[NFBEspanol-Talk] Por qué hablar de “normal” por James H. Omvig

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Wed Jan 18 21:17:29 UTC 2023


Tomado de: Libertad para ciegos.
Cuando son honestos, la mayoría de la gente —ciegos o videntes— no
cree que los ciegos son normales. Tenemos que hacer lo que sea
necesario para convencer a nuestros clientes de que sí lo son. El
vocablo “normal”, y la inferencia de que los ciegos no lo son, es
parte del diario vivir, y los ciegos necesitan saber que no hay nada
malo en ellos.
Hace unos años pasé un mal rato con una línea aérea que pretendía
privarme del derecho de retener mi bastón en el avión. Como no querían
que el bastón estuviese cerca de mí —entre el asiento y el fuselaje
del avión— y como yo me negaba a dárselos, llamaron a la policía, y
éstos me arrestaron. Tan desagradable experiencia tuvo su origen
cuando un empleado de la línea aérea me preguntó si deseaba preabordar
o abordar con la gente normal. Sonreí, y le contesté: “Si no hay
inconveniente, abordaré con los normales.” Todo fue cuesta abajo de
ahí en adelante.
El punto central del susodicho incidente es, que la persona ciega no
podrá cambiar su actitud hasta que comprenda que es respetable ser
ciego, y que es una persona normal común y corriente. El ser humano
tiene que repetir las cosas una y otra vez, antes de aceptarlas
intelectualmente. Sólo así podrá internalizarlas emocionalmente. Por
tal razón, propongo que el vocablo “normal” se use cada vez que sea
necesario durante el proceso de adiestramiento. Si los ciegos somos
normales, y yo así lo creo, digámoslo. Usualmente, sucede todo lo
contrario. Los ciegos se ven como anormales. Razón por la cual, evitan
confrontar el asunto.
Conozco a una joven ciega que asistió a la misma escuela que su
hermana vidente. Ésta sin embargo, nunca le dijo a sus amigos que su
“amiga” ciega, era en realidad su hermana. Por otro lado, recuerdo el
caso de un padre que avergonzado de su hijo adolescente ciego, le
obligaba a esconder en el automóvil, cada vez que pasaban cerca de uno
de sus amigos. Imagínense, ¡el padre no deseaba que sus amigos
supieran que su hijo existía! ¡Ahí sí hacía falta un ajuste de
actitudes!
Es precisamente ese sentido de vergüenza y desconcierto —sentimiento
de inferioridad y anormalidad— lo que lleva a que la gente evite usar
la palabra “ciego”, y a que los ciegos eviten ser vistos con bastón o
leyendo un libro en Braille. Vergüenza y desconcierto que como decía
el pasaje que cité de Doctor Jernigan en la introducción de este
libro, lleva a la persona ciega a convertirse en esclavo de sí mismo.

1.	Las personas ciegas son simplemente personas normales y comunes que
no pueden ver.

2.	Los ciegos son representativos de la sociedad en general. Como tal,
la reflejan en todos sus aspectos. Manifestando por tanto, el mismo
potencial y habilidad, deseos, intereses y sueños que el resto de la
sociedad.

3.	La ceguera, como cuestión física, es una de tantas características
normales que componen al ser humano, para hacer de cada uno un ser
único.

4.	Habiéndole provisto la oportunidad y adiestramiento adecuado, la
persona ciega promedio, puede competir con el ciudadano promedio, en
el lugar de trabajo promedio. Podrá además, ser un participante y
contribuyente activo del quehacer social, sostener una familia, y
competir en igualdad de condiciones con sus vecinos.

5.	La ceguera —siempre y cuando se brinde oportunidad y adiestramiento
adecuado— no es una tragedia. Se reduce literalmente al nivel de una
molestia física o inconveniencia.

6.	La ceguera como característica es una limitación física, que se
supera mediante el uso de métodos alternos.

7.	Es falso que el éxito o competitividad de una persona ciega está
directamente relacionado con el grado de vista que posee.

8.	Dado el hecho que es respetable ser ciego, las personas ciegas
tienen la mayor responsabilidad de correr el velo de la ignorancia
sobre la ceguera, y así cambiar la imagen que tiene la sociedad sobre
ésta.

9.	Las personas ciegas no pueden por un lado usar su ceguera para
obtener privilegios, y por otro exigir igualdad de derechos y
oportunidad. Si bien es cierto que las personas ciegas merecen ser
libres e iguales, no es menos cierto que dicha libertad e igualdad
conlleva igual responsabilidad.

10.	En fin, el problema de la ceguera no es su limitación física, sino
la falsa conceptualización que tienen de ella las personas ciegas y la
sociedad en general. Las personas ciegas son, con toda la carga
negativa que conlleva, una minoría.



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