] Peregrinación a Coupvray

Frida Aizenman aizenman at earthlink.net
Sun Jul 15 00:45:44 UTC 2012


Braille Monitor

Volumen 55, Número 7

Julio, 2012

Gary Wunder, Redactor

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[LEYENDA DE LA  FOTO: Debbie Stein toca y utiliza una pizarra utilizada por Luis Braille]

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Peregrinación a Coupvray
por Debbie Kent Stein

Nota del redactor: Debbie Stein es una lectora de Braille de toda la vida, una líder en la filial de Illinois, y directora de la revista Future Reflections de la Federación, para padres de familia y maestros de niños ciegos. Ella y su esposo, recientemente, visitaron Francia. El siguiente artículo es la descripción de una importante excursión que hizo mientras estaba en París.

Esto es lo que Debbie dice:

En 1819, a la edad de diez años, Luis Braille viajó en diligencia, de la aldea Francésa de Coupvray a París, donde se matriculó en la Institución Real para Jóvenes Ciegos. El viaje de veinticinco millas tomó cuatro horas. Había transportado a Luis de la seguridad de su cariñosa familia a los retos de un internado en una ciudad ruidosa y congestionada.
El pasado mes de mayo, mi esposo Dick y yo emprendimos el viaje inverso, viajando desde el fragor de París a las tranquilas calles de Coupvray. Nuestro viaje involucró dos cambios en el Metro, un tren, y finalmente un autobús desde el pueblo soñoliento de Esbly. Con toda la rapidez de los viajes del siglo XXI, el viaje todavía tardó cuatro horas. El último tramo del viaje fué el de más reto para nosotros. Estudié francés por sólo un año en la escuela secundaria, y Dick nunca ha estudiado el idioma en absoluto. Pude descubrir palabras suficientes para reconstruir una pregunta, pero la respuesta, por lo general, me dejaba moviendo la cabeza y repitiendo, "Je ne pas comprends".
En Esbly, le pregunté a un extraño después de otro, donde podríamos tomar el autobús a Coupvray. Indefectiblemente, la gente trató de ser útil. Ellos señalaron y explicaron, y señalaron un poco más. Dick pudo ver los gestos, pero, sin un lenguaje común de comunicación, por lo demás, este se fracturó. Una cosa se volvió abundantemente clara, y era que Coupvray no era un destino turístico frecuente.
Por fín, la bondad de extraños nos había llevado a un lugar solitario en el lado de la carretera, donde, se nos aseguró que el autobús a Coupvray aparecería. Ahí no había ninguna señal, ningún banco, y, ciertamente, ningún indicio de un autobús. Y por supuesto, empezó a llover. Oí un rugido de tren de París con destino a la estación a dos cuadras de distancia. Tal vez deberíamos trepar a bordo e ir hacia atrás por el camino que habíamos venido. Pero deseché la idea en un instante. No podía estar tan cerca a Coupvray sin visitar el lugar de nacimiento de Luis Braille.
Para mí, el Braille ha sido siempre un hecho maravilloso de la vida. Me encantan los patrones de puntos por debajo de las llemas de mis dedos, la forma en que revelan las palabras y frases mientras que mis manos se deslizan a través de la página. Incluso, el olor de volúmenes de Braille, esa mezcla de pegamento y papél, y lo añejo evoca una sensación emocionante de posibilidad. Braille es poder. En Braille leí mis primeros libros de cuentos, aprendí mis líneas para obras de teatro de secundaria, tomé notas en las clases de la universidad, y lancé mi carrera como escritora. Escribo las etiquetas en Braille para las especias en mi armario, las botellas en el armario de las medicinas, y los discos compactos están en los estantes en la sala, convirtiendo los objetos desconocidos en las cosas que son fácilmente reconocidas.
El año 2009 marcó el bicentenario del nacimiento de Luis Braille, inventor del código de lectura que es una parte fundamental de mi vida. A medida que personas de todo el mundo se unieron en la celebración, reflexioné sobre la historia del adolescente francés que abrió el camino a la alfabetización para mí y para un sinnúmero de otras personas ciegas. Cuando Dick y yo comenzamos a planear un viaje a París, puse el lugar de nacimiento de Luis Braille en nuestro programa. No sabía lo que íbamos a encontrarnos allí, pero era un lugar que quería visitar.
Finalmente, el autobús se detuvo delante de nosotros, tal como nuestros amigos de Esbly habían prometido. Para cuando llegamos a Coupvray, la lluvia había cesado. Surgimos en una calle semi-desierta llena de sol y canto de pájaros. Después de aún más preguntas a los pacientes extranjeros, por último llegamos a nuestro destino, la vieja casa donde nació el inventor y pasó sus primeros años.
Nuestro guía en La Maison de Luis Braille se llamaba Stephan. Fué caluroso, conocedor y entusiasta de la casa y sus tesoros. En su detenido Inglés explicó que la sala principal de la casa y el taller de al lado se han restaurado para verse como probablemente aparecían durante la infancia de Luis. Ninguno de los muebles originales han sobrevivido, pero la casa se ha amueblado con piezas auténticas de principios del siglo XIX para comunicar la forma en la que la familia Braille puede haber vivido.
El padre de Luis Braille era un fabricante de arneses, sillas de montar, y otros artículos de cuero; y su negocio anclada a la familia en la modesta clase media de Coupvray. Por los estándares de la época, la casa de Braille era cómoda y bien amueblada. Una enorme chimenea dominaba la sala principal de la casa, que servía como cocina, comedor y dormitorio principal, todo en uno.
Aquí los cuatro niños Braille se habíann reunido con sus padres cuando el trabajo del día se llevó a cabo, mientras que una fogata rugiente los abrigaba del frío invierno a una distancia cortés. Stephan me mostró una fila de jarras y velas en la repisa de la amplia chimenea. En la pared colgaba un aro de metal de un pie de diámetro, utilizado para hacer grandes ruedas de queso Brie.
En el taller, Stephan nos mostró una gran variedad de correas de cuero, bolsas y partes de calzado, ejemplos de los tipos de mercancía que el padre de Luis habría producido. En la mesa de trabajo había un número de punzones y cuchillos, las formidables herramientas del oficio de talabartero. Una de esas herramientas había jugado un papél clave en la historia de Luis Braille. Pues, según recuerdo el relato, a la edad de tres, Luis cogió una herramienta punzante y de alguna manera le atravesó el ojo, un accidente que lo llevó a una ceguera total. Me preguntaba cómo el accidente pudo haber ocurrido; si el joven Luis estaba tratando de imitar a su padre, habría perforado un hueco con la herramienta punzante en un pedazo de cuero, apuntando con seguridad la herramienta lejos de su cara.
"No sabemos a ciencia cierta, pero creemos que el accidente se produjo con un cuchillo como este", explicó Stephan. Me entregó un cuchillo con una corta, hoja curva, apuntada en la punta. "Es probable que vio a su padre con un cuchillo como este para cortar el cuero." Stephan sostenía un pedazo de cuero del tamaño de un platillo y demostró cómo el cuchillo puede ser utilizado para cortar una rebanada fina en un borde. "Si Luis usó un cuchillo como este", dijo, barriendo la cuchilla hacia arriba, "entonces se entiende cómo un accidente puede ocurrir."
Yo entendí. En ese instante, un evento que sucedió Hace doscientos años atrás, saltó en un enfoque vívido. Me quedé con asombro en la sala, en donde un niño pequeño tuvo una mala suerte, que cambió el curso de la historia.
Desde el taller, Stephan nos llevó a un pequeño museo que es también parte de la casa natal de Luis Braille. Entre los despliegues de varios libros en inprenta en relieve que se utilizaron en el Instituto para Jóvenes Ciegos antes de que el Código Braille fuera adoptado. Los libros eran muy gruesos y pesaban enormemente, mucho más grandes que los volúmenes en Braille en la actualidad. Pasé las manos por los renglones densos llenos de pequeñas letras en relieve. Trabajosamente, descifré la palabra "mathématique". Me pareció difícil de rastrear la forma distintiva de cada letra, y aún para la construcción de esa única palabra. Ahora entendí de primera mano por qué el sistema de escritura de Luis Braille era una mejora tan dramática.
Después de haber examinado algunos libros en Braille del museo del siglo XIX, así como libros producidos en una variedad de otros códigos de escritura táctil, Stephan sacó una pizarra y un punzón. "Luis Braille inventó este dispositivo para la escritura," me dijo, "y el usó este mismo."
La pizarra de Luis Braille era casi idéntica a la pizarra de bolsillo que llevaba en mi bolso todos los días, excepto que tenía dos líneas en lugar de cuatro.
El papél se ajusta en una tabla de madera fina, y un marco liviano permite que el guía de escritura sea movido a lo largo de la página. "¿Le gustaría escribir en él?"
Stephan preguntó.
Sujeté una tarjeta de nota en la pizarra y cogí un punzón de madera. Yo sabía que mensaje quería escribir. "Merci, Luis." Gracias, Luis.
Al final de nuestra visita, Stephan amablemente nos mostró el camino de regreso a la parada de autobús. En la caminata de cuatro cuadras, le pregunté, qué tipo de trabajo la gente en Coupvray hace hoy. "Algunos viajan a puestos de trabajo en París", respondió. "Y muchas de las personas trabajan en Disney."
"¿Disney?"
"Sí. El parque Francés de Disney es casi todo en Coupvray. Los autobuses especiales corren de ida y vuelta de París durante todo el día." hizo una pausa y añadió con tristeza, "Todas esas personas vienen a Coupvray, pero no se detienen a aprender acerca de Luis Braille ".
"Me alegro de que vinimos", dije. "Gracias por todo."
El autobús se detuvo, y nos subimos a bordo, despidiéndonos con la mano. Escondido en mi bolso, llevaba la nota que había escrito en la pizarra de Luis Braille:
"Merci, Luis."
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