[Nfbespanol-talk] Veo Londres, Veo Francia

Frida Aizenman aizenman at earthlink.net
Sun Aug 12 03:45:38 UTC 2012


FUTURE REFLECTIONS
Volumen 30, Número 2

Edición Especial: La Adolescencia

Una revista para padres de familia, y maestros de niños ciegos, publicada por la American Action Fund for Blind Children and Adults, en colaboración con la Organización Nacional de Padres de Niños Ciegos 

Deborah Kent Stein, Redactora

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[LEYENDA DE LA FOTO: Rylie Robinson lee las notas en braille en un podio.]
Veo Londres, Veo Francia
por Rylie Robinson
Tomado del, The Student Slate, Invierno 2010/2011

Nota de la redactora: Rylie Robinson es una recién graduada de la escuela para ciegos, Indiana School for the Blind. En este artículo, describe su primera experiencia de la auto-abogacía, a medida que trató de unirse a una excursión de estudiantes en Europa.

Mi hermano, que es tres años mayor que yo, también es totalmente ciego. Para cuando nací, mis padres habían llegado a un acuerdo con el pensamiento de la ceguera. Cuando llegué al mundo, fuí tratada de inmediato como todos los demás. Tuve la mayoría de las oportunidades que otros niños tienen.

Cuando tenía la edad suficiente para comenzar la escuela, entré en la escuela para ciegos, Indiana School for the Blind and Visually Impaired, donde mi hermano ya estaba inscrito. Al igual que en casa, la escuela para ciegos era un refugio seguro, un lugar donde la ceguera era plenamente aceptada. Para decirlo sin rodeos, estaba protegida en gran medida de  la realidad de ser una persona ciega en un mundo vidente. Crecí ciega, tenía un hermano ciego, y vivía con las personas ciegas en la escuela cinco días a la semana. Cuando Me encontré con la discriminación por primera vez, me dejó pasmada. No estaba preparada para ello en absoluto.

Durante el verano antes de mi tercer año en la escuela secundaria, recibí una carta del Programa People to People Ambassador, que me invitaba a hacer un viaje a Londres y a París. Según la carta, el viaje sería una experiencia innovadora y educativa que me enseñaría acerca de la cultura y la historia de estas majestuosas ciudades europeas. Durante años, había soñado con ir a Londres, así que, de inmediato, supe que haría todo lo posible para que este viaje fuera una realidad.

Tenía que pensar en muchos factores antes de embarcarme en este viaje, incluyendo el costo del viaje, y el hecho de que tendría que pasar por alto un poco de la escuela. Luego, estaba el hecho de que sería la única estudiante ciega en el grupo. Los dos primeros factores, especialmente el costo, ensombrecían mucho más el último. Apenas le dí alguna consideración. Simplemente pensé que cualquier preocupación se suavizaría a sí misma una vez que me encontrara con todo el mundo y demostrara que era independiente.

Pocos meses después de solicitar para el programa, mi madre (no yo) recibió una llamada de la oficina principal de la agencia People to People. Para Entonces, había hablado con los líderes del grupo, y la mayor parte de mis planes estaban en su lugar. Por lo que a mí respecta, yo, definitivamente, iba. Pero al parecer, no estaba definido en absoluto. La agencia dijo que sería una gran responsabilidad llevar a una persona ciega. El portavoz de la agencia dijo que tenía que tener una persona vidente conmigo para que me ayudara cuando fuera necesario. Además, People to People ni siquiera iba a pagar por este asistente. Debido a mi ceguera, se esperaba que pagara el doble de lo que todo el mundo paga por el viaje.

No tenía ni idea de qué hacer. Sabía que estaba siendo tratada muy injustamente, pero no sabía cómo proceder. Nunca había estado en una situación como esta antes. La gente de la agencia no creía que yo podía cuidar de mí misma en absoluto. Pensaban que iba a necesitar un ayudante para todo. Incluso, le preguntaron a mi madre ¡si podía vestirme sin ayuda! Ella me dijo que: "Yo ni siquiera les dí la cortesía de responder a la pregunta."

Tratamos de razonar con ellos, y, finalmente, llegamos a reducir el precio que tendríamos que pagar por un asistente a la mitad. Dijeron que era tan lejos como irían a las negociaciones. Parecía que estábamos atrapadas, y no había forma para seguir adelante. Dijeron que yo podía aceptar sus términos, o podía cancelar mi solicitud.

A este punto, pedí a la Federación la ayuda de abogacía necesaria. Me pusieron en contacto con un abogado que conocía a uno de los administradores en la escuela para ciegos. Este abogado llamó a la agencia, que era representada por otro abogado. Durante estas conversaciones, mi independencia era el tema principal.
Después de que los dos abogados tuvieron sus conversaciones preliminares, mi abogado llamó y me hizo preguntas acerca de mis habilidades. "Si se pierde", me preguntó, "¿cómo reaccionaría? ¿Podría salir de la situación de una manera tranquila? Si las personas videntes en su grupo decidieran que no quieren ayudarle en absoluto, ¿sería capaz de hacerlo todo por sí misma?" Tuve que pensar en estas preguntas cuidadosamente. Nunca había viajado realmente independientemente antes, y había estado siempre en torno a otras personas ciegas, y había aceptado a las personas videntes. Me di cuenta de que si llegaba el momento, haría lo  que fuera necesario a fín de ser capaz de ir a Londres y a París, aunque tuviera que demostrar mi independencia a lo largo del camino. Respondí a las preguntas del abogado con un honesto sí, y él transmitió mis respuestas al abogado de la agencia. Al final, fuí capaz de ir a mi viaje, a la ciudad a la que había estado soñando, y pasé un tiempo maravilloso. Nunca me perdí, y aunque hice muchas cosas de forma independiente, tuve la oportunidad de obtener ayuda si la pedía.

Aunque la discriminación no era necesaria, y era debido a la ignorancia vidente, Definitivamente, fué una experiencia de aprendizaje para mí. Me obligó a pensar acerca de mí misma, y evaluarme a mí misma como una persona ciega independiente. Tuve que preguntarme a mí misma si, realmente, tenía la suficiente confianza en mí misma y la habilidad suficiente para asumir tal aventura. Llegué a la conclusión de que, a pesar de que pedí ayuda en la mayoría de las situaciones antes, podía hacer lo que tenía que hacer de forma independiente si llegaba el momento. Esta auto-evaluación ha acrecentado realmente mi confianza en mí misma. Me mostró cuán determinada yo podía ser a la hora de hacer lo necesario en una situación. Era bastante difícil y un arduo camino, pero al final salí vencedora. Ante la flagrante discriminación, era capaz de sacar lo positivo. Me había demostrado a mí misma y a todos los demás que podía hacer lo que dije que podía hacer.

Hubo un momento en que estaba muy cerca de cancelar la cosa entera. Comencé a creer que el viaje no valía la pena toda la energía que me estaba costando. Pero me di cuenta de que había mucho más en juego que ir a Londres y París. Estaba demostrándome a mí misma y a otras personas ciegas que la confianza en mí misma, y la determinación son la clave. Estos atributos nos ayudarán a cambiar lo que significa ser ciego.
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