[NFBEspanol-Talk] El Mito de la Funcionalidad: Derechos de Discapacidad y los Límites del Sentido Común
Frida Aizenman
nfbfrida at gmail.com
Mon Jan 17 01:37:38 UTC 2022
Braille Monitor
Tomo 65, Número 1
Enero de 2022
Gary Wunder, Redactor
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[LEYENDA DE LA FOTO: George Stern]
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El Mito de la Funcionalidad: Derechos de Discapacidad y los Límites del
Sentido Común
por George Stern
Nota del Redactor: George Stern es un escritor gastronómico sordociego
de veintinueve años, lingüista y defensor de los derechos de las
personas con discapacidad que reside actualmente en Lubbock,
Texas. Tiene una licenciatura en francés de la Universidad de Texas
Tech. Se ha desempeñado como presidente del club Texas Tech Judo and
Brazilian Jiu-jitsu, y es segundo vice
presidente de los Ciudadanos Sordociegos en Acción, Deafblind Citizens
in Action, miembro de la junta de directores de CAT-SI, el programa de
(Colaboración y Asistencia Tecnológica para Estudiantes con Impedimentos
Sensoriales)
a través del centro TTU Sowell Center, y es, por su propia afirmación y
probablemente por muchos otros, en serio, ¡uno de los mejores cocineros
del país!
George nació en Jamaica, una tierra de muchas cosas maravillosas pero no
de oportunidades, especialmente para las personas con discapacidad. Se
fue de Jamaica cuando tenía
dos años de edad después de un diagnóstico erróneo inicial de
conjuntivitis que se revisó como blastoma retiniana bilateral, un cáncer
más allá de la capacidad del país de origen de George
para tratar. La operación para extirpar el cáncer se completó con éxito
en el instituto de los ojos, Bascom Palmer Eye Institute de Miami,
Florída, dejando a George ciego y
vivo. La pérdida auditiva bilateral de George, que los médicos creen que
se debe a una anomalía cromosómica, no se manifestó hasta que comenzó el
preescolar, que es cuando
Primero usó audífonos.
En este artículo, George desafía la idea de que nosotros, los ciegos,
debemos considerarnos a nosotros mismos y ser considerados por los demás
como seres
humanos quebrantados, una dura realidad
en base a nuestra funcionalidad.
Este concepto de funcionalidad también él lo cuestiona. Disfruten de la
lectura, y gracias, George:
"Eran los mejores tiempos, eran los peores tiempos". es el obituario
Dickensiano de una era---escuchado en la rica textura de la voz de la
señora Maya Angelou's Flowers---que parece
tan apto para nuestro tiempo. Ojalá que los historiadores y arqueólogos
responsables de analizar nuestras ruinas aún tengan acceso a él.
Son los mejores tiempos porque la población de águilas calvas está en
recuperación, los delfines están nadando en los canales de Venecia, una
enzima que come plástico está
posiblemente en camino a la producción en masa y, en general, nunca ha
sido más claro que tenemos muchas de las soluciones a nuestros problemas
más espinosos
en mano si sólo nos quitáramos de nuestro propio camino.
Estos son los peores tiempos porque las instituciones, las sociedades y
el planeta mismo están bajo una presión increíble debido a las acciones
cruzadas de una humanidad
cuyo buen sentido y discernimiento están siendo erosionados por la gran
cantidad de información que tenemos a nuestra disposición.
Estos son los mejores tiempos porque viejas conversaciones acostumbradas
a girar sobre los mismos argumentos hipotéticos han sido sacudidos de su
complacencia por las
respuestas groseras, honestas de una realidad hasta ahora inconcebible.
Por lo tanto, como Estadounidenses, ahora sabemos que ni los negros ni
los azules ni todas las vidas importan; es la economía,
estúpido. También sabemos que la supuesta superioridad de las mentes, de
los cuerpos y los modos de ser y hacer las cosas como no discapacitados,
junto con el garrote retórico de la "funcionalidad"
que lo defiende, son ambos productos de un contexto voluble.
Uno de esos presuntuosos golpeadores es mi amigo Bruce. Bruce es una de
esas personas que siempre están publicando en Facebook sobre algo desde
cero o sobre manipulación del jurado
en un proyecto u otro, o realizando un experimento de comprensión con su
perro guía, Fleming. También es uno de los que tienen una versión
candente de aparentemente todo
bajo el sol, que sería más molesto si no fuera un narrador tan natural
con cada sonido saboreado en una rica mantequilla de experiencias de
vida muy
examinadas
y saladas con franqueza de Nueva York. En otro tiempo, en un lugar con
una mentalidad más comunitaria, Bruce sería recibido como un oráculo
entre oráculos, golpeando sus fichas de dominó,
o mosaicos de mahjong en una mesa en la que su experiencia de vida y su
rica voz le han valido un asiento, audífonos, ceguera y todo. Pero aquí,
donde el producto Interno Bruto, GDP,
es D-I-O-S, G-O-D, sus sesenta y tantos años, su condición de veterano y
sus crecientes discapacidades son una invación, una carga pública a
regañadientes para una sociedad
que
realmente prefiere que deje de pelear la buena batalla contra el
aislamiento y acepte su irrelevancia en el importantísimo esquema de
producción. ¿Experiencias vitales? ¿Qué porcentaje de producto Interno
Bruto, GDP, Ellos son de nuevo?
Por suerte para nosotros, sus amigos, Bruce no ha accedido a esta
marginación---al menos no del todo. Pero cuando se mete en la refriega
discursiva en torno
a los derechos de las personas con discapacidad empuñando el garrote de
la funcionalidad, puedo ver que incluso este socialista nacido de nuevo,
amante de Bernie Sanders, canalizador de George Carlin,
se ha tragado el argumento más insidioso de los adoradores de la medida
de la riqueza, PIB: El producto Interno Bruto, GDP, el anzuelo, la
especialidad, y el buscador de oro: una persona vale tanto como lo que
puede hacer.
Los intercambios tienden a ser así: alguien---generalmente una persona
más joven con una discapacidad a largo plazo---publicará una publicación
denunciando
el trato desigual continuo
de personas con discapacidad por la sociedad, con uno o varios ejemplos,
de incidentes adjuntos: el rechazo del viaje compartido, la oferta de
trabajo denegada en alguna base transparentemente discriminatoria, y
Amtrak que intenta cobrar a los usuarios de sillas de ruedas $25.000 por
un viaje interurbano dentro del estado. Allí aparecerá Bruce,
simpatizante de la situación específica, pero inclinándose
en el sentido común y en el lenguaje directo de Nueva York para afirmar
que, para los discapacitados, la igualdad no se sigue , y es una quimera
ilusoria
que haríamos bien en
dejar de perseguir porque simplemente no somos iguales.
Ello está en la palabra: "dis"
capacitado, menos que capaz, no igual a capaz. Como todo buen narrador,
tiene parábolas
listas para movilizarlas a su punto de vista:
Un usuario de silla de ruedas y una persona sin discapacidad solicitan
el mismo trabajo de techado. ¿Cuál espera que contrate el contratista?
O: Va a un lote de autos para comprar un auto. Su elección es entre uno
con las cuatro ruedas y otro al que le falta una rueda. ¿Cuál elije?
Se presume que las respuestas aquí son dolorosamente obvias: el jefe de
la empresa de techado y el comprador del automóvil---(¡Seleccionarán!)
el vehículo menos deteriorado, más funcional,
con cuerpo más capaz;
y cualquier intento de enmarcar a los dos candidatos en cualquier
escenario como inherentemente iguales (en base de la humanidad o el
cuidado) es evidentemente
un ejercicio ridículo,
divorciado de la realidad. Por lo tanto, dado que la desigualdad es solo
la consecuencia natural de nuestra funcionalidad disminuida, las
personas con discapacidad deberían
aplazar la imposibilidad de la igualdad por el objetivo más realista de
la dignidad, el verbigracia, el derecho de una persona a ser valorada y
respetada por
su propio bien y
tratada éticamente.
Lo que hay que darse cuenta sobre el sentido común y la franqueza es que
proscriben un mundo autolimitado que depende de supuestos
incuestionables, un
mundo en
que todo lo que sube debe bajar. Por otro lado, sólo un cuestionamiento
incesante e irreverente de los supuestos y una incursión al estilo de
Ender-esque foray, en el sinsentido
de la imaginación nos permite dejar la Tierra y alcanzar las estrellas:
lo que sube bajará solo si tiene una velocidad insuficiente para escapar
de la fuerza gravitacional de la Tierra. Las parábolas de Bruce están a
punto de estallar con tales datos incuestionables: El cuerpo humano es
reducible a una máquina y análogo a un automóvil, aunque
el último (todavía) carece de la capacidad sensible para modificar sus
funciones o su situación; el automóvil de tres ruedas se descarta
sumariamente como funcionalmente
diferente al de cuatro ruedas basado en el rendimiento asumido en un
contexto, en conducción, sin sospechar que en otros contextos, por
ejemplo, iluminando una noche
de juego de fútbol, facilitando una aventura sexual clandestina o
proporcionando un hogar para marmotas, los dos son efectivamente
iguales. La fuerza argumentativa de la
empresa de techado
hipotéticamente depende de nuestra aceptación acrítica de la suposición
de que ser un usuario de silla de ruedas significa que no puede cumplir con
las funciones de un techador
tan bien como puede hacerlo una persona sin discapacidad, a pesar de que
ni la presencia ni la ausencia de una silla de ruedas transmite
información que
sería realmente útil
en la selección para el puesto: Por ejemplo, ¿Puede usted o un agente
efectivo controlado por usted llegar al techo?
¿Tiene la experiencia para saber lo que usted o los demás
están haciendo una vez allí? ¿Le tiene miedo a las alturas? De hecho, la
pura desconexión entre las suposiciones de este escenario y la realidad
(o incluso la relevancia laboral)
ilustra perfectamente cómo el sentido común y la franqueza a menudo se
desvían de "decir las cosas como son", a "decir las cosas como espero
que sean".
Sin embargo, la suposición más radical de todas, que sustenta
tácitamente tanto las hipótesis de Bruce como gran parte del rechazo
contra la igualdad de
derechos de las personas con discapacidad
Es esta idea de la funcionalidad como un criterio objetivo, inmutable y
no negociable, siempre y por siempre mejor satisfecha por las personas
no discapacitadas
del organismo humano típico neuro-fisiológico. El presentador del
programa radiofónico, Breakfast Club Morning Show Charlemagne the God,
sugiere tanto en su cierre de Chelsie Reid, la estudiante universitaria
ciega que llamó para desahogarse por no tener las mismas oportunidades
en las oportunidades prácticas de cuidado de niños requeridas para su
título, reprendiéndola con la "inaceptable"
lógica de, "No puedes cuidar si no puedes ver".
asta 1990, el Departamento de Estado se negaba incluso a considerar la
contratación de personas ciegas, sin importar cuán calificadas fueran, en
base de que, al igual que los conductores de autobús
o cajeros de banco, la eficacia de un oficial extranjero supuestamente
dependía demasiado de la información visual para ser adecuada para los
ciegos. Y una persona sorda con múltiples
maestrías pueden presentar miles de solicitudes de empleo por día
durante años en vano, simplemente porque la persona en el otro extremo
del proceso de contratación
equivale a sordo con tonto,
diferente con inferior y alternativo con ineficaz o costoso.
Sin embargo, una mirada crítica al arco histórico del esfuerzo humano, o
la teoría del diseño robótico, o simplemente la vida cotidiana, presenta
una realidad
muy diferente: funcionalidad
es altamente mutable, infinitamente negociable y profundamente
dependiente del contexto. Nuestros cuerpos frágiles y dependientes de
oxígeno son evidentemente disfuncionales en la trituración
de las profundidades del océano o el vacío del espacio exterior; pero a
través de la magia cyborg de los submarinos y los trajes espaciales, los
humanos hemos negociado la funcionalidad por nosotros mismos
incluso en estas circunstancias adversas.
En los escalones intelectuales de la robótica, la preocupación por la
máquina con forma humana que presenta humanos está cediendo
a una apreciación de las formas extrañas que pueden tomar los robots, y
los medios muy diferentes (pero a menudo más efectivos) que tienen para
ser y hacer.
Pero
La prueba más segura está en el pudín conceptual que el coronavirus ha
hecho de la vida cotidiana. Su redefinición fundamental de las normas ha
hecho involuntarios, frenéticos
negociadores de aquellos que hasta ahora eran los niños del cartel
predeterminados en la funcionalidad, una transformación que un segmento
considerable
de la población encuentra desconcertante
si la virulencia de las protestas contra el confinamiento son un indicio.
Un informe de National Public Radio, NPR, habla de abogados
experimentados desconcertados por la transición de los argumentos orales
de la Corte Suprema a un formato de llamada
telefónica grupal, sin saber cómo medir
su eficacia en ausencia de las señales no verbales de una situación en
persona. Las redes sociales están inundadas de cuentas de segunda mano
de personas que se sienten anónimas y conversacionales,
desatado en nuestro nuevo y perpetuo baile de máscaras.
Las aplicaciones de entrega de comestibles y comida que alguna vez se
ridiculizaron como frivolidades del primer mundo para los vagos, los
mimados y
los discapacitados necesitados, de repente son de uso generalizado, más
funcionales en el contexto de la pandemia que todos los autos de lujo en
su camino
de entrada. Personas que nunca invocaron
la frase "salud mental", salvo como chivo expiatorio de los tiroteos
masivos,
ha adquirido una impresionante fluidez de la noche a la mañana en el
lenguaje
del aislamiento, salud mental, y autolesiones, ya que cuestionan (y
protestan) todo, desde la intención real hasta la necesidad y la
eficacia de las medidas aparentemente implementadas
para
mantenerlos a ellos y a los demás a salvo.
y así pues, con una tos y un estornudo, hemos entrado en una realidad en
la que la población sin discapacidades se encuentra marcando muchas de
las mismas casillas que nosotros
y las personas con discapacidad vienen haciendo todo desde siempre.
¿Es que su acceso a todo y actividades de calidad de vida está
restringido por la evaluación de riesgo de otra persona?
Chequee.
¿Está incrédulo de que un empleador prefiera despedir y volver a
contratar que descubrir cómo trabajar de forma remota?
Chequee. ¿Está frustrado y abrumado por el aprendizaje empinado
de curva inherente al aprendizaje en línea de todo lo que hay bajo el
sol en nuestra nueva realidad de distanciamiento físico? Chequee. ¿Está
avergonzado por estar donde supuestamente la gente
bien intencionada insiste en que no tiene nada que hacer allí, es mirado
con recelo por una reacción corporal involuntaria, está aburrido y
deprimido por su aislamiento de
la comunidad?
Chequee,
Chequee, Chequee, cheques infinitos. Bienvenido al club más completo y
solitario de la Tierra.
Lo que nos devuelve al punto de diferencia entre Bruce y yo. Su
justificación de la dignidad por encima de la igualdad presupone que la
igualdad debe predicarse
en un criterio de funcionalidad inmutable, que espero que los argumentos
anteriores hayan demostrado claramente que---no existe.
Además, presupone la exclusividad mutua entre la dignidad---que debe
funcionar porque exige lo posible---y la igualdad, que demostrablemente
no funciona
porque afirma lo imposible. Esta es en realidad una conversación animada
dentro de las comunidades de derechos humanos y derechos civiles, a la
que no puedo hacer justicia
aquí, pero déjeme dejarle con una versión mía:
La dignidad, etimológicamente ligada al concepto inherentemente social
de dignitas, atañe a lo personal e interpersonal y debe ser negociada a
ese nivel.
La igualdad, como concepto jurídico, tiene que ser impersonal (porque la
ley personal es por definición ley parcial). Las dos no son mutuamente
excluyentes por defecto, pueden
de hecho, incluso ser simbióticas: la igualdad impersonal exigida por la
ley que crea el entorno (y establece las expectativas) conducente al
desarrollo de negociaciones personales e interpersonales
en torno a la dignidad, dichas negociaciones a su vez desarrollan las
relaciones esenciales para sostener y expandir la igualdad impersonal
y la imparcialidad
de la Ley.
El problema de llevar la dignidad al ámbito de la ley es, sencillamente,
que lo que la ley da puede quitarlo; la misma ley que confiere la
personalidad
en un niño en el momento de la concepción puede reducir el valor de una
persona a una fracción conveniente por conveniencia política.
Entonces, cuando Corona y el mito de la funcionalidad se reafirma,
Como discapacitados, persigamos tanto la dignidad como la igualdad, cada
una a su nivel,
y luchemos contra la brevedad de la memoria histórica para recordar a
nuestros conciudadanos no discapacitados de dónde vienen.
Trabajos Sitados
Dickens, Charles. "La Historia de Dos Ciudades." Noviembre de 1775.
Morris, Amanda. "Sordo y desempleado: más de 1000 solicitudes pero aún
no hay trabajo de tiempo completo".
NPR.org. 12 de enero de 2019, 5:01 AM hora del este.
https://www.npr.org/2019/01/12/662925592/deaf-and-unemployed-1-000-applications-but-still-no-full-time-job
Shapiro, Joseph. "2 Los usuarios de sillas de ruedas enfrentan una
tarifa de $25.000 para viajar en Amtrak." Programa radiofónico, All
Things Considered, NPR.org. 17 de enero de 2020, 4:13 PM hora del este.
https://www.npr.org/2020/01/17/797410325/amtrak-charged-25-000-to-travel-with-a-wheelchair
Totenberg, Nina. "Se reanudan los argumentos de la Corte Suprema---pero
Con Un Giro". Programa radiofónico, Morning Edition, NPR.org. 4 de mayo
de 2020, 5:01 AM hora del este.
https://www.npr.org/2020/05/04/847785015/supreme-court-arguments-resume-but-with-a-twist
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