[Nfbespanol-talk] Reflexiones Sobre la Vida y Obras de Jacobus tenBroek

Frida Aizenman aizenman at earthlink.net
Wed Aug 3 01:12:22 UTC 2011


Braille Monitor

Volumen 54. Número 7

Julio, 2011

Gary Wunder, Redactor

 

Reflexiones Sobre la Vida y Obras de Jacobus tenBroek
por Michael Tigar

Nota del redactor: En la edición del Braille Monitor, de marzo de 1989, publicamos un discurso pronunciado en la primavera de 1988, en la convención de la Federación de California, por el jurista y estudiante de tenBroek, Michael Tigar. Reproducimos aquí el artículo comenzando con la nota del redactor:

Como los lectores del Monitor saben, el Doctor Jacobus tenBroek (fundador de la Federación Nacional de Ciegos) falleció el 27 de marzo de 1968. Toda una generación de personas ciegas ha crecido hasta la edad adulta durante los años desde su fallecimiento, y miles de estadounidenses (miembros de la Federación Nacional de Ciegos) han llegado a entender la ceguera, y las actitudes de la sociedad acerca de la ceguera en estos veintiún años. Todos nosotros debemos al Doctor tenBroek una profunda deuda de gratitud, pues fué su sabiduría y visión que dió por primera vez a las personas ciegas el valor de soñar con la libertad, y la fortaleza para construir nuestro propio futuro. En la primavera de 1988, en la convención de la Federación Nacional de Ciegos de California, Federacionistas celebraron la vida y obras del Doctor tenBroek. El orador invitado para este aniversario en su Memoria, Michael Tigar, quien durante la década de 1960, fué estudiante del profesor tenBroek en la Universidad de California en Berkeley. En su presentación al señor Tigar, Sharon Gold, entonces presidente de la Federación de California, dijo que:

Michael Tigar, actualmente ocupa la Presidencia Joseph D. Jamail en Leyes, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Texas School of Law. Tiene tenencia de la facultad, como miembro en la Universidad de Texas, desde 1983, y participa en un litigio en base regular. Antes de ingresar a la facultad de la Universidad de Texas, fué socio de los bufetes de abogados de Williams y Connolly en Washington, D.C., and Tigar and Buffone. Fué vicepresidente de la Sección de Litigios de la asociación americana de abogados, American Bar Association, (1987-88) y es director de la Sección de Litigios de la asociación americana de colegios de derecho, American Association of Law Schools,  (1988). El señor  Tigar recibió su licenciatura en Derecho de la Universidad de California en Berkeley. Fué el primero en su clase, se desempeñó como redactor en jefe de la Revista, Law Review, y fué elegido miembro de la Orden Coif.

Ha impartido clases y conferencias en la Universidad de Yale, Harvard, la Universidad de Michigan, la Universidad del Estado de Nueva York en Buffalo, la Universidad de Georgetown, y UCLA, y ha hablado a nivel nacional, estatal, local, y judicial en programas de conferencias. El señor  Tigar es el autor de varios libros, el más reciente,

Apelaciones Federales,

Federal Appeals:

Jurisdicción y Práctica,

Jurisdiction and Practice,

publicado por Sheppard's/McGraw-Hill, así como decenas de artículos y composiciones en revistas jurídicas y otras publicaciones. Es un orador frecuente en programas educativos continuos legales.

Estamos encantados y honrados de que el señor  Tigar esté con nosotros hoy. Les pido darle la bienvenida a Michael Tigar, distinguido abogado y erudito, y, al igual que nosotros, un estudiante y amigo del Doctor tenBroek.

Cuando me enteré de que Jacobus tenBroek había muerto, lloré. Lo mismo hicieron todos aquellos que lo conocían. ¿Por qué lloramos? No por él. Él fué más allá del poder de nuestras lágrimas. Si hay un más allá, allí sería juzgado, para usar una expresión que era su favorita, un ciudadano digno. Lloramos por nosotros mismos, por que salió de nuestras vidas. Ahora ya han pasado veinte años, y tal vez nuestra sensación de pérdida es más moderada, no tan insistente y urgente. Sin embargo, en esa perspectiva que yo veo, ahora sé más lo que Chick tenBroek ha contribuido para mí, para ustedes, para las generaciones de profesores y alumnos, y en la lucha por la justicia. Jacobus tenBroek, el maestro: Vine a Berkeley en septiembre de 1958, en mi primer año de pregrado. Deseaba ser abogado. Como estudiante de primer año, tenía que tomar, ya sea un curso en Inglés 1A-1B, u Oratoria 1A-1B. Me gustó el sonido de la Oratoria. Cuando me fui a matricular, me dijeron que había una sección de preley de este curso, y elegí ese. Las circunstancias me habían puesto en contacto con tenBroek. Resultó, por supuesto, que el Departamento de Oratoria se había convertido en lo que alguien llamó, un colegio de artes liberales en el microcosmos. Además de los cursos de oratoria orientados al ejercimiento de una clase tradicional, se podía aprender la retórica, el estudio de Aristóteles, y Cicerón. Se podía aprender sobre la libertad de expresión de aquellos como tenBroek, Coleman Blease, y Al Bendich, que tomaban en serio las teorías de Alexander Meiklejohn. La clase prelegal de tenBroek difería de otros cursos de oratoria de primer año, en parte, por la naturaleza del material considerado: las preguntas del hombre y de la autoridad, de la igual protección, de la libertad de expresión. Era diferente porque enseñaba el método Socrático. En la actualidad, por supuesto, la mayoría de los profesores de derecho afirman utilizar el método Socrático, pero no lo hacen. Tienen miedo de lo que ocurrió con Sócrates. Tienen miedo de verdad a ser como Sócrates, y de hacer preguntas que exponen los prejuicios, la hipocresía, y el razonamiento descuidado. Pero el Profesor tenBroek era Socrático no sólo en la técnica. Realmente nos obligó a hacer frente a cuestiones fundamentales. En la comunidad universitaria, también, fué un defensor feroz y formidable de la libertad académica para estudiantes y profesores. Si Sócrates hubiera tenido un defensor como él, el suministro de cicuta de Atenas no se habría agotado.

Puedo evocar fácilmente la imagen de su clase. Puntualmente a las ocho y diez de la mañana, tres días a la semana, calmadamente entró, colocó su bastón en la bandeja de tiza, pasó lista con sus tarjetas en Braille, y comenzó con un desafío a uno o más de nosotros: ¿Se puede conciliar la antinomia aparente de la Apología de Platón y Critón? ¿Qué significa de Tocqueville al afirmar que una sociedad que busca la igualdad, encontrará la libertad en peligro? En las palabras de la Corte Suprema, que justifica las restricciones de la II Guerra Mundial sobre los japoneses, ¿cuáles fueron las suposiciones centrales que habían que hacer para reconciliar una interferencia de las garantías constitucionales de libertad de movimiento, la libertad contra la detención arbitraria, y la igual protección de las leyes? Como estudiantes, luchamos con estas preguntas, y también con las planteadas por la Aeropagitica de Milton y las de Mill Sobre la libertad, por los casos de la Ley Smith, y por la Teoría de Alexander Meiklejohn de la Libertad de Expresión.

Las recompensas por nuestra perseverancia, eran más preguntas, y la presión incesante de niveles más profundos de comprensión. ¿Está seguro de esa lectura? ¿No se ha pasado por alto el lenguaje de dos páginas más adelante? Y nosotros, los estudiantes fuímos persistentes, aunque tal vez (en la reflexión), casi no tan inteligentes como pensábamos. Tejido a través de la memoria de nuestro trabajo, sin embargo, es la voz y el tono de Jacobus tenBroek al cuestionar, discutir, desafiar, y coger el toro por los cuernos.

Así que, él vive en el trabajo de aquellos que estudiamos con él. No hacía mucho tiempo que era su alumno, cuando me enteré de que había escrito sobre temas constitucionales. Pensando en obtener alguna ventaja de su clase, fui a la biblioteca para encontrar su trabajo. Esto fué, para mí, una gran parte de la influencia liberadora de mi educación. Este era el tipo de cosa por la que había llegado a la universidad con la esperanza de encontrarla. Yo, después de todo, fui criado en Glendale, donde mi abuela nacida en Texas, y mi bisabuela nacida en Nueva Orleans, me sirvieron de guía a la Iglesia Bautista de Lake Street todos los domingos. Allí, en la biblioteca estaba el artículo con co-autor, de tenBroek, simplemente titulado, "La Igual Protección de las Leyes", "The Equal Protection of the Laws." Hoy, cuarenta años después de su aparición, este sigue siendo uno de los más citados de todos los artículos de Derecho en las opiniones de los jueces de apelación Estadounidenses. Esta es una declaración que se puede hacer con confianza en estos días de investigación jurídica con computadora.

Descubrí también sus libros,

Orígenes Antiesclavistas de la Decimocuarta Enmienda,

Antislavery Origins of the Fourteenth Amendment,

y,

Los prejuicios, la guerra y la Constitución,

Prejudice, War and the Constitution,

Que sigue siendo reconocido como el estudio autorizado sobre la reubicación japonésa de la Segunda Guerra Mundial. Luego, más tarde, cuando yo era editor en jefe de la Revista California Law Review, tuve la oportunidad de trabajar con él en la preparación de un volumen de composiciones sobre la ley de los pobres. Reunió a un grupo de los juristas más eminentes en los Estados Unidos, contribuyó con dos largas composiciones propias , y a su vez trabajó con nosotros en la revista Law Review, a fín de volver todo el simposio en un tratado sobre derechos humanos. Había publicado trabajos pioneros sobre el sistema de ley de asistencia social, obligándola a enfrentarse a su origen deshonroso, con desprecio Isabelino para con los indigentes y vagabundos, y arremetiendo contra su implacable tendencia de arrasar con la privacidad y la dignidad de las personas sujetas a ella.

Ahora, mucha gente aquí conocía a Jacobus tenBroek por su trabajo con esta organización, y por los derechos de aquellos llamados impedidos. Quiero decir que este trabajo fue de un valor mayor y más duradero, ya que era una parte de su gran imagen coherente de los derechos constitucionales, una imagen que él compartía, debo añadir, con Hazel, quien fué su compañera en cada paso del camino. TenBroek había entendido, como ningún otro erudito, o abogado de su generación, el significado esencial de la igualdad en el sentido constitucional. La suya no fué la especulación abstracta y árida crecida tan de moda en los últimos tiempos. Su teoría se basaba en la historia constitucional de las enmiendas de la Guerra Civil, la adhesión a la que se exijió a los estados de ex esclavos como una condición de re-entrada en la vida de la unión federal. Su teoría cuenta de lo que Abraham Lincoln había sabido, que a menos que algún tipo de compromiso con la igualdad salió, de esta gran Guerra Civil, la nación no tenía derecho a existir: Esta habría derrochado la sangre de sus hijos e hijas, y traducido las promesas hechas a los antiguos esclavos. La igual protección de las leyes significa que algunas diferencias no son pertinentes para fines constitucionales. Tenemos que, para casi todos los fines públicos, alcanzar un trato igual, sin discriminación por raza o sexo, o religión, o por ser extranjero, o por impedimentos físicos. Fue el genio de tenBroek el que vió que la prohibición de la discriminación directa ofendió, tanto al prohibir a una persona ciega, a causa de la ceguera, sentarse en un avión, como fué el prohibírselo a un negro, a causa de su color.

Pero tenBroek También vió que, si el análisis se detenía allí, el derecho que tan convincentemente llamó el derecho a vivir en el mundo, sería hueco e incompleto. Las personas son diferentes, de manera que, la ley puede tomar nota. En efecto, para que todos puedan vivir en el mundo, con tanta apariencia de igualdad como podamos concebir, estas diferencias pueden, y con frecuencia se deben tener en cuenta. Para los Estadounidenses negros, el derecho a vivir en el mundo, significa que el gobierno debe corregir los resultados de la discriminación pasada. Para las mujeres a quienes se les niega el acceso por generaciones, a una gran parte del mercado de trabajo, el derecho significa que los programas de acción afirmativa pueden incluir preferencias de género. Y para una persona ciega, ese mismo derecho, significa que el gobierno está obligado a aprobar y aplicar leyes que garanticen, por ejemplo, igualdad de acceso a lugares públicos y, a través de cosas tales como las leyes del bastón blanco, y las leyes sobre seguros, y como propietarios de las empresas, a las calles y caminos, y profesiones en las que los demás ciudadanos viajan y viven, y trabajan.

Reconocer y honrar a estas diferencias es la esencia de la igual protección de las leyes. La igualdad de protección no es uniformidad. No es falsa igualdad. No es caridad. Anoche me encontré con dos miembros de la Federación que estarán asistiendo a Boalt Hall, la facultad de derecho de tenBroek, y me regocijé. Hoy, cuando las voces reaccionarias pretenden que olvidemos las lecciones que él ayudó a enseñar, su presencia es bienvenida y necesaria en esta profesión nuestra.

La razón por la que el trabajo de Jacobus tenBroek es tan a menudo citado, es por que nos dice esta verdad. Nos la dice fundamentalmente basada en más que teorización. Nos la dice basada en un estudio profundo y compasivo de la lucha por la igualdad. Debido a que este estudio y la lucha es la fuente de conocimiento de tenBroek, su poder aún se siente. Y, por esta razón, una vez más, la memoria de él se llena en una pequeña medida por el sentido profundo y duradero de la pérdida, y nos mantiene fieles a la causa, por la cual, él luchó.
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