[NFBEspanol-Talk] Luz entre las Tinieblas: Mi Viaje a Través de la Depresión

Frida Aizenman nfbfrida at gmail.com
Tue May 3 01:18:50 UTC 2022


Braille Monitor

Tomo 65, Número 5

Mayo de 2022

Gary Wunder, Redactor

Luz entre las Tinieblas: Mi Viaje a Través de la Depresión

por Rachel Grider

Advertencia de contenido: menciones de autolesión, suicidio y abuso sexual

Nota del redactor: Este artículo apareció por primera vez el lunes, 24 
de mayo de 2021 en nuestro blog, Voice of the Nation's Blind.

Esta es una historia de dolor y sufrimiento.

Elogio a todos los involucrados ya que también es una historia de 
continuar seguir viviendo, y con cada día, Rachel puede tener la 
oportunidad de vivir la vida que quiere.

Cuando nosotros, los Federacionistas, contamos nuestras bendiciones, 
ciertamente ella es una de ellas. Gracias amiga por tu perseverancia, tu 
franqueza y tu capacidad para articular cosas duras

que muchos de nosotros no hemos experimentado pero que podemos comenzar 
a apreciar a través de tus palabras. También te agradecemos la 
honestidad aquí

que puede salvar a otras vidas:

El 26 de febrero de 2013, entré en mi casa adosada de Baltimore con la 
intención de no volver a dejarla viva. Durante demasiado tiempo había 
luchado contra el monstruo que fue mi depresión,

e intenté huir de los oscuros recuerdos que me mantenían cautiva, y 
presentaba una fachada alegre al mundo, aterrorizada de que alguien

vería que me estaba desmoronando dentro. Sabía que mi fachada finalmente 
se estaba agrietando; me automutilaba cada vez con más frecuencia, 
empujando los

límites para ver cuánto daño podría causarme a mí misma sin revelar 
nada. Ahora, sin embargo, había terminado de jugar, había terminado de 
huir; estaba cediendo

a ese monstruo

porque ya no valía la pena luchar.

Durante años había creído que no tenía valor. Me culpé por el abandono 
de mi padre porque me habían dicho que mi ceguera lo había alejado,

y siempre había sentido la necesidad de tratar de compensar eso siendo 
poco saludablemente competitiva en todo lo que hice. También tuve 
algunos recuerdos

más siniestros de

abuso sexual en la primera infancia que perseguía mis pesadillas y 
aumentaba mis sentimientos de inutilidad. Me había castigado a mí misma 
cuando sentí

que no había actuado adecuadamente

en una determinada tarea, al principio negándome a mí misma cosas que 
quería o necesitaba, luego eventualmente haciéndome daño activo.

Había intentado superar

la depresión, la ansiedad y los sentimientos generales de inutilidad al 
superar el rendimiento y abrumarme con actividades, pero este método ya 
no parecía

estar funcionando; el monstruo finalmente me había alcanzado.

En ese momento, honestamente creía que suicidarme era mi único escape de 
esta miserable existencia, y estaría haciendo un favor a todos al dejar

este mundo;

ahora sé que también había una parte de mí que estaba cansada y guardaba 
silencio y necesitaba ser validada.

Sobra decir que no tuve éxito en el suicidio. Me llevaron a un hospital 
y finalmente me obligaron a pasar unos días en una sala psiquiátrica, 
donde estaba atrapada

con poco que me distraiga, excepto mis propios pensamientos tenebrosos. 
Esos pocos días fueron agonizantes, pero estar allí me obligó a 
enfrentarme a mi monstruo

de frente.

Al principio, me sentí como un fracaso de nuevo porque después de todo 
no me había suicidado. Lentamente, sin embargo, comencé a darme cuenta, 
a través

de llamadas telefónicas y visitas, de que

realmente había gente que me quería. Incluso después de enterarse de mis 
problemas de salud mental, el pequeño círculo de amigos y parientes en 
los que

confié

no parecían pensar menos de mí; solo querían hacer todo lo posible para 
ayudarme. Empecé a entender, al menos a nivel académico, que si valgo, y 
que me debía a mí misma y a aquellos que se preocupaban por mí hacer lo 
que se necesitaba para salir de este lugar tenebroso. Me volví más 
abierta con ciertas personas sobre mi lucha, permitiéndoles ayudarme a 
superar mis tiempos más oscuros; mientras hacía esto, descubrí

que no estaba sola, y pude ayudar a otros que también estaban luchando 
con aflicciones similares. Empecé a ir a terapia regularmente, y leí 
libros sobre

Psicología, trauma y autoconciencia. A medida que hacía estas cosas, 
lentamente comencé a entender que no era responsable de las cosas que me 
habían sucedido cuando era niña,

y que merecía ser amada como cualquier otra persona.

También me sentí más cómoda con mi identidad como persona ciega. 
Eventualmente, a través

de estudio, meditación, realizaciones dolorosas, perdón y algunas 
experiencias personales profundas, pude dejar de automutilarme, y dejar 
ir mi ira y abhorrecimiento a mí misma.

Si puede identificarse con cualquiera de los sentimientos que he 
descrito---si está lidiando con una enfermedad mental, ya sea 
circunstancial o biológica,

no está solo, y no debería tener que lidiar con ello solo. Hable con 
alguien en quien confíe sobre sus sentimientos. Llegue a recursos de 
salud mental como

la Línea Directa Nacional de prevención del Suicidio,

National Suicide Prevention Lifeline,

y encuentre un terapeuta con el que pueda ser abierto y honesto. 
Encontrar el terapeuta adecuado para

satisfacer sus necesidades y personalidad

es crucial, así que no se desanime si lleva un tiempo encontrar uno.

El viaje de cada uno es diferente. Todavía lucho todos los días con la 
depresión, la ansiedad y el miedo---la duda y la autocrítica dejadas por 
mis experiencias anteriores.

Pero ahora tengo las herramientas que necesito para lidiar con estos 
sentimientos de manera productiva. No importa dónde esté en su viaje 
personal,

debe saber que por usted, vale la pena luchar,

y aunque su camino pueda ser difícil, aterrador y doloroso, también 
puede encontrar la luz que le ayudará a superar la oscuridad.

Puede comunicarse con

la Línea Directa Nacional de prevención del Suicidio,

National Suicide Prevention Lifeline,

al 800-273-8255.



More information about the NFBEspanol-Talk mailing list