[Nfbespanol-talk] El Pequeño Ayudante de Papá Noel, Santa

Sun Dec 1 07:34:26 UTC 2013

Braille Monitor

Diciembre, 2013

Gary Wunder, Redactor
El Pequeño Ayudante de Papá Noel, Santa

por Darrel Kirby

Nota del Redactor: En busca de un poco de alegría de las fiestas para poner en nuestra edición de diciembre , nos encontramos con esta pequeña joya que parece tan apropiada ahora como lo hizo cuando se lanzó originalmente en el 2004 . Así es como la Redactora, Barbara Pierce, la introdujo:

Nota de la Redactora: Por obvias razones he estado guardando este pequeño encantador relato durante varios meses. Darrel Kirby fue el ganador de la Beca Conmemorativa Kenneth Jernigan del 2004. Él es un estudiante graduado en la Universidad de Iowa, y presidente del Capítulo Old Capitol de la Federación de Iowa. Este es su relato Navideño:

La Navidad es la época más maravillosa del año. La temporada navideña era siempre una época de alegría para mi familia. Cada año Esperé con ansiedad la fiesta de Acción de Gracias a sabiendas de que el siguiente fin de semana incluiría caminar por la nieve hasta encontrar un árbol de navidad verdadero en el bosque cerca de nuestra casa. Un árbol sin espacios, y una forma triangular, fue un hallazgo afortunado. Hicimos nuestro mejor esfuerzo para hacer que el árbol se viera hermoso por la decoración con luces de colores , carámbanos , y un surtido de adornos. Mi madre trató de hacer que el árbol fuera más atractivo con un conjunto de adornos de vidrio soplado con detalles en oro , pero cada año el árbol estaba lleno de decoraciones de la escuela creadas por mis tres hermanos y yo. Al igual que los diamantes en un mostrador de la Tienda de variedades baratas, los adornos de vidrio , hermosos y frágiles, sobresalían de los resistentes  adornos caseros hechos de palitos de helado, hilo de colores y pegamento de Elmer.

Mis tres hermanos y yo diferimos en personalidad e intereses , compartiendo sólo la nariz Kirby, y compartiendo las prendas usadas. Todos teníamos nuestras peculiaridades de personalidad, y yo era conocido por ser hiperactivo y entusiasmado por muchas cosas , sobre todo en Navidad. Mis tres hermanos y mis padres hubieran preferido haber recibido una noche completa de descanso en la víspera de Navidad, pero yo no podía esperar a que los festejos comiencen, así que los saqué de la cama cada mañana de Navidad a fin de reunirnos en la sala. Una de las ventajas de ser un niño más activo al crecer en una casa llena de niños tímidos es que el extrovertido tiene la mayor parte de la atención en el día de Navidad. Yo estaba feliz de ser el muchacho que disfrutaba de la atención en esas mañanas enérgicas de Iowa.

Con los años he evolucionado para mí el papél del pequeño ayudante de Papá Noel, Santa. Los regalos con sus cintas de colores y moños estaban sentados bajo la hoja perenne de tres semanas, esperando a que yo los distribuyera a sus destinatarios ansiosos. Descubrí que , si agarraba el sombrero de Papá Noel, Santa Claus, que se encontraba bajo el árbol y repartía los regalos a mis hermanos y padres, ellos empezarían a abrir sus regalos primero, y pude ver que mis regalos se acumulaban en un área designada de la sala. Después de que mis padres y hermanos abrieron sus regalos , todos los ojos estaban puestos en mí , que satisfacía mi necesidad de atención. Naturalmente, aprendí a querer la entrega de regalos en la mañana Navideña.

Aunque la escena que describo en mi infancia suena como algo que eventualmente superaría, mi trabajo como pequeño ayudante de Papá Noel, Santa, continuó hasta la edad adulta . Fue de esta manera en todos los años de mi vida, incluso después de que me fui a la universidad. Nunca perdí mi entusiasmo por la Navidad y la entrega de regalos. Sin embargo ,  las cosas eran muy distintas en la mañana Navideña de hace cuatro años. Cuando tenía veinte años , comencé a perder la vista debido a la retinopatía diabética. Tres semanas después de haber sido pronunciado oficialmente "legalmente ciego" por los médicos de los ojos , volví a casa por Navidad. Tras quedarme ciego , creía que mi vida había terminado. La Navidad ya no parecía tan maravillosa.

Esa mañana Navideña, mi familia se sentó en silencio a mi alrededor mientras yo miraba las luces borrosas del árbol de Navidad. El silencio en la sala parecía más fuerte que todas las risas de otros años combinados. Mi hermano menor aclaró la garganta y sombríamente preguntó: "Entonces, ¿quién va a repartir los regalos?" Sentí una lágrima brotar de mis ojos. No quería arruinar la Navidad para mi familia , pero mi tristeza estropeó inevitablemente el día para todo el mundo . Estaba claro que el pequeño ayudante de Papá Noel, Santa, no era capaz de ver los nombres en las etiquetas del regalo.

Como no quería que mi familia viera mis lágrimas , me alejé del árbol iluminado y miré por la ventana. Algo en el árbol atrapó un rayo de la luz del sol y centró mi atención. Fue uno de los adornos de vidrio con los acentos de oro que a mi madre le gustaba. A través de los años, algunos de ellos se habían roto en el juego áspero de los cuatro chicos. Mamá siempre nos había advertido tener cuidado alrededor de los adornos de vidrio. Este año, la advertencia era tener cuidado alrededor de mí, pues yo era tan frágil que también podría romperme.

Perdí la vista en medio de mi carrera universitaria y me ví obligado a retirarme de clases. Después de haber sido capaz de ver por veinte años y no saber cómo ser ciego , descubrí que mi vida había cambiado de manera significativa en un lapso de dos meses. Mi familia reconoció que no era feliz después de perder la vista , y sin estar expuesto a los ciegos, ellos no sabían cómo ayudarme . Se aseguraron de no hablar de mis ojos o mi ceguera, pensando que iba a dolerme el hablar de lo que me hacía triste. Creía que la ceguera me quitaría mis fuerzas y que iba a dejar de ser un joven seguro, lleno de energía y planes para el futuro. Sería un tiempo antes de que me diera cuenta de que mi vida no era fundamentalmente diferente sólo porque era ciego.

El año siguiente trajo más cambios y ajustes. A medida que se acercaba la Navidad , yo había perdido el resto de mi vista. Había aceptado que era ciego, pero creía que estaba limitado por mi ceguera. Traté de disfrutar de mi segunda Navidad como persona ciega, pero todavía me entristeció por no llevar el sombrero de Papá Noel, Santa Claus, y repartir regalos. Hice que mi madre me colocara en una silla cerca de ella para describir los regalos que había recibido. No estaba acostumbrado a aceptar mis regalos pasivamente de otra persona. Lo sombrío se cernía en la sala, y yo seguía sintiéndome tan frágil como los ornamentos de cristal de mi madre.

Aunque había empezado a aceptar mi ceguera , no había encontrado a la Federación Nacional de Ciegos, por lo tanto, no entendía que mi vida no tiene por qué estar limitada por la ceguera. Durante el año siguiente asistí al departamento de orientación para ciegos, Iowa Department for the Blind's Orientation Center, volví a la universidad como estudiante de tiempo completo , y descubrir la filosofía de la Federación Nacional de Ciegos. Asistí a mi primera convención nacional y me convertí en miembro activo en mi capítulo local de la Federación. Conocí a miles de personas que no estaban dejando que la ceguera los detuviera en lograr sus objetivos. El éxito de las personas ciegas que conocí me inspiró a desafiarme a mí mismo.

Me sentí orgulloso de graduarme de la Universidad de Iowa en diciembre, después de completar un semestre completo de clases difíciles. Mi rendimiento en esas clases era mucho mejor que cualquier otro semestre de rendimiento, incluso aquellos en los que pude ver. Mi éxito en la universidad era sólo una parte de mi éxito en la vida. En ese año crecí como persona y recuperé toda la fortaleza y la confianza que había perdido. Por primera vez en dos años era optimista sobre el futuro, y comprendí que la mayoría de los problemas son sólo problemas hasta encontrar la solución. Con esta nueva filosofía , sabía que si las personas ciegas estaban encontrando maneras de ser médicos , ingenieros y abogados , yo estaba destinado a ser de alguna manera el pequeño ayudante de Papá Noel, Santa.

La siguiente víspera de Nochebuena saqué mi pizarra y punzón, apresuré a mi mamá a la cocina, y le revelé mi plan. Iba a poner en Braille etiquetas para todos los regalos debajo del árbol. La emoción irradiaba de mi madre mientras que se metió en la sala para recuperar algunos de los regalos. Trabajamos durante aproximadamente una hora, etiquetando todos los regalos en Braille. Mi madre reconoció la importancia del Braille al ver lo fácil que era para etiquetar las cosas que una vez había leído con mis ojos. Braille salvaría el día.

La mañana de Navidad llegó, y esperé en anticipación tal como lo hice cuando tenía cinco años. En el pasado año, mi hermano y su esposa habían tenido un hijo , y yo quería que la primera Navidad de mi sobrino fuera como en las que yo crecí. Busqué el sombrero de Papá Noel, Santa Claus, y me lo puse. Cogí un regalo y sentí los puntos conocidos de mi nombre. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al pensar en los regalos que se amontonaban en mi área designada. Aunque parte de la atención estaba en mi nuevo sobrino , podía sentir el orgullo en la sala ya que mi familia reconoció lo que había logrado en el último año.

No pasó mucho tiempo antes de que oyera a mi madre expresar su preocupación de que mi sobrino agarraba uno de sus adornos de vidrio. No le agradaría que más de ellos se rompieran y que él saliera herido. La preocupación de mi madre me recordó que yo me había sentido como uno de esos adornos de vidrio sólo un año antes. La Federación Nacional de Ciegos me ha demostrado que la ceguera no debilita a una persona; sino que sólo me había hecho más fuerte. Yo ya no era un adorno de cristal delicado, sino una versión más fuerte del muchacho que había exigido ser un pequeño ayudante de Papá Noel, Santa. 

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