[Nfbespanol-talk] No Sólo Sobreviviéndo el Desastre del 11 de Septiembre, Sino Que También Probeyendo Liderazgo en Una Emergencia de Vida o Muerte

Frida Aizenman aizenman at earthlink.net
Mon Sep 6 06:48:42 UTC 2010


Destacados de la Convención Nacional de la Federación del 2010


No Sólo Sobreviviéndo el Desastre del 11 de Septiembre, Sino Que También Probeyendo Liderazgo en Una Emergencia de Vida o Muerte


Por Michael Hingson


Martes, 6 de julio del 2010

Doctor Maurer, compañeros Federacionistas, y amigos. Durante los últimos meses, hemos visto los aplazamientos de una frase que era la palabra del reloj que sonaba tan alto y tan fuerte después del 11 de septiembre. Cada rato hoy, he oído, como lo oí entonces, que la gente dice: "Tenemos que volver a la normalidad." Pienso en el hecho de que, en realidad, no se puede porque lo normal no será lo mismo otra vez. En lugar de intentar volver a la normalidad, tenemos que encontrar una nueva normalidad. Un normal que incorpora lo que nos sucedió, y lo que nos ayudará a seguir adelante. A veces, una nueva vida normal se convierte en nuestra forma de vida poco a poco. Tuvimos una nueva normalidad en nuestras vidas cuándo comenzamos a volar en aviones, y el transporte llegó a ser tan fácil para distancias tan largas. Una nueva normalidad comenzó a surgir cuándo la radio se desarrolló. Y, sí, una nueva normalidad surgió cuándo la televisión entró en escena. El nuevo medio, aunque como Fred Allen dijo: "Entiendo por qué se llama el nuevo medio, porque todo lo que hacen en la televisión es sólo a medias. (Risas).

Lo normal nos es a veces impuesto, como sucedió con el 11 de septiembre. Nosotros, en la Federación Nacional de Ciegos estamos involucrados en la creación de una nueva vida normal todos los días. Nuestras oportunidades de hacer eso son un reto de forma regular.

Sin embargo, me refiero concretamente a un caso que recientemente se produjo cuándo el doctor Richard Besser, Corresponsal Médico de ABC, informó sobre, lo que podría ser un gran avance en la investigación con células. El 23 de junio de este año, el doctor Besser informó sobre las células madre, y cómo una de las células madre del ojo, propias, podrían ser utilizadas para regenerar córneas. Pero, comenzó su informe de esta manera:

"Imagíne, toda la belleza de la vida se ha ido en un instante. De pronto queda cegado por un accidente terrible, y sólo puede ver la luz, y la oscuridad. Pero ahora, a través de un avance innovador sísmico, usando células madre del propio ojo, promete nueva vista a aquellos cegados por quemaduras."

¡El informe fué estupendo! El informe era bueno. Es maravilloso ver la investigación con células madre avanzando. Especialmente el uso de células madre propias para regenerar órganos o partes del propio cuerpo. Pero mire cómo empezó este informe. Lo hizo a costa de, y en detrimento de las personas ciegas al decir:

"Imagíne, toda la belleza de la vida, ¡toda la belleza de la vida! Se ha ido en un instante."
El Doctor Besser ha dejado muy claro que las personas ciegas, en su opinión, no pueden ver la belleza de la vida, específicamente, que considera que sólo se puede experimentar la belleza de la vida por la vista. En realidad, sabemos que la belleza de la vida se experimenta por la visión, que no necesita la vista. (Aplausos).
el informe del doctor Besser tenía un valor de impacto, pero el doctor Besser, al igual que muchos, como hemos oído hoy en la profesión médica oftalmológica, necesitan aprender una nueva normalidad.


Oh, es normal en la mente de muchas personas, que los ciegos no pueden trabajar, no pueden hacer nada en absoluto. Pero, esa es su percepción, y supongo que su idea de las cosas hace que sea normal. Pero la realidad es que sabemos que es diferente. Nosotros, los que somos ciegos, debemos demostrar al doctor Besser y a otros que la belleza de la vida va más allá de la vista. Tenemos que demostrarle que si, experimentamos la belleza de la vida.
Sentado en el jardín de mi casa, oigo los halcones volando, tratando de encontrar a los patitos, y salvamos a los patitos con el ruido del zapato, alejándolos, ¡pero podemos oírlos! Podemos experimentarlos.

Vemos la belleza de la vida de muchas maneras. La belleza de la vida está aquí en este salón, en esta organización. (Aplausos).
Una organización fundada hace setenta años por un hombre que nació el 6 de julio.

Feliz cumpleaños Doctor tenBroek.

(Aplausos).
Pero también vemos los horrores de la vida. También, como aquellos que tienen vista, aunque a veces no visión, vemos los horrores de la vida, los vemos cada vez que sufrimos discriminación. Los vemos cada vez que a padres de familia ciegos se les dice que no pueden quedarsen con sus hijos, y tienen que luchar para recuperarlos. Los vemos cada vez que a una persona ciega se le niega el acceso a volar en un avión, o a ir a un edificio, o vivir nuestras vidas. También vemos los horrores de la vida porque hemos crecido tanto como personas, que estamos en el mundo como todos los demás.


Ciertamente, el mayor horror de la vida que podría haber sufrido alguna vez, era estar en el centro commercial mundial, World Trade Center, el 11 de septiembre.

Deseo contar el relato puesto que, lo que salió del terror, lo que salió de todo lo que pasó, esto también es un bello relato. Un relato de trabajo en equipo, un relato de personas que se ayudaron entre sí, y un relato de crecimiento que hace que lo que ocurrió en el World Trade Center sea tan importante, y tan vívidamente sea el punto de ganancia positiva en todas nuestras vidas. Cada vez que pienso en lo que sucedió el 11 de septiembre, no puedo evitar recordar las palabras de Mahatma Gandhi quien dijo una vez:

"La interdependencia debería ser, y es tanto el ideal del ser humano, ya que es la autosuficiencia."
Porque en el 11 de septiembre, todo el mundo ayudó a todo el mundo. (Aplausos).
Para mí, comenzó a la una de la mañana, cuándo comencé a experimentar una tormenta, y a mi perra guía, Roselle, en aquel momento ¡no le gustaban las tormentas eléctricas! Hoy, ella es un poco mejor acerca de ello, pero no tenemos muchas en California.

En ese entonces, ella tenía mucho miedo, y tuvimos una tormenta muy de mañana, así que tuvimos que bajar a mi sótano donde solíamos ir, y encender el estéreo, el ordenador, hacer un trabajo, y tratar de enmascarar el ruido para ella. Ella siempre va y se esconde debajo de mi escritorio. Sobre todo, sin embargo, aquella mañana, fué un poco frustrante porque tenía que preparar, y estaba listo para ir a hacer un trabajo especial en nuestra oficina. Trabajaba en aquel momento para Quantum Corporation, y era el gerente de ventas original de la Región del Atlántico Medio de Quantum.

Ibamos a realizar algunas sesiones de entrenamiento especial ese día para algunos de nuestros socios distribuidores. Iba a levantarme más temprano de lo habitual para estar en la oficina antes de que todos llegaran, y todavía tenía que hacerlo, a pesar de que tenía que estar despierto hasta por una hora y media en medio de la noche.
Fui a la oficina. Los mejores planes siempre no van bien en una forma u otra. Así que había planeado tomar un tren temprano, y el tren ¡se baró! Por lo tanto, no llegué temprano después de todo. Llegé justo cuándo un señor de la cafetería del complejo de la Autoridad Portuaria traía la comida que nos iba a servir ese día, y yo le digo a la gente que estos eran algunos de los mejores cruasánes de jamón y queso que he comido. ¡Me hacen falta terriblemente! Entramos, y él los alistó.

Fui a mi oficina. Pronto David Frank, un colega de nuestra oficina en California que se encontraba allí ese día también llegó temprano con algunos de nuestros invitados. David estaba allí porque tenía responsabilidades en cuentas con algunas de las personas que se encontraban allí ese día.


Arreglamos la computadora portátil para hacer la presentación en Powerpoint, y yo iba a estar haciendo eso. Es genial cuándo una persona ciega tiene una presentación en Powerpoint. Todo el mundo piensa que no puede hacerlo, (Aplausos).

Lo que es muy divertido es hacerlo sin nunca darse vuelta para mirar a la pantalla ¡porque sé lo que está en las diapositivas! (Risas).

Así que todo lo que tengo que hacer es señalar para atrás.

Me han dicho en muchas ocasiones,

"sabe, no nos atrevimos a quedarnos dormidos cuándo presenta, puesto que seguía mirando hacia nosotros, y se nos olvidó que era ciego, y sencillamente no nos atrevimos a quedarnos dormidos, ¡porque pensamos que se daría cuenta!" (Risas).

Mi respuesta, por supuesto, era:

"¡Yo me habría dado cuenta! Además, mi perra guía Roselle toma notas, y hubiéramos sabido quiénes son!" (Risas).


Sin embargo, David estába allí, habían algunos que fueron primeros en llegar allí, estábamos todos listos esperando por el resto de los invitados que llegaban. A las ocho y cuarenta y cinco de la mañana, David y yo estábamos en mi oficina haciendo algunos preparativos finales para la seguridad de la Autoridad Portuaria, la preparación de una lista de todas las personas que estaban aquel día, y de repente, oímos una explosión ensordesedora, el edificio se confinó, y luego comenzó a inclinarse. Todo el edificio comenzó a moverse en una dirección, no sacudiéndose de un lado a otro como terremotos que conocemos lo hacen en California.

 

Si algunos de ustedes no han experimentado uno, tal vez podamos hacerlo en alguna parte. (Risas).

Tenemos un sacerdote jesuita aquí, pues debe ser capaz de ayudar con eso ... (Risas).

Tal vez si recaudáramos fondos suficientes, ¡podría hacerlo! (Risas).


Pero el edificio comenzó a moverse en una dirección. Como supimos después, fué como debe ser, porque el edificio tenía realmente coyunturas de expansión que lo hizo funcionar como un resorte muy grande.

Aquellos de nosotros en el mundo de la física lo entendemos.


Así que el edificio continuó inclinándose, e inclinándose, e inclinándose, y David y yo dijimos,

"¿Qué está pasando?"

No habían ruidos que vinieran de nuestra sala de conferencias, David y yo habíamos especulado.

 

Después de haber crecido en California, y estar acostumbrado a templores de tierra, me trasladé a la puerta, reconociendo que, si se mueve la construcción, vaya a la puerta. No importa si se trata de un terremoto, y bien, estábamos a sólo setenta y ocho pisos sobre la calle, pero bueno, se mueve a la puerta de todas maneras. Es la costumbre. (Risas).



Nos movimos hacia la puerta, David permaneció teniéndose en mi escritorio. Él es de Nueva York. No conocía terremotos. (Risas).

Roselle dormía debajo de mi escritorio, y David y yo dijimos,

"Nos vamos a caer a la calle."

El edificio continuaba inclinándose. Nos movimos unos veinte pies.

David y yo nos dijimos adiós porque pensamos que íbamos a caer setenta y ocho pisos más abajo a la calle ...


En ese momento, el edificio se detuvo, y comenzó a moverse de nuevo hacia el otro lado. Se movió, se movió. Esperanza contra toda esperanza que no íbamos a caer, y de pronto el edificio se enderezó otra vez.

 

Volví a mi oficina, y encontré a Roselle saliendo de debajo de mi escritorio. Le cogí la correa y le dije heal, (ajústate), lo que significa que se ponga a mi lado izquierdo, y que se siente. Lo qcual ella hizo. Y en ese momento, el edificio cayó en línea recta unos seis pies. Eso también es como debe ser, aunque no lo sabíamos en ese momento. Ello se debe a que las coyonturas de dilatación se contrajeron. ¡El edificio funcionó a la perfección!

 

Tan pronto como el edificio había caído, David soltó mi mesa, se volvió, y miró por la ventana, y empezó a gritar: "¡Oh, Dios mío! Hay fuego y humo por encima de nosotros. Y hay millones de trozos de papel en fuego cayendo afuera de la ventana. Tenemos que salir de aquí ahora mismo!"
Y yo oía el papél que quemaba  fuera de la ventana. ¿No olía el humo, pero, sin duda creía en lo que David estaba diciendo. Los edificios no hacen lo que nos acabó de hacer, sin que algo andara mal. Y él siguió diciendo:

"Tenemos que salir de aquí".

Yo le dije: "Despacio David".

Porque véan, yo había tomado las clases de la Autoridad Portuaria que estaban disponibles sobre la evacuación de emergencia. También había participado en simulacros de incendios, y tuve también, gracias a la Autoridad Portuaria, una copia de la seguridad contra incendios del manual de procedimiento ¡en Braille! (Aplausos).
En algún momento después de recibir ese manual, me lo llevé a casa, y así, sigue estando en mi estante de libros, en un lugar preciado hoy.


David decía: "Tenemos que salir de aquí",

y yo decía:

"Despacio David, lo haremos, pero vamos a evacuar de manera ordenada".

Y él dijo:

"No, no entiendes, tenemos que salir de aquí ahora mismo."

Y yo decía: "Despacio."

Nuestros clientes empezaron a gritar. Ellos comenzaron a moverse hacia nuestra salida.

Así, David decía:

"Tenemos que salir de aquí. Hay millones de trozos de papél en fuego cayendo afuera de la ventana, y no hay humo, y hay un incendio. No podemos quedarnos aquí".


¿Conciven el cuadro? El hombre vidente viéndo esta cosa entera, horrible, y el hombre ciego diciendo, despacio.

Pero, yo sabía algo que David no sabía. Yo estaba observando algo que David no estaba observando. Se remonta a utilizar todas las habilidades que tenemos. Toda la sabiduría que cada uno de nosotros hemos recibido de la Federación Nacional de Ciegos en nuestra propia experiencia de la vida. Yo estaba observando a una perra sentada junto a mí, que estába moviendo la cola y bostezando, y no indicaba en modo alguno ¡que se sentía nerviosa! (Aplausos).
Y si bien, nuestra situación podría haber cambiado en cualquier momento, en ese momento instantáneo, en ese momento, ¡sabía Que podríamos evacuar con seguridad de acuerdo a procedimiento! 

 

Finalmente David llegó a concentrarse, y yo le dije:

"David, lleva a nuestros invitados a la escalera, y comiénzalos  a bajar, y luego nos vamos."

El lo hizo. Llegó a la escalera, los llevó a las escaleras, y los comenzó en su camino hacia abajo, mientras yo llamaba a mi esposa Karen, para abisarle que íbamos a evacuar porque había habido una explosión, o algo así, y que la llamaría tan pronto como pudiera.


Debo explicar que, los dos somos discapacitados. Ambos tenemos discapacidades. Karen se encuentra en una silla de ruedas. Funciona de maravilla. Ella lee, y yo empujo. (Risas).

Siempre quise ser un traficánte, ya saben.

(Risas).

¡California!

(Risas).


Así que, David volvió, y tomó una barrida a través de la oficina. Tratamos de apagar un poco de equipo. Sabíamos que no íbamos a estar de regreso durante días, y por eso, pensamos que era hora de ahorrar energía. No teníamos la menor idea de lo malo que era, por supuesto.


Salimos, fuimos al frente de la escalera.
A las ocho y cincuenta comenzamos a bajar. Casi de inmediato, comencé a sentir un olor. El olor que yo olía era familiar, pero no podía ubicarlo. La gente a mi alrededor no lo podía entender. De repente me di cuenta de esto, que lo que se olía, era el humo de combustible para aviones. Fué el queroseno, propano, le dije a la gente, y ellos dijeron,

"Si, tiene razón, eso es lo que es."

Y así, asumimos que se trataba de un avión, porque pensamos que era el combustible para aviones en llamas, pensamos que un avión había golpeado a nuestro edificio, pero no sabíamos por qué.

 

Pero todos nos fuimos por las escaleras, y continuamos hacia abajo. Alguien gritó desde arriba de nosotros,

"víctima quemada que viene pasando. Muévanse hacia un lado de la escalera."

Y entonces, un grupo de personas nos pasó, mientras que David había descrito que una mujer rodeada de un número de personas, estaba muy malmente quemada en su parte superior del cuerpo. Habían sólo quemaduras en todo su cuerpo. Pero, ella era ambulatoria y capaz de caminar.

David dijo que parecía en estado de shock, pero estaba bajando las escaleras.

Después de que ella pasó, comenzamos a bajar de Nuevo, y pisos más tarde escuchamos de nuevo,

"víctima quemada que viene pasando, muévanse  hacia un lado."

Y lo hicimos.

El mismo escenario una vez más, un grupo que rodeaba a alguien muy, muy quemado, junto a nosotros en la escalera. 

 

Casi tan pronto como el segundo grupo se había ido, una mujer cerca de nosotros en la escalera se detuvo y dijo,

"no puedo respirar, no puedo seguir, no vamos a salir de aquí."

Todos nosotros nos detuvimos alrededor de ella. La rodeamos, y tuvimos un abrazo en grupo, y le dijimos:

"Mira, estamos en esto juntos. Por supuesto puedes ir. Nosotros te ayudaremos. Estamos contigo. No te preocupes."

Y seguimos bajando por la escalera, y ¡así lo hizo ella!


Poco después, sin embargo, mi amigo David dijo:

"Mike, vamos a morir, no vamos a salir de aquí."

(Risas),
"Y yo voy a."

"Oh, rayos."

Le dije:

"¡Basta, David, si Roselle y yo podemos ir por esta escalera, así lo puedes hacer tú."


Y, me dijo después que hablarle bruscamente como que lo sacó de su desaliento, y lo que entonces él hizo fué algo que creo que todavía es verdaderamente notable en la actualidad.

Me dejó, y bajó las escaleras debajo de nosotros, y luego se puso a gritarme todo lo que estába viendo.

Gritó hasta en qué piso estaba, si veía algo en la escalera, y se quedó un piso abajo de donde yo estába.

Pero creo que no era yo quien lo necesitaba más sino toda la otra gente que nos rodeaba.

David se convirtió en un explorador, un faro para tanta gente en las escaleras mientras gritaba:

"Estoy en la planta 48, 47, todo está bien, 46, 45, 44, nos encontramos en la entrada de la cafetería de la Autoridad Portuaria, 43,"

y continuó hacia abajo.

Allá arriba, yo sabía que el miedo era palpable, que se podía cortar con un cuchillo, como se dice. Sabía que lo primero que tenía que seguir haciéndo era mantener a Roselle concentrada. Así que la seguí felicitándo.

"Buena chica, lo estás haciendo muy bien. Sigue bajando las escaleras, buena chica, muevete, (hop up). Sólo mantiénete concentrada, buena chica."

 

Más tarde me dijeron que sin duda también ayudó a un grupo de gente, pero realmente me ayudó a mí, porque me mantuvo centrado en ella, en vez de lo que estába pasando que nos rodeaba.

 

Oh, había parado una oreja para cualquier ruido desde arriba que me dijera que el edificio se iba a caer sobre mi cabeza. Mucho bien que me haría. Pero, centrándome en ella, y el hablar con confianza, la ayudó a centrarse. Y a guíarme por las escaleras, y no mirar por detrás mío, y no actuar con miedo. A su vez me dijo que ella estaba bien, y que yo puedo estar bien.

Todos nos ayudamos unos a otros bajando las escaleras. Fué la interdependencia, que era el trabajo en equipo.


Pero ustedes saben, yo tenía un miedo de ir por las escaleras. Ahora bien, crecí pensando siempre que la ceguera no era realmente una discapacidad, que el verdadero problema de la ceguera consiste en las actitudes, las actitudes pobres, y las ideas erróneas que la gente tiene sobre la ceguera, así como las malas actitudes y las ideas erróneas que tenemos sobre nosotros mismos . Pero, sin embargo, sabía que habían algunas situaciones en las que sin duda podría funcionar mejor que el hombre promedio vidente, y que sin duda esto pudiera ser, en el 11 de septiembre, una posibilidad que podría enfrentar.

Es decir, estába preocupado, aunque teníamos iluminación de energía, que de repente las luces se apagaran, y yo estuviera en la escalera con miles de personas funcionalmente ciegas que no podrían encontrar la manera de salir de una bolsa de papél. (Risas).
Así que, le dije a la gente,

"No quiero que nadie se preocupe, si las luces se apagan, Roselle y yo estamos aquí, y estamos ofreciendo a medio precio un especial para sacarlos hoy sólamente".

(Risas).
Tengo que vender también, ¡ustedes saben!


Seguimos por las escaleras. Todos se ayudaban mutuamente, a veces con humor, a veces con sólo una especulación. Habíamos oído rumores de que dos aviones habían chocado y aplastado una de las torres, que un avión se salió de control, oh, habíamos escuchado todo tipo de cosas. También hablábamos entre nosotros. Recuerdo que en un momento dado, solo para aclarar el estado de ánimo, porque parecía que estaba bastante sombrío, dije:

"Oigan ahora, el primer día que nos permitan volver nos encontraremos en la planta 78 a las ocho y cuarenta y cinco de la mañana para bajar las escaleras juntos. ¡Qué gran manera de perder peso! ¿Ja?"

(Risas).

No era lo suficientemente tonto como para sugerir que empezáramos desde abajo y fuéramos subiendo. ¡Sé de la gravedad!

(Risas).


33, 32, piso 31, David habló. 30, oiga todo el mundo, bomberos suben por las escaleras. Muévanse a un lado. Dejémos a los bomberos pasar.

Fui hasta donde estába David, y le pregunté lo que vio y me dijo:

"Veo bomberos subiendo por la escalera. Están todos vestidos con sus ropas pesadas de protección y están llevando todo su equipo a la espalda. Cilindros, oxígeno, hachas de fuego, palas, todas las cosas que necesitan para luchar contra el fuego,"

y luego, finalmente, el primero llegó hasta nosotros y paró. Buen New Yorqueño que era, dijo,

"Compañero, ¿está bien?"

(Risas).

Y dije:

"Sí, estoy bien. No se preocupe. Estamos bien."

"Vamos a enviar a alguien por las escaleras con usted para asegurarnos de que salga."

Y yo le dije,

"No se preocupe, estamos bien."

Él dijo,

"Si, tal vez. Eso está bien, pero vamos a mandar a alguien con usted."

Y le dije:

"Mire, no se preocupe por eso."
No era el momento para dar una conferencia sobre que la ceguera no es la discapacidad... ¡Ya saben!

(Risas).
Y volvió a decir: "Vamos a mandar a alguien con usted."
Pero yo estaba preocupado. Tenía miedo en realidad, porque me preocupaba de que si enviaba a alguien conmigo a quien realmente necesitaban en lo alto, y algo sucedía, y se perdieron, y fueron menos de una persona que podría haber marcado la diferencia, ¡no quería ser responsable de eso!
Así que de nuevo le dije:

"Mire, tengo mi perro guía. Hemos venido desde el piso 78 sin ninguna ayuda. Estamos muy bien, no se preocupe por eso."

"Sí, está bien, que buen perro es."

Él comenzó a acariciar a Roselle.

(Risas).

No era el momento para dar una conferencia sobre no acariciar al perro guía mientras trabaja con el arnés.

(Risas).

Yo le dije:

"Mire, estamos muy bien."

Y él dijo:

"Sí, vamos a mandar a alguien con usted."
Finalmente utilicé la última arma, porque sí. Le dije:

"Mire, tengo aquí un amigo, David, David ve, estamos muy bien." Él se volvió hacia David.

"¿Está con él?"

(Risas).

David dijo:

"Si, estamos bien, no se preocupe."

"Bueno."

Él le dio a Roselle una caricia más. Roselle le dio un beso.

(Risas).

Probablemente, el último cariño incondicional que recibió en su vida.

Y siguió escaleras arriba.


Los bomberos verdaderamente fueron héroes. Las personas que perdimos. Perdimos a los bomberos. A toda la gente. Considero que todos actuaron heroicamente de muchas maneras el 11 de septiembre, pero sin duda, la gente que perdimos. Nuestros héroes. y tenemos que reconocerlos.

Nunca le pido a la gente que llore su muerte. He hablado con muchos bomberos desde entonces, y voy a hacer lo que he hecho con ellos, y pedirles que no tengan un momento de silencio para llorar su muerte, sino que me ayuden a celebrar las vidas de las personas que hemos perdido ¡dando una ronda de aplausos!

(Aplausos).


Y así, mientras los bomberos siguieron pasando al subir las escaleras, y nuestra escalera amplia efectivamente estaba ahora reducida a la mitad, continuamos bajando por las escaleras.


David volvió a su posición de exploración. 28, 27, y continuamos por las escaleras. Más lento que antes, con más cuerpos en las escaleras, pero seguimos adelante. Seguimos con más calor a causa de toda la gente. Botellas de agua fueron pasadas, de modo que cada uno de nosotros pudiera tomar. Las compartimos. Roselle, David, y yo, compartimos una Botella de agua, y seguimos adelante.


David volvió a tomar la posición de exploración. Por último, David llegó a la primera planta. Estábamos en el segundo piso, y me dijo:

"Atención a todos, hola Mike, los rociadores de agua están en la escalera en la parte inferior. Vas a tener que correr a través del agua para salir del vestíbulo de entrada",

y luego se había ido.


Llegamos a la parte inferior. Había un aguacero torrencial. Tomé el arnés de Roselle y le dije:

"Adelante",

y luego dije:

"Hop up", (Muevete), que es un comando para acelerar, y soltamos a través de este aguacero torrencial que estába actuando como una cortina para mantener el fuego fuera de las escaleras, o en las escaleras, fuera del vestíbulo, si bajara la escalera, y de golpe en el vestíbulo de la torre número uno.

Estábamos hasta los tobillos en el agua en cada paso que tomábamos, a través de esta agua. Pisábamos y rompíamos ladrillos del techo que habían caído, y los pedazos de mármol que fueron agrietados bajo los pies. La gente estába en el vestíbulo gritando:

"Vayan por este camino, vayan por este camino."

Nunca dejaron que alguien saliera al exterior, sino más bien, todo el mundo estába corriendo por el vestíbulo, a través de las puertas centrales, a la galería que separaba a las torres.


La galería que era un centro comercial típico, que tenía todas las cosas usuales que se encontrarían en un centro commercial bastante pequeño, pero un centro comercial muy ocupado.
Una tienda Hallmark de tarjetas de felicitación, un RadioShack, un lugar de fotos para el pasaporte abierto las 24 horas, y estaban allí los lugares más importantes. Los que realmente importaban, Chocolate Godiva,

(Risas),

el deli, o Tienda de Productos Gourmet. Todos los lugares que le gustaría encontrar en un centro comercial, por lo general lleno de miles de personas a las nueve y treinta y cinco de la mañana, pero ahora totalmente silencioso. Se podía escuchar el piso del pie a medida que corría por el vestíbulo, a través de la galería de la torre, finalmente subiéndo por una escalera mecánica, y a las nueve y cuarenta y cinco de la mañana, de golpe a la luz del sol por primera vez desde que salimos de nuestra oficina.
A medida que salimos, nos dijeron que abandonáramos el complejo, y antes de hacerlo, David miró a su alrededor, y me dijo:

"Mike, me parece ver fuego en la torre número dos."

Yo le dije:

"¿De qué estás hablando!"

Y él dijo:

"Hay fuego allá arriba."

¡No teníamos ni la menor idea! No habíamos oído nada, nadie nos dijo nada, no teníamos idea de lo que había sucedido.
Pero, así como nos dijeron, nos fuimos del complejo, y circulámos alrededor para conseguir volver a Broadway, y comenzamos a viajar al norte hacia Mid Town Manhattan, pasando por varias calles, y luego finalmente llegamos a la calle Fullton donde nos detuvimos. Así que estábamos al norte. Estaríamos en la esquina suroeste, cuando nos detuvimos que podría ser la Torre número Dos diagonalmente pasando la calle de nosotros, a menos de cien yardas de distancia.


David quería tomar fotos de lo que podía ver. Traté de llamar a mi esposa Karen, y no pude llegar a ella.

David estaba terminando de guardar su cámara, y yo acababa de guardar el teléfono después de tener otro mensaje de, los circuitos están ocupados, cuándo un oficial de policía cerca de nosotros gritó:

"¡Fuera de aquí, está viniéndose abajo ahora!"

Escuchamos este ruido que a continuación, rápidamente se convirtió en un rugido ensordecedor, una concofonía increíble de sonido que sólo puedo describir como una especie de combinación de un tren de carga, y una cascada, todo junto. Se derrumbó la Torre Número Dos a menos de cien pies diagonalmente en frente de nosotros. Tengan en cuenta que se trataba de un centenar de yardas de altura, a menos de cien yardas de distancia. Todos se dieron vuelta y corrieron por sus vidas. Nadie estaba ayudando a nadie. David se había ido hace tiempo. Yo corporalmente voltié a Roselle, y empecé a ir de nuevo en la forma en que vine, yendo de la Calle Fullton, de nuevo a la calle anterior, y me acordé mientras corría, que estába pensando, Dios, no puedo creer que nos hayas dejado salir del edificio sólo para que caiga sobre nosotros.

Y les diré algo que no se lo cuento a mucha gente, sino que por algunas de las presentaciones de hoy lo haré. Escuché en mi mente, tan claramente como ustedes me escuchan, una voz que dijo, no te preocupes por las cosas que no puedes controlar. Enfócate en el funcionamiento con Roselle, y el resto se hará cargo de sí mismo.

(Aplausos).
Tuve esa convicción de paz, que si hiciéramos lo indicado estaríamos bien. Así que corrimos. Llegamos a la siguiente calle, doblé a la derecha para tratar de poner un edificio entre nosotros y el colapso de la Torre Dos, como si realmente marcara una diferencia.
Corrí un poco, y de pronto llegamos a donde estába David quien se dio cuenta de que había corrido, y nos habíamos separado, y él se había dado vuelta, e iba a regresar. Me encontré con él, y se disculpó, y dijo:

"Lo lamento, Mike, te dejé."

Y yo dije:

"David, no te preocupes, el edificio se viene abajo, ¡sigue adelante!"

( Risas).


Así que corrimos. Casi de inmediato, estábamos envueltos en la nube de polvo que eran las partículas finas de ruptura de la Torre Dos. La suciedad y los escombros que como David había descrito, eran tan espesos, que sólo podía ver cerca de seis pulgadas en frente de su nariz. Les puedo decir, era tan espesa ¡que se podía sentir ir abajo en la garganta con cada respiración que tomábamos! Nos ahogaba en ella, y sabíamos que teníamos que salir de eso, así que empezamos a buscar una entrada al edificio que estába directamente a nuestra mano derecha. Rocas y escombros caían a nuestro alrededor. Estábamos protegidos parcialmente por una pendiente, pero aún así, algunas piedras pequeñas me golpearon en el oído, y en la cabeza un par de veces. Seguimos corriendo, y yo decía,

"Roselle, a la derecha, a la derecha."

David estába mirando, yo estaba escuchando por una oportunidad.
De repente, escuché una apertura, y Roselle obviamente la vio porque ella giró a la derecha. Dio un paso ¡y se detuvo en seco!
Roselle había estado trabajando apropiadamente, Roselle había estado haciendo todo lo que debía, así que sabía que si ella se detuvo, tenía que haber una razón, así que, sacando un pie, descubrí que estábamos en la parte superior de un tramo de escaleras. ¡Ella hizo, exactamente lo que tenía que hacer!

(Aplausos).
Bajamos las escaleras y nos encontramos en un vestíbulo. El vestíbulo de la pequeña galería de la estación de metro de la Calle Fullton, y luego llegué a la parte inferior de la escalera.
Escuché a una mujer gritando y diciendo:

"Aucilio, no puedo ver. Mis ojos se llenaron de suciedad y no quiero caer en el metro."

Coincidencialmente, yo estába cerca de ella cuándo bajé las escaleras. Extendí la mano y la tomé del brazo y le dije:

"No se preocupe, yo soy ciego, pero tengo una perra guía, Roselle, y ella está bien. Ella se asegurará de que ninguno de nosotros caigamos por las escaleras. Usted está bien."

(Aplausos).
¿Con qué rapidez el trabajo en equipo se reacierta al ayudar a los demás, trabajando juntos. 

Justo después de que le hablé a esta mujer, me presenté. Ella me dijo que se llamaba Carol. Pues, me presenté, y luego un señor del sistema de metro se presentó, y subió por las escaleras, y me dijo:

"Me llamo Lou, trabajo en el metro, vengan conmigo."

Habían alrededor de ocho o nueve de nosotros allí. Lo seguimos por las escaleras en el complejo subterráneo. Nos llevó a una sala de consigna para los empleados, donde había bancas, y había una fuente de agua, y un ventilador, y Lou nos dijo que todos podíamos permanecer allí.
Permanecimos por cerca de quince minutos, hasta que un oficial de policía nos encontró y dijo:

"Tienen que irse ahora, el aire es claro en lo alto."

Sin decir nada, lo seguimos. Él no trajo ninguna respuesta en absoluto. No estába más que ocupado haciendo lo que tenía que hacer. Lo seguimos como ovejas hasta las escaleras, a través de la galería y al conjunto final de las escaleras que surgieron a la luz del sol de nuevo, y el aire estába un poco mejor de lo que estába cuándo íbamos hacia abajo.
David miró a su alrededor y dijo:

"Oh, Dios mío, Mike, ya no está más la Torre Dos."

Yo le dije:

"David, ¿qué se puede ver?"

Él me dijo:

"Todo lo que veo son los pilares de humo de cientos de pies de alto, pero no está la Torre Dos",

y yo le dije:

"¿Estás seguro?"

Él dijo,

"si."


Permanecimos en estado de shock por un momento y luego nos dimos vuelta y solo nos dirigímos hacia el oeste por la Calle Fullton.
Caminamos durante unos diez minutos y luego decidimos volver alrededor en círculo para tratar de llegar de alguna forma a Mid Town Manhattan.


A medida que  comenzamos de nuevo, de repente oímos un Nuevo sonido de tren de carga, y de cascada. Sabíamos que era la Torre Número Uno colapsando. Creíamos que estábamos lo suficientemente lejos, y que no nos veríamos perjudicados, y afectados por escombros, pero David vió otra nube de polvo que venía, así que corrimos a buscar un camino, o la ruta de la parte principal de la nube, cubriéndonos nuestros rostros, cerrando los ojos, y esperamos a que disminuyera. Cuándo lo hizo, abrimos los ojos, y David miró a su alrededor. Recordé una vez más lo que dijo,

"Oh, Dios mío, ya no está más el World Trade Center."
Volví a preguntarle lo que vio, y dijo:

"Todo lo que veo son los dedos de fuego y columnas de humo, cientos de pies de altura. El World Trade Center se ha ido."


Sólo permanecimos en silencio durante un par de minutos, y traté de llamar a mi esposa Karen en el teléfono, y esta vez entró la llamada.

Y después de las lágrimas en ambos extremos de la línea, ella fué quien nos dijo cómo dos aviones deliveradamente se habían aplastado contra las torres, uno contra el Pentágono y un cuarto más, aún faltaba de Pennsylvania. Habíamos sido atacados ...


Comenzamos a hacer nuestro camino hacia la Mid Town Manhattan. Llegamos a China Town y nos detuvimos en un pequeño restaurante Vietnamita allí por un tiempo para descansar. Mientras estuve allí, de repente oímos un avión en el firmamento. Un sonido Ruidoso de aviones. Todo el mundo tenía la misma entrada de la respiración. Muchos corrieron afuera, y de repente, el lugar estalló en aplausos cuándo vimos que eran nuestros chicos controlando el firmamento de nuevo.

(Aplausos).


Nos abrimos paso finalmente a Mid Town Manhattan, y más tarde ese día, tuve la oportunidad de coger un tren a Nueva Jersey, a Newark, y más tarde a Westfield.
Mientras tanto, un amigo cercano de nuestra familia, que Karen conocía desde la secundaria en California, Tom painter, había llegado para estar con ella, y cuándo llegó, ni siquiera sabía si yo estába vivo o muerto, pero,  después ese día, condujo a Karen a la estación de tren, y me recogió. Escuché a la camioneta literalmente llegar cuándo llegamos, bajé las escaleras a través de la acera, por la rampa a nuestra camioneta, y pude abrazar a Karen por primera vez, y a medida que comparamos notas más tarde, los dos estábamos pensando lo mismo,

"¿Qué más tienen previsto que nos pueda causar no volver a vernos otra vez."

Pero pudimos.


Fuimos a casa de Tom, y con Tom Painter, perros, y todos nosotros, empezamos a tratar de dar sentido a lo que pasó.
Nuestro relato se hizo visible en los medios de comunicación. Tuve una serie de oportunidades para aparecer en programas de televisión como, Larry King Live varias veces, y The Morning Show, Regious and Kelly Live, y otros espectáculos para contar el relato.


El relato de horror, pero el relato de la belleza y el relato del trabajo en equipo. el relato que dice que podemos sobrevivir desastres. Podemos sobrevivir al cambio, y que incluso el peor tipo de cambio, el cambio que parece el más horrible, podría de hecho, adoptar una forma de cambiar para siempre. Un cambio positivo. Pero tenemos que trabajar juntos para hacer realidad el cambio en general. Tenemos que actuar como un equipo, y por lo tanto, cuento el relato del  11 de septiembre para ayudar a la gente a entender lo que sucedió y cómo podrían ser capaces de sobrevivir al cambio. Y para ayudarles a pensar sobre cómo prepararse para el cambio que no esperan, y para hacer los cambios que si esperan, o para aprender a esperar un cambio y hacer que suceda. En otras palabras, para encontrar una nueva normalidad.


Doctor Besser, la nueva normalidad realmente está aquí. Usted no lo sabe, no puede verlo, pero cierre los ojos, y ¡utilice su visión! Y aprenderá mucho más de lo que sabe ahora.

(Aplausos).


Sigo contando el relato, y algo que hemos soñado por algún tiempo va a suceder, y lo voy a anunciar aquí primero, y es que con la ayuda de un amigo que he hecho, y, con cierta orientación, finalmente vamos a escribir un libro acerca del 11 de septiembre, y lo tendremos en la convención del próximo año.

(Aplausos).


No es sólo mi relato, sin embargo, no es sólo un relato del 11 de septiembre, es su relato, es nuestro relato, es el relato de lo que es ser ciego, y cómo es que hay una nueva normalidad.


Mi co-autora Susie Florine se tomó el tiempo de sus vacaciones para estar aquí en esta convención, y está sentada en la delegación de California para aprender.

(Aplausos).


Chip MacGregor es uno de los mejores agentes literarios en el país, y es quien está teniendo este proyecto, y está trabajando en las negociaciones finales con los Editores de Deference Wisdom Publishers. Así que este libro va a suceder. Ustedes pueden ayudar, sin embargo, en mi página de la red


www.michaelhingson.com


Es un lugar donde pueden inscribirse para recibir notificaciones sobre el libro. Esto entre más gente vaya a la página de la red y ponga sus nombres. Y no recibirá nada. No hay publicidad en curso, y así sucesivamente, sólo los mantendremos informados, pero si la gente indica que está interesada en el libro, le mostrará a los editores cuán importante es esto. Así que los invito a ir, de nuevo


www.michaelhingson.com


y poner su nombre y dirección de correo electrónico. Una vez más, es nuestro relato. Es el relato del trabajo en equipo. Es el relato de la nueva normalidad. Es el relato que nos dice que podemos y vivimos en un mundo mejor por todo lo que hemos hecho.


El 11 de septiembre sucedió. Tan horrible como fué, habían partes hermosas. Ustedes han escuchado algunas de ellas. Los invito a seguir de aquí en adelante, y a ayudarnos a crear una nueva normalidad.

 

Vuélvanse totalmente móviles a nivel mundial, por cierto. Visítenos en el salón de expositores.

(Risas). 

Pero, ayúdenos a desarrollar una nueva normalidad, y ayuden a los buenos a ganar.
Muchas gracias.

(Aplausos).


·  Not Just Surviving the Disaster of September 11 But Providing Leadership in a Deadly Emergency 
Michael Hingson, President, Michael Hingson Group (39 MB)

·   

 

 
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