[Nfbespanol-talk] BAJAS EXPECTATIVAS: Consecuencias y Soluciones

Frida Aizenman aizenman at earthlink.net
Fri Feb 11 18:15:45 UTC 2011


 

Future Reflections

Volumen 29 Número 4           Informe de la Convención del 2010


Una revista para padres de familia, y maestros de niños ciegos, publicada por la American Action Fund for Blind Children and Adults, en colaboración con la Organización Nacional de Padres de Niños Ciegos 


Deborah Kent Stein, Redactora


Nota de la redactora: La convención 2010, de la Federación Nacional de Ciegos, abrió con una conferencia de un día de duración para padres de familia, maestros, consejeros de rehabilitación, e instructores en orientación y movilidad. La Conferencia conjunta para las familias y los profesionales de rehabilitación surgió de  los esfuerzos combinados de la Organización Nacional de Padres de Niños Ciegos (NOPBC), la Junta Directiva del Consejo Nacional Profesional de Certificación en la Ceguera (NBPCB), la Asociación Nacional de Profesionales en la Rehabilitación de los Ciegos (NABRP), y el Desarrollo Profesional e Instituto de Investigación en la Ceguera (PDRIB) de la Universidad de Louisiana Tech. Los coordinadores de la conferencia eran, la Presidente Carol Castellanos de NOPBC, y el Doctor Edward Bell director de PDRIB. 

 

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[LEYENDA DE LA FOTO: Rick Fox]

BAJAS EXPECTATIVAS: Consecuencias y Soluciones
por Rick Fox

Introducción de Carol Castellanos: A veces se necesita mucho valor para contar nuestros relatos personales. Aprecio la disposición de Rick Fox de hablar con nosotros sobre este tema de hoy. Él trae una palabra de advertencia, y un mensaje muy significativo. 


Crecí hace más de cuarenta años, mucho antes de que muchos de ustedes nacieron. Me pregunto si este discurso es aún necesario. ¿Han evolucionado los niños hasta el punto donde no tomarán el camino de menor resistencia si se pueden salir con la suya? ¿Hemos hecho nuestro trabajo en la Federación tan bien que la lástima hacia las personas ciegas ha desaparecido, y las bajas expectativas acerca de nuestras capacidades han desaparecido de la mente del público? Me temo que no. Tal vez, mis palabras ayudarán a algunos de ustedes a contrarrestar experiencias similares a la mía en la vida de sus niños ciegos, y les ayuden a evitar las dolorosas consecuencias que tuve que sobrevivir. 


Como niño fuí bendecido con una familia cariñosa que fomentaba expectativas para mí que no eran diferentes de las de mis hermanos videntes. 
Mi padre fué al colegio de derecho con un hombre ciego que más tarde se convirtió en un juez en Nueva York, por lo que, conocía a un modelo ciego positivo a seguir. Todos tenemos recuerdos de frases concisas dichas por aquellos que nos criaron. Mi padre me decía: "Debes aprender a hacer cosas por ti mismo, porque llegará un momento en que tus padres no van a estar para hacer por tí."


Mi enseñanza del Braille en mi escuela pública del barrio comenzó temprano, y ocurrió a menudo. Yo estaba en el grupo superior de lectura a partir de marzo en adelante, de mi primer grado de año. No recuerdo nunca estar sin un libro en Braille cuándo Realmente lo necesitaba. Mi viaje de instrucción del bastón también comenzó temprano. Mis sesiones de entrenamiento eran rigurosas, y mis profesores de movilidad me dijeron muchas veces que sería capaz de ir a donde yo quisiera.


Sin embargo, las fuerzas consistentes y las influencias en mis primeros años transmitieron mensajes de vergüenza, incompetencia, y inferioridad debido a mi ceguera. Estos mensajes fueron lo suficientemente fuertes y consistentes como para poner en peligro el crecimiento de mi carácter, obstaculizar mi adquisición de habilidades vitales, y erosionar una parte de la confianza en mí mismo a medida que llegué a la edad adulta. 


Todos nosotros recordamos la excitación nerviosa y esperanzada con la que nos acercábamos al primer día de clases cada mes de septiembre. ¿Estaremos en clase con nuestros amigos? ¿Serán simpáticos los maestros? ¿estrictos? ¿justos? Me preguntaba en secreto una pregunta adicional por el séptimo grado: ¿Cuánto mis profesores me dejarían que me salga con la mía por mi ceguera? Éstas son algunas de las razones del por qué. 


En el cuarto grado, un maestro me separó de otro niño, cuándo un juego de lucha libre durante el recreo se convirtió en una lucha seria. Para el otro niño se convirtió en un infierno. A mi me enviaron suavemente a mi clase. Mi temor de que mis padres me castigaran por meterme en problemas en la escuela dominó mi disgusto en este resultado de lástima que era injusto. 


En quinto grado, seis de nosotros fuímos designados para recibir ceros por el día en gimnasia porque nos habíamos olvidado de nuestra ropa de gimnasia. Me metí en la oficina del maestro a finales del periódo, y le pedí no decirle a mi hermano mayor lo que había sucedido. Mi hermano, sin duda, difundiría la noticia en casa. Supongo que la combinación de mi barbilla temblorosa y mi ceguera era demasiado para el profesor. Mi cero fué borrado mientras que a los otros se les permitió ponerse de pie. 


A partir del sexto grado, una minoría de mis maestros en silencio habían conspirado conmigo para darme las calificaciones que no merecía. Ellos lo sabían, y yo lo sabía, aunque nunca se habló de ello. Mi maestro de sexto grado me hizo pruebas oralmente a veces, mientras que el resto de mis compañeros tomaba pruebas escritas en sus asientos. Por lo general lo hice bastante bien, pero si no, el profesor casi me dijo  las respuestas con indirectas, y tonos de voz. Durante la primera semana de clases en el octavo grado, mi maestro de matemáticas me preguntó que cómo me proponía tomar su prueba, la cuál, me entregó en forma impresa. "No hay problema," dije. "Voy a hacerlo con un lector en casa." [Risas.] El sistema funcionó bien hasta que estaba enfermo durante un par de días y me perdí un concepto clave. Demasiado avergonzado como para pedir ayuda adicional, encontré a un amigo, un estudiante con muy buenas calificaciones de A, que accedió a llenar todas las pruebas posteriores de matemáticas para mí. Mi profesor de matemáticas tenía que estar consciente de que algo así como eso estaba pasando. A pesar de que no pasé debidamente las pruebas supervisadas, tales como exámenes parciales y exámenes finales, y aunque no podía participar eficazmente en la clase, terminé con una C al final de cada periódo calificádo. Mi amigo de matemáticas se quedó conmigo hasta el final de mi patética carrera de matemáticas, y siempre estaba ahí para echar una mano. Todos mis maestros de matemáticas fueron igualmente cooperativos. 


Para el tiempo en que me acerqué a graduarme de la secundaria, me habían enseñado dos filosofías diametralmente opuestas sobre la ceguera, y dos maneras contradictorias de pensar sobre mí mismo. Estas dos filosofías compitiéron por supremacía dentro de mí durante años. La filosofía positiva dijo que yo iría a la universidad, donde me prepararía para un trabajo, una familia, un hogar, y todos los derechos y responsabilidades de la ciudadanía. Cuándo mis padres, y la mayoría de los maestros esperaban un alto nivel de avance y comportamiento de mí, y me sostuvieron responsable por no cumplir dichas normas, ellos me decían que tenían fé en mi capacidad para funcionar eficazmente como adulto y podía vivir una vida plena y feliz. Cuándo lo lograba, mi confianza en mí mismo recibía estímulo. Su fé en mí me ayudó a mantener la fé en mí mismo. 


La filosofía negativa decía que la ceguera me impediría alcanzar todo mi potencial en todos los ámbitos de la vida. Cuándo algunos profesores me dieron calificaciones que no me ganaba, cuándo no me hacían responsable de mi mal comportamiento, me decían alto y claro que mi ceguera me impedía hacer frente a su nivel habitual. Ellos decían que no iba a ser capaz de funcionar en el mundo real como un adulto. Siempre que esa lección fué enseñada, había erosionado mi confianza en mí mismo, por no hablar de las habilidades que se supone que debería aprender. Me quitó una gran parte de mi fé en mí mismo. 


En la Universidad, mis dudas sobre mí mismo, habían a menudo, abrumado la confianza en mí mismo, y mi sentido de la aventura, lo que resultó en una depresión paralizante. ¿Que te hace suponer que puedes triunfar aquí o en otro sitio? la voz negativa que me despreciaba. Siempre que las cosas se ponían difíciles, alguien siempre estaba ahí para darme la respuesta correcta, para borrar el cero, para hacer la prueba para tí. Éres un farsante, eres falso, ¡un fraude! Tu idea de que puedes competir de forma efectiva como una persona ciega es una farsa, por lo que, ni siquiera lo intentes. 


El camino hacia la recuperación de la depresión es a menudo tortuoso. La Federación fué prominente en el mío. ¿Quién estaría más capacitado para ayudarme a resolver mis sentimientos acerca de la ceguera que otras personas ciegas con experiencias similares, y una filosofía exitosa puesta a prueba? Cuándo mi confianza estaba en su hora más baja, y estaba a punto de darme por vencido, el mensaje insistente de optimismo de la Federación, el buen estado de ánimo, el alto nivel, y el cariño de unos a otros me ayudaron a conservarme y seguir adelante. Finalmente, aprendí que el perdón a mí mismo y a los demás es la mejor manera de estar libre de las ataduras del pasado para poder vivir en el presente y concentrar mis energías y esperanzas en el futuro. 


He trabajado para IBM durante veinte años como representante de ventas, como persona de apoyo técnico, y como programador. Durante los últimos doce años he sido parte de una compañía de tecnología de acceso. Durante cuatro años fui presidente de la filial de Connecticut de la Federación, un punto alto para mí, y una gran prueba de mi filosofía positiva sobre la ceguera. 


Mis padres no sabían de mis acciones cuándo estaba en la escuela. Nunca se les habría ocurrido que algunos profesores se comportaron como lo hicieron. Por favor, cuiden el futuro de sus hijos sabiéndo qué tipo de trabajo están haciéndo, y cómo lo están haciendo. Si sus maestros, ¿los mantienen a las mismas normas que el resto de la clase? Esto no es diferente de sus responsabilidades hacia sus niños videntes. La tentación de tomar ventaja de las bajas expectativas de los demás es grande, y las oportunidades son muy abundantes. Gracias por su atención, y mis mejores deseos para el éxito y la felicidad de sus preciosos hijos.
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