[Nfbespanol-talk] El derecho de los ciegos de organizarse

Frida Aizenman aizenman at earthlink.net
Wed Aug 10 22:56:32 UTC 2011


Braille  Monitor

Volumen 54, Número 7

Julio, 2011

Gary Wunder, Redactor

 

El derecho de los ciegos de organizarse

Un discurso pronunciado por el profesor Jacobus tenBroek, Presidente de la Federación Nacional de Ciegos, en la convención anual de la Federación, Nueva Orleans, 6 de julio, 1957

 

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[LEYENDA DE LA FOTO: Jacobus tenBroek.] 

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Nota del redactor: En 1957, la fuerza y la influencia creciente de la Federación no podía ser ignorada por las agencias en el ámbito de la ceguera. Funcionarios de la agencia reconocieron que, o que, se tenía que detener al movimiento de los consumidores ciegos, o los consumidores comenzarían a tener un impacto significativo en el ámbito de la ceguera, y en el futuro de los servicios a disposición de los estadounidenses ciegos. El discurso que el Doctor tenBroek había pronunciado en la convención nacional el 6 de julio de 1957, repasó la historia de la auto-organización entre los ciegos, y articuló la justificación para la protección del derecho de los ciegos a organizarse, y los esfuerzos de las agencias de obligar a sus clientes ciegos de nuevo a la sumisión. El proyecto de ley del derecho de organizarse presentado por el Senador John F. Kennedy, al final, no se convirtió en la ley del país, pero la atención que se centró en los esfuerzos de la agencia en destruir a la Federación ayudó a asegurar la existencia continuada de la Federación, incluso, las personas ciegas dispuestas a adular a los directores videntes de la agencia, empujaron a la organización hacia la guerra civil. Aquí está el poderoso discurso del Doctor tenBroek:
La Federación Nacional de Ciegos se coloca hoy como una organización en lucha. Los ataques en contra nuestra, siempre presentes, pero en un tiempo, pocos y dispersos, han aumentado considerablemente en número y en amargura. No sólo representan las diferencias de opinión entre hombres razonables, o los conflictos comunes de los grupos divergentes y rivales. Nuestros motivos han sido impugnados; nuestros propósitos vilipendiados; nuestra integridad aspersada, nuestro carácter representativo negado. Los planes se han establecido, las actividades realizadas, y las acciones concertadas han sido puestas en marcha con el propósito claro e inequívoco de lograr nuestra destrucción. Nada menos se pretende que nuestra extinción como organización.
¿Cuál es la organización así tan amargamente bajo ataque? La Federación Nacional de Ciegos es una organización nacional de personas ciegas. El único grupo de este tipo en los Estados Unidos. Fué fundada en 1940 con el principio de que los ciegos tienen el derecho y el deber de unirse en base de su vínculo común, y de asumir la dirección de su causa común. Hay muchas organizaciones de ciegos en los Estados Unidos, sociedades de beneficencia, grupos de trabajadores sociales, agencias de custodia: organizaciones creadas por otras personas con planes y programas para las personas ciegas, en la formación, en la que los ciegos no han tenido voz. Sólo hay una organización nacional de ciegos, administrada por, y para ciegos, en la que los propios ciegos determinan sus propias políticas y programas, y encuentran la solución a sus problemas colectivamente, esa es, la Federación Nacional de Ciegos.
¿Quiénes son los miembros de esta federación de ciegos? La reunión de organización de la Federación constaba de poco menos que una docena de delegados de organizaciones de ciegos en siete estados. Pero la idea democrática de organización libre e independiente, con fines de auto-expresión, y la libre auto-determinación, se extendió rápidamente a todos los rincones del país. En la actualidad, la Federación es verdaderamente nacional, con organizaciones afiliadas de los ciegos en cuarenta y tres estados, y miembros individuales en el resto. La Federación Nacional es la suma y el centro de estas asociaciones estatales, que a su vez, se componen de los diferentes clubes locales de ciegos dentro de cada estado. Cada miembro de cada grupo local es también un miembro de la organización estatal, y de la Federación Nacional, con derecho a desempeñarse en los comités, hablar a la convención, tomar posesión  del cargo, y en general, participar como delegado en las convenciones. La Convención Nacional se constituye de una reunión de delegados debidamente seleccionados de todas las asociaciones estatales que se reúnen para resolver problemas comunes y llegar a decisiones comunes, al igual que las convenciones a nivel estatal son una convocatoria de los representantes elegidos de los clubes locales y los capítulos de los ciegos . Así que, el principal órgano de gobierno de la Federación es la Convención anual: una reunión representativa y una institución democrática, en la que todas las políticas importantes se deciden a través del debate libre y abierto por parte de todos los delegados.
¿Quiénes son los ciegos que guían a los ciegos? Los funcionarios nacionales de la Federación, que se componen del Presidente, Primer Vicepresidente, Segundo Vicepresidente, Secretario, y Tesorero, Todos los cuales sirven por términos de dos años por mayoría de votos de los delegados a la convención nacional. Estos oficiales, quienes son ciegos, junto con otros once miembros elegidos, constituyen la junta directiva de la Federación. Ni los funcionarios ni los miembros de la junta directiva reciben algún pago u otra compensación por sus servicios. La organización contrata a un cierto número de ciegos, así como personal vidente, pero estas personas no se desempeñan como oficiales o miembros de la junta directiva. Es un principio importante de la Federación, que los líderes elegidos y el personal deban mantenerse separados. Por lo tanto, las decisiones de la junta directiva representan realmente a los ciegos de la nación, y no a un interés personal. Geográficamente y ocupacionalmente, los oficiales y miembros de la junta directiva de la Federación provienen de todas partes del país y de muchos ámbitos: dos son de Illinois, dos de California, y uno cada uno de Georgia, Wisconsin, Ohio, Massachusetts , Maryland, Iowa, Kentucky, Oklahoma, Virginia, Carolina del Norte, y Tennessee. Uno de ellos es profesor de oratoria; uno es profesor de derecho; uno es profesor de filosofía y educación; una es ama de casa; uno es obrero de fábrica; uno es físico atómico; uno es violinista; uno es vendedor de seguros; uno es maestro en una escuela para ciegos; uno es maestro en un centro de orientación; tres son hombres de negocios; uno es un hombre de negocios retirado; uno es abogado en ejercicio; uno es consejero de rehabilitación; y uno es miembro de una comisión estatal de servicio público.
Lo que es cierto de la Federación Nacional, es igualmente cierto de la filial de las Federaciones estatales. Nuestro Código de Normas de filiales señala que "la Federación Nacional de Ciegos ha crecido desde su base, y por su carácter estructural es la suma de sus componentes de filiales estatales. La independencia, la representación, y la democracia, son las cualidades fundamentales que inspiraron su creación y que justifican su existencia y su crecimiento." Con este fín, se establece que las organizaciones afiliadas de los ciegos serán independientes de otras asociaciones, pues, se componen principalmente y son controladas totalmente por sus miembros ciegos, y que serán administradas y operadas democráticamente. "Esta norma requiere la adhesión al principio de que el número de miembros es la autoridad principal de la organización. Preferiblemente, una convención general de los miembros, o delegados electos de los miembros, debe realizarse anualmente. Para asegurar el control democrático, la membrecía a una filial estatal debe reunirse, y sus principales funcionarios ejecutivos deben ser elegidos por lo menos una vez cada dos años. No puede haber membrecía cerrada. Procedimientos para la disciplina interna, deben aplicarse por igual a cada miembro."
Esta es entonces, la Federación Nacional de Ciegos y sus organizaciones afiliadas. Es esta asociación representativa y democrática de ciudadanos ciegos de la nación que actualmente está bajo ataque. Lo más sorprendente para todo el público y para los no informados, es que los ataques contra nosotros vienen de las agencias para ciegos. Permítanme decir que no todas las agencias para ciegos están involucradas en estos ataques. Muchas de ellas trabajan en cooperación con las personas ciegas y están haciendo un trabajo encomiable. Sin embargo, algunos de aquellos que se mantienen fuera con el público al servicio de los ciegos, en la promoción de su bienestar, en la actualidad, pasan su tiempo y gastan el dinero del público para hacer la guerra con nosotros.
Si el curso de los acontecimientos no se altera, si estas agencias continúan en su camino actual, puede que no sea exagerado decir, como un ciego lo ha dicho, recientemente, que "cualquiera de estas agencias va a arruinar a los ciegos, o las personas ciegas van a arruinar a estas agencias." No hay desacuerdo que puede ser mayor que el desacuerdo con las personas, que tratan de eliminar su propia existencia. Ninguna lucha puede ser más intensa que la lucha por la supervivencia.
Lo que se discute es el derecho de los ciegos de organizarse y hablar por sí mismos. Puede parecer increíble para algunos, que en este año de gracia de 1957, en este día de retraso en la historia de la democracia constitucional, todavía hay quienes cuestionan el derecho de cualquier grupo de ciudadanos con un interés común de un propósito público y una estructura democrática, la organización de auto-expresión y de recibir protección de su gobierno para hacerlo. Sin embargo, tal es el caso. Debemos reconocer y defender ese derecho. Tenemos que despertar al público a los ataques sobre ello.
¿Cuáles son los motivos en los que se basa nuestro derecho de organizarnos? ¿Cuál es el carácter de nuestra reclamación, y ¿cómo ha de justificarse en frente a este desafío? El derecho de los ciegos de organizarse es igualmente basado en la ley, la moral, la historia, la lógica y el sentido común. Es a la vez un derecho humano, una prerrogativa constitucional, y un deber público. Cumple con las necesidades legítimas personales de los hombres, y al mismo tiempo, claramente responde a un propósito público. El derecho de organización para todos los hombres es una condición fundamental del gobierno democrático, y una condición necesaria de la vida social madura. El derecho de organización de los ciegos no es menos que esto, pero es también algo más: es una obligación inmediata y urgente, para que la oportunidad de auto-expresión y la libre determinación no sean innoblemente perdidas para nuestra generación al menos , y tal vez para las generaciones venideras.
Mantengamos en mente las palabras evidentes de hace uno o dos años, por un prominente funcionario de la agencia (el director ejecutivo de La Fundación Americana para Ciegos, American Foundation for the Blind): "Un trabajo, un hogar, y el derecho a ser ciudadano, llegará a los ciegos en esa generación, cuando todas y cada una de las personas ciegas sea un anuncio viviente de su habilidad y capacidad para aceptar los privilegios y responsabilidades de la ciudadanía. Entonces, nosotros, los profesionales, no tendremos ningún problema de interpretación, ya que los ciegos ya no nos necesitarán para hablar por ellos, y nosotros, como la segregación primitiva, nos desvaneceremos como un instrumento que la sociedad sólo incluirá en sus registros históricos."

Permítanos aceptar este desafío. Permítanos hacer que el servicio de este benefactor nuestro acelere el momento en que él y su tipo, de hecho, se extinguirán como curiosidades históricas, a medida que los ciegos aseguran, no sólo los derechos de la ciudadanía, no sólo el derecho de organizarse y hablar por sí mismos, sino que también el reconocimiento y la autoridad para hacer que la voz sea escuchada en los consejos de gobierno y en la sociedad.
El derecho de los ciegos de organizarse es, ante todo, un derecho humano fundamental. En el lenguaje de una época temprana, se trata de un derecho natural derivado de la ley moral de Dios, y de la naturaleza. En el lenguaje de nuestra época, es una necesidad básica que surge desde lo más profundo de los manantiales del carácter humano. El hombre, en una frase antigua, es un animal social. Su humanidad misma, su calidad humana distintiva, se cumple en el proceso de libre asociación, de participación mutua y cooperación voluntaria con sus semejantes. Ninguna necesidad es más instintiva o más natural para él que el de pertenencia, de unión, de ser parte de algo mayor que sí. Negándole el derecho inalienable de la asociación voluntaria, el derecho a organizarse con otras personas que comparten un propósito común y una relación recíproca, es privarlo de la vestidura de la civilización y restaurarlo a la existencia bruta de la selva. Es, en definitiva, el negarle su humanidad.
Al igual que es una necesidad humana universal la asociación entre los hombres, también hay intereses particulares, y otros de diferenciación. Todavía no hay mejor prueba de la estabilidad y la libertad de una sociedad que el grado de estímulo que da a la diversidad natural de estas agrupaciones libres y sus afiliaciones. Siempre ha sido la marca de la tiranía, el socavar y destruir, en lo posible, el derecho de organización voluntaria por ser incompatible con la lealtad total del individuo al Estado y a sus agencias. En esta política, los totalitarios son astutamente correctos, ya que asociaciones primarias como las federaciones de ciegos interponen una barrera formidable para intrusiones injustificadas por agencias públicas y privadas en la intimidad y la dignidad de los ciudadanos, en los esfuerzos de "dividir y vencer" mediante el aislamiento de las personas ciegas de la nación una de otra, y las políticas a seguir en la dependencia de las agencias. En una sociedad democrática, en contraposición a una sociedad totalitaria, es todo lo contrario: el derecho de todos los hombres, ciegos y videntes, de expresar sus necesidades diversas y divergentes a través de la asociación libre y sin restricciones, no sólo es garantía formal sino que promovida consciente y activamente .
Permítanos estar en guardia, como ciudadanos de una democracia de autogobierno, en contra de aquellos que menosprecian el derecho de cualquier grupo de organizarse para fines legítimos de auto-expresión y libre determinación. Porque no es sólo el tirano que busca desacreditar y perjudicar estos avances hacia la independencia por parte de los desfavorecidos, los marginados y los oprimidos. Siempre hay aquellos, cuya fuerza se deriva de la explotación social de su servicio a los débiles; de aquellos que, a su vez, se benefician con las desventajas de los demás; de aquellos, cuya peculiar organización se nutre de los productos de la desorganización. Tengamos cuidado, especialmente de aquellos que nos dicen que no tenemos derecho a organizarnos, pero que hablan de la plataforma de una organización poderosa y elaborada. Estemos alerta contra los sofismas de quienes deploran la auto-organización de los ciegos como exclusiva y reaccionaria, y sin embargo, militantemente resisten nuestros esfuerzos para superar las leyes pobres, el empleo cerrado, y la dependencia perpetua. Debemos reconocer, por último, que el aliciente más inmediato y apremiante para la organización eficaz de los ciegos es el de la pura auto-protección y defensa mutua contra la arrogancia dominante de muchos de los que se han nombrado protectores y guardianes.
De hecho, los motivos más antiguos y más duraderos de la organización humana son los que surgen de los derechos inherentes de la legítima defensa colectiva, la necesidad de mutua protección por parte de grupos de hombres frente a la explotación de la exclusión. En nuestra época, la "sociedad de protección", la "liga defensiva", son tan comunes como en cualquier otro período anterior. Hay una verdad evidente en el comentario cauteloso en un texto muy conocido que, "sometidos como estaban, desde los primeros tiempos al ostracismo social y la incomprensión, no es sorprendente que a los ciegos les pareció conveniente, cuando existían en cantidad suficiente, de organizarse entre sí." Los ciegos no siempre han encontrado que es "conveniente" organizarse, al contrario, tal actividad, era y sigue siendo a menudo extremadamente peligrosa e inconveniente, pero lo cierto es que la auto-organización era y sigue siendo tan natural como necesaria si la suerte de los ciegos se va a mejorar. De hecho, sabemos que la auto-organización de los ciegos se ha producido en todo el mundo, prácticamente en todas las edades. En los países asiáticos, por más de mil años, han existido los gremios y las asociaciones compuestas exclusivamente de los ciegos, que poseían plena condición jurídica y social, y salvaguardaban efectivamente a sus miembros en los medios establecidos de subsistencia.
Pero fué en Europa, durante la época medieval, que los gremios y cofradías de los ciegos eran probablemente más organizados y exitosos en su propósito. Uno de los más importantes de estos grupos autónomos fué la "Congregación de la Cámara de los 300," organizado en París en el siglo XIII. En esta cofradía vivían hombres y mujeres que se regían a través de una asamblea popular y fueron, dentro de los límites monásticos de la empresa, al parecer, auto-suficientes. Sin embargo, vale la pena señalar que el carácter autónomo y auto-gobernante de esta cofradía se debilitó gradualmente por elementos antagónicos a su independencia. El autor de,

De Homero a Helen Keller,

>From Homer to Helen Keller

nos dice que, "se sometieron tanto a la administración como a los estatutos de la congregación en el transcurso del tiempo en una serie de cambios, con una pérdida considerable para los ciegos de los derechos originarios y el correspondiente aumento de la influencia de los videntes." ¿Qué tan familiarizada resonancia tiene esta descripción para muchos de nosotros en la actualidad.
Otras "cofradías libres de los ciegos", como se les llamaba, florecieron en Europa durante la Edad Media. La mayoría de ellas eran en forma de gremios; y vale la pena un momento de nuestro tiempo para examinar exactamente lo que su función e importaciones eran para los ciegos de este período.
A veces se afirma hoy, en los libros acerca de los ciegos, que estos gremios medievales fueron un acontecimiento desafortunado, debido a que su efecto fué separar a los ciegos de la comunidad normal, y así, reforzar la tradición de la segregación. Este resultado, se sugiere, también se debe esperar de cualquier resurgimiento actual del principio de auto-organización de los ciegos. Pero la conclusión pasa por alto dos hechos fundamentales que son esenciales para una evaluación de los gremios. En primer lugar, y lo más obvio, que habría sido mucho más desafortunado para los ciegos de la Edad Media, si no hubieran sido capaces de organizarse del todo. En una sociedad en la que se veía a la ceguera, ya sea como un castigo o una enfermedad contagiosa, los ciegos que estaban fuera de la protección de la organización, ya sea que, o perecieron rápidamente, o eran explotados cruelmente. En segundo lugar, y más importante, es el hecho de que tales organizaciones, lejos de separar a los ciegos de su comunidad, lograron exactamente el resultado contrario, pues, era el único medio efectivo de integración en la comunidad. Puesto que, los gremios de los ciegos, en ningún sentido eran únicos o inusuales; sino que coexistían el uno al lado del otro con una gran proliferación de otros gremios, en la que todos los hombres encontraban su lugar y ordenaban sus vidas. La sociedad feudal era gobernada de cerca por las reglas del estado, rango y función; los hombres se unieron a los gremios no sólo por razones económicas, no sólo para la satisfacción social y psicológica, sino que también para obtener una representación efectiva en los asuntos de su comunidad. Fué el miembro del gremio el que tenía pleno derecho, y estatus establecido, y fué igualmente el que no era miembro, el individuo aislado, aparte de estas asociaciones, que fué separado realmente de la comunidad, y considerado como un extranjero.
Los gremios medievales, por supuesto, han desde hace mucho tiempo, desaparecido del mundo occidental. Pero la necesidad de asociación, el aliciente de organizarse, no ha disminuido con el paso del tiempo. En la actualidad, esa necesidad y ese aliciente, ha encontrado su satisfacción y la consumación en las Federaciones, Nacional y estatal, de Ciegos, menos los rasgos regresivos de los gremios medievales. Las Federaciones de ciegos están restaurando a sus miembros, el sentido de propósito común, de dignidad y responsabilidad, de integridad y comunidad. Están proporcionando un canal de expresión, una oportunidad de auto-determinación, y un medio de participación directa en las políticas y programas de incidencia sobre sus intereses. A través de ellos, los ciegos pueden tratar de articular su caso, directamente y con franqueza, para el público en general y, al gobierno específicamente, a la industria, a las agencias de asistencia social. A través de ellos, los ciegos están tratando de asegurar su libertad de todo el aparato antiguo de caridad y paternalismo.
He hablado de auto-organización de los ciegos en términos del derecho inherente de auto-preservación y defensa colectiva, el derecho humano de cerrar filas con el fín de repeler los ataques y resistir la agresión de los intereses antagónicos. Queda por hablar del propósito afirmativo público que dicha organización lleva a cabo dentro de una democracia, el objetivo contemplado en el derecho constitucional de organizarse.
Incluído en la ley básica de nuestro país, que es el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente, y para pedir al gobierno la reparación de agravios. Si no hubiera más que esto en la Constitución, estas palabras serían suficientes para garantizar el derecho de asociación y organización a los efectos de acción pública. Pero hay mucho más que esto. Existe el derecho de organización implícito en la garantía doble de la libertad de expresión y de religión. "El Congreso no hará leyes (lee la Primera Enmienda) con respecto al establecimiento de la religión, o prohibiendo el ejercicio libre de ello; O condensando la libertad de expresión ..." Este texto constituye una garantía inequívoca tanto de la libertad de conciencia y de opinión. Pero, ¿que cuantía sería la libertad sin el derecho de la congregación y la asociación que proporciona el marco necesario para el culto, por una parte, y para la expresión por la otra? Así como el libre ejercicio del culto religioso requiere el derecho a elegir libremente el congregarse y organizar las iglesias, así también, la libertad de expresión requiere el derecho a organizar congregaciones seculares para fines de auto-expresión. Puesto que, la expresión que aquí se recomienda es la expresión de la discusión pública, llevada a cabo a través de reuniones sociales y asociaciones voluntarias.
No hay afirmación más clara que la de inseparabilidad de este derecho de reunión y de petición del grupo organizado, que se ha hecho, como en estas palabras de la Justicia de Rutledge, en nombre de la Corte Suprema de los Estados Unidos: "No fue por accidente o por una coincidencia que los derechos a la libertad de expresión y de prensa se unieron en una sola garantía de los derechos del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir la reparación de agravios. Todos ellos, aunque no idénticos, son inseparables. Son los derechos conexos, y por lo tanto, están unidos en los primeros artículos de garantía. ... La reparación de los agravios, de los cuales, el derecho de petición estaba asegurado, y con ello, el derecho de reunión que no es sólo religioso o político. El derecho de libertad de expresión, y la libertad de prensa no se limitan a cualquier ámbito de los derechos humanos de interés."
El éxito mismo de la democracia y el autogobierno se basan en la libertad de los particulares intereses y puntos de vista para organizarse con el fín de lograr una efectiva auto-expresión y articulación de sus demandas en el mercado de las ideas. Norte América es una sociedad de multi-grupos, una vasta constelación de asociaciones de voluntarios, cada uno tratando de traducir sus necesidades particulares en las políticas públicas o, al menos, para levantar un veto contra la usurpación de sus intereses. Es para el público y para sus representantes el decidir, en cada disputa, cuál de estos intereses particulares es más coherente con el interés general. Lo que es esencial para nuestro sistema es que a todo interés se le permita una audiencia y un juicio justo, de modo que todos los valores y demandas que compiten pueden ser tenidas en cuenta en el proceso continuo de deliberación pública y en la decisión. Lo que hay que evitar a toda costa, es cualquier cierre del círculo, cualquier limitación del debate o la dominación de la plataforma por parte de algunos grupos o intereses a expensas de los demás.
Si esto se admite, la respuesta es obvia al refrán que tan bien conocemos: que los intereses de los ciegos ya están suficientemente representados, promovidos y defendidos por las diversas agencias y asociaciones que ya están bien establecidas en el ámbito. La respuesta es que estos grupos han, de hecho, representado a conciencia, y defendido un conjunto de intereses: es decir, los intereses de las agencias. De vez en cuando, sus intereses han coincidido con los de los ciegos; pero a menudo no es así. Tampoco hay nada inusual en esta divergencia. Nadie, creo yo, en serio mantendría hoy que los intereses de trabajo pueden ser adecuadamente representados en un sindicato de empresa, controlado por la administración. De la misma manera, el American Medical Association no hace ninguna afirmación seria para hablar por el público en general, de la que sus pacientes provienen, sino sólo por los médicos organizados. De la misma manera, también, una organización de trabajadores sociales representa, no al público, de donde su clientela proviene, sino que simplemente representa a los trabajadores sociales organizados.
Seamos justos en esto. Es claramente de interés público que estas organizaciones de trabajadores sociales, y de administradores públicos, y de personal de rehabilitación, deban existir y florecer. Es posible que, parafraseando a Voltaire, no estemos de acuerdo con para lo que se organizaron, pero debemos defender hasta la muerte su derecho a organizarse. Sin embargo, debe quedar muy claro el por qué se organizaron, y que es lo que representan. Así que, debemos ser nosotros mismos también honestos. Sería totalmente injusto y engañoso que la Federación Nacional de Ciegos fingiera que son guardianes del Lighthouse, o de los gerentes de los talleres cerrados, o de cualquier otro grupo, salvo de los ciegos. Lo que tenemos derecho a exigir es, simplemente, que los trabajadores para ciegos organizados sean igualmente sinceros al confesar el alcance de su representación, y la responsabilidad y la naturaleza de sus intereses creados. Además una cosa más, que defiendan nuestro derecho a organizarnos, como nosotros mantenemos el de ellos.
Pero esto es, por supuesto, precisamente lo que no han hecho. Las agencias que hacen la guerra a la Federación Nacional de Ciegos no sólo se oponen a nuestro derecho a organizarnos, no se limitan a afirmar nuestra falta de competencia para hablar por nosotros mismos con nuestra propia voz, sino que proclaman su propia competencia suprema en representarnos y gobernar sobre nosotros. El derecho a ser ciudadano, en las palabras del funcionario de la agencia citado anteriormente, llegará a los ciegos sólo en esa edad de oro en la que cada uno de ellos es perfecto. Sólo entonces, dice este funcionario, será "que nosotros, los profesionales no tendremos ningún problema de interpretación, ya que los ciegos no nos necesitarán para hablar por ellos." Podemos estar de acuerdo con la promesa oculta de este argumento, de que tal evento divino, tan lejos en el que los ciegos, a diferencia de sus semejantes, están todos equipados con aureolas, no vendrá sobre la tierra. Pero también podemos anunciar que, si el milenio todavía no está con nosotros, el día del juicio está, en efecto, a la mano: está la hora del juicio final para aquellos que buscan corromper a los propósitos de los ciegos organizados, y evitar su progreso normal hacia la igualdad y la integración , que conspiran para subvertir y socavar las instituciones libres de la sociedad democrática, y disolver esa libertad de congregación y asamblea que las leyes de los hombres y las leyes de la naturaleza han creado igual.


Hemos visto en el curso de la discusión que el principio de auto-organización para los ciegos, así como para todos los demás grupos unidos por un vínculo natural y de interés común, tiene raíces que van mucho más atrás en la historia. En gran parte, el aliciente tradicional, para tal organización ha sido económico. ¿Todavía existe este aliciente? ¿Son los ciegos de hoy, en alggún sentido significativo, excluidos o discriminados en el rango normal de oficios y trabajos, habilidades y profesiones, o de la comunidad normal? La pregunta, seguramente, se responde sola. Porque, si casi no hay mayor ocupación en la que algunas personas ciegas no se establecen exitosamente, hay menos aún, en las que esfuerzos sistemáticos y concertados aún no se hacen para prohibir la participación en base exclusiva de su discapacidad. Sin embargo, a pesar de su abundancia y obstinación, estas no son las únicas barreras planteadas contra la oportunidad justa y la participación de los ciegos, ni son, en aspectos importantes, incluso, los obstáculos más formidables. Aún más penetrante, con frecuencia más rígidas, e infinitamente más frustrantes, son las actitudes derrotistas y desconfiadas de los guardianes y los cuidadores, los comisionados y supervisores, trabajadores sociales y administradores, que continúan operando en base del añejo estereotipo de los ciegos  indefensos.
A estas actitudes derrotistas, hay que añadir las barreras, las otras intricaciones de alambradas de púa de trampa viciosa que han sido recién plantadas en el camino de nuestro movimiento. Los intentos de destruir la Federación Nacional de Ciegos, por el contrario, representan el error no de la locura, sino de la picardía, el pecado, no por ignorancia sino por artificio consciente. Pues, los autores de estos ataques están plenamente conscientes de las posibilidades abiertas a los ciegos a través del proceso de auto-organización.
Para que nadie considere que esto es una exageración, que no puede existir en esta época una firme oposición a la organización libre y voluntaria de los ciegos, que los ataques que se producen deben ser pocos y dispersos, y seguramente sin un diseño o concierto, permítanme que haga revisión de algunos de los eventos más significativos que han ocurrido durante los últimos meses.
El Consejo de Ejecutivos de Agencias Estatales para Ciegos, Council of Executives of State Agencies  for the Blind, ha creado un comité especial para el único y exclusivo propósito de idear los medios para combatir los esfuerzos de las personas ciegas de todos los estados, a organizarse de manera independiente a través de afiliación a la Federación Nacional. Hemos sabido de este comité desde su creación en octubre pasado. Su existencia ha sido anunciada públicamente en una carta escrita en aquel momento por Lon Alsup, secretario ejecutivo y director de la Comisión para Ciegos de Texas, Texas Commission for the Blind, que declaró que en la convención de Denver, de la Asociación Nacional de Rehabilitación, National Rehabilitation Association, el Consejo de Ejecutivos de Agencias para Ciegos, Council of Executives of Agencies for the Blind, "pasó a la historia en contra de las prácticas y políticas utilizadas por la Federación Nacional, y estableció un comité dentro de su organización para suministrar información a cualquier Estado donde se produjo un intento de organizar el Estado en nombre de la Federación Nacional, por [sic] de Ciegos."
Esta carta del Secretario Director Alsup, no tenía otro propósito que el de confirmar la existencia del Comité contra la auto-organización de los ciegos en la Federación Nacional de Ciegos. La carta fué escrita como una amenaza para las personas ciegas de Texas en contra de cualquier esfuerzo de su parte, sin siquiera discutir afiliación a la Federación Nacional. En esta comunicación descarada a la agencia oficial de Texas sumamente criticada por los miembros de la organización de ciegos de Houston, y fue tan lejos como para emitir una amenaza contra la forma de vida de un operador ciego de un puesto, que se había atrevido a expresar su aprobación de la afiliación.
¡No sólo en Texas! En Colorado, el director del Colorado Industries for the Blind, Herman Kline, ha utilizado su cargo como un medio de llevar a cabo una campaña sistemática de hostilidad y desprestigio contra la Federación de Ciegos de Colorado, y contra la Federación Nacional. Entre otras cosas, Kline se había designado como representante de las agencias organizadas en las audiencias de la oficina de correos que podría llevarse contra los recaudadores de fondos de la Federación Nacional. Además, ha emitido un informe al gobernador y a la legislatura de Colorado, que consiste en parte de un ataque incoherente a la Federación, y de la encuesta que se llevó a cabo en ese estado por solicitud, y con el agradecimiento y elogios del mismo gobernador .

Esto no es todo, ni siquiera es lo peor. En Arkansas, un director de la agencia, Roy Kumpe, se ha, por su propia admisión, sentido orgulloso, y ha sido muy activo en la circulación de, ya sea , en la fabricación de oposición a la Federación Nacional de Ciegos como de nuestra filial de Arkansas en tales  cargos como los que he recitado. Se ha jactado públicamente de que es Kumpe quién es el responsable de instigar la investigación de la oficina de correos en contra de nuestra recaudación de fondos. Kumpe y Kline intervinieron en Utah, en un esfuerzo supremo para impedir la afiliación de los ciegos de Utah con la Federación Nacional.

Kumpe, Kline, y Alsup, ¿quiénes son los demás miembros de esta alianza impía? Mark Down, el nombre de H. A. Wood. Pues, fué Wood, quien, como jefe ejecutivo de la comisión para ciegos, de North Carolina Commission for the Blind, en un esfuerzo por destruir y desacreditar a los de la Federación de Ciegos de Carolina del Norte, ha perpetrado hace unos meses atrás una violación de confianza pública, y la violación de confidencialidad por la liberación oficial de los resúmenes del Material de casos en relación con dos ex clientes que son activos en la federación estatal. El material así explotado contenía información detallada de un carácter muy personal, el secreto que es de confianza sagrada, y el cañón de la ética profesional. Que el jefe de una agencia estatal lo haya llevado a este tipo de tácticas, ilumina con una claridad aterradora la determinación desesperada de este hombre y otros como él a utilizar cualquier arma que llegue a sus manos, con el fín de bloquear el progreso hacia delante de nuestro movimiento organizado de ciegos.

Kumpe, Kline, Alsup, y Wood. Ahora agregue el nombre de Harry Simmons. Simmons es el jefe del Consejo para Ciegos de la Florída, Florida Council for the Blind. Él ha, sistemáticamente atacado a la Federación de la Florída, y a la Federación Nacional, a través de circulares, a operadores de puestos, y a otros, a través de agentes que han comparecido ante las agencias públicas para oponerse a la concesión de licencias de recaudación de fondos, a través de la destrucción de la seguridad laboral de por lo menos un líder de la Federación de la Florída, y a través de muchas otras acciones tortuosas y menos visibles.

Mientras tanto, en Mississippi, las agencias han, por el momento al menos, efectivamente destruído la posibilidad de una Federación Nacional afiliada por parte de los ciegos de ese estado. La técnica era simple. El capataz del taller, simplemente les dio instrucciones a los trabajadores sobre qué decir y cómo actuar cuando el primer vicepresidente de la Federación Nacional convocó a una reunión de la organización.

Los trabajadores de los talleres cerrados, y los operadores de puestos de máquinas expendedoras se encuentran entre aquellos que reciben ayuda y asistencia de las agencias de ciegos, son particularmente vulnerables a la presión de la agencia. En Colorado, por ejemplo, algunos de los operadores de puestos de máquinas expendedoras, y los trabajadores de talleres, fueron los primeros en ceder a los halagos de la agencia, y a las amenazas, y dar ayuda y consuelo a la agencia de Colorado para ciegos en sus ataques contra el movimiento organizado de ciegos. En California, la Oficina de Rehabilitación Vocacional, Bureau of Vocational Rehabilitation, la agencia de licencias para el programa de soporte de puestos de venta, se las ha arreglado para hacerse cargo de la asociación de operadores ciegos de puestos de máquinas expendedoras, y lo convirtieron en lo que sólo puede ser descrito como un "sindicato de la empresa," el dócil instrumento de las políticas de la agencia, los suplicantes aduladores de favores de la agencia, y el portavoz obediente de la agencia ante la legislatura. Los miembros independientes de la asociación fueron obligados a retirarse y formar una organización separada en la que los verdaderos sentimientos de las personas ciegas independientemente podrían encontrar su expresión.

Examinen esta carta enviada a un trabajador ciego, en un Lighthouse en otro estado, por el director ejecutivo en nombre de la junta directiva: "Se considera que durante un largo período, usted ha, por acción y expresión, tanto dentro como fuera del Lighthouse, mostrado extrema deslealtad hacia el Lighthouse. Usted ha, en numerosas ocasiones, criticado públicamente la administración del Lighthouse, tanto en general como en un grado personal. ... No ha, en algún momento, reconocido públicamente los muchos beneficios que le ofrecemos como empleado en el taller. Ha mostrado una arrogancia fuera de toda proporción que se ha traducido en un preocupante disturbio de sus compañeros de trabajo. ... Usted ha, consistentemente fallado en regularse de acuerdo con todos los hechos relacionados con su empleo. Esta carta es, pues, para informarle que a partir de la fecha presente, se le considerará en prueba por un período de treinta días a consecuencia de sus acciones pasadas y expresiones. Alguna otra prueba de deslealtad por su parte, y una distorsión de los hechos en sus declaraciones públicas, causará su destitución de empleo en el Lighthouse y lo obstaculisará de empleo en el futuro."

Tanto los programas de soporte de puestos de máquinas expendedoras como los talleres cerrados, son especialmente útiles como instrumentos mediante los cuales las agencias pueden llevar a cabo ataques contra la Federación Nacional de Ciegos y sus filiales. A través del derecho de seleccionar y despedir a los trabajadores y operadores, a través de la explotación de los diversos elementos del sistema de control de funcionamiento de operación de los puestos, y a través de las asignaciones de trabajo y las determinaciones de los salarios en los talleres, extrema presión se puede ejercer en estos individuos vulnerables. Que muchos de los ciegos responden a esta presión no es de extrañar. Hacia estos operadores y trabajadores no hablo ni una sóla palabra de reproche. No nos corresponde a aquellos de nosotros que no estámos en esta situación, y no estámos sujetos a estas presiones, el juzgar los actos de los que sí lo están. Que hombres con tan pocas oportunidades se arrastren un poco antes de poder tener la capacidad y la voluntad de reducir o destruir sus medios de subsistencia, si se trata de una debilidad en absoluto en nuestros trabajadores que son ciegos y los operadores, es una debilidad común a la mayoría de la humanidad. Sólo podemos verlo con comprensión. Por otro lado, mi admiración, y la admiración de todos nosotros, está con los operadores de puestos de máquinas expendedoras, y los trabajadores de talleres, cuya determinación es inquebrantable, de mantener sus derechos constitucionales de libertad e independencia frente a la imposición de las agencias de la administración de las condiciones de inadecuada e inmoral ayuda pública. Podría enumerar muchos de estos intrépidos hombres y mujeres ciegos en todo el país, pero no los voy a exponer aún más al dar sus nombres.

En el área de su derecho a negociar de igual a igual con la administración de los talleres cerrados, y con las empresas comerciales, de puestos de venta y programas especiales de empleo, el problema es precisamente el de los sindicatos: Pues, para los ciegos que trabajan en los talleres, no sólo están desorganizados, sino que totalmente privados de las garantías más elementales y los privilegios de los trabajadores organizados. Los salarios en estos talleres están muy por debajo del costo de vida, y, a menudo, por debajo de los estándares de alivio. También están por debajo de los requerimientos de la Ley de Estándares de Labor Justa, Fair Labor Standards Act, de la cual, las agencias se han asegurado de que los talleres están exentos. Aquí las virtudes comunes de organización del trabajo son sorprendentes en su ausencia: no hay planes de pensiones, no hay vacaciones pagadas, no hay seguridad de empleo, no hay una relación sistemática y libre con la administración, ni dignidad, no hay estatus, ni integridad, no hay independencia, sólo protección, la protección precaria del clientelismo y el paternalismo, la protección del "sindicato de la empresa."

Estas son, pues, algunas de las actividades relacionadas entre sí que se llevan a cabo en contra de la Federación Nacional de Ciegos por unos pocos líderes de la agencia. Estos directores de la fabricación de estos rumores, estos fabricantes y distribuidores de hostilidad hacia la Federación Nacional de Ciegos, no están, hay que decirlo una vez más, unidos en sus actitudes y acciones por todas las agencias. Pero, sin embargo, han comenzado a extraer a las agencias de su órbita y a otros administradores, más notable, entre los cuales, están algunos funcionarios de la Fundación Americana para Ciegos, American Foundation for the Blind. Estos funcionarios del American Foundation for the Blind, que, hasta hace un año o dos, habían seguido una política prudente de francotiradores desde la barrera, se han unido contra la Federación y han aumentado el grito en el cielo en contra de nuestra organización a través de una actitud más abierta de oposición y asalto directo. Se ha distribuido un informe por escrito acerca de la Federación, una copia, la cual, se encuentra en nuestro poder, lo que desnaturaliza el alcance, la naturaleza y composición de nuestra organización, que se entrega a medias verdades y errores, de hecho, sobre los dirigentes de la Federación, y falsifica el registro de nuestros logros. Algunos oficiales de la Fundación, además, han sido asiduos en la circulación de obras maliciosas de los demás acerca de la Federación. De esta manera, estos representantes de la Fundación pueden, por supuesto, negar la autoría, pero no pueden eludir su responsabilidad, por el transportista ambulante de maliciosos rumores. El ambulante de rumores maliciosos, no es menos culpable que el fabricante del rumor.

Tenemos en nuestro poder la respuesta de un oficial de la Fundación, a una pregunta de un destinatario de nuestras tarjetas de felicitación. Se adjuntó uno de los comunicados que el Better Business Bureau ha distribuido activamente y que contiene una serie de medias verdades, insinuaciones despectivas, y cargos rotundamente falsos. El tratamiento del repaso de la oficina de correos sobre nuestra campaña de tarjetas de felicitación, en la nueva perspectiva, que a pesar de sus esfuerzos para alcanzar el estatus profesional, sigue siendo, en gran medida, el órgano oficial de la Fundación, y sólo puede ser considerado como hábil, y por lo tanto, deliberadamente inclinado, engañoso, desleal y perjudicial. El artículo, realmente contiene la respuesta de la Federación de los cargos en contra de nuestra recaudación de fondos de la organización, aúnque, la oportunidad no nos fué dada para que dicha respuesta fuera puesta al día, y nuestra declaración sólo aparece después de una recapitulación detallada y escabrosa de los informes dispersos de los periódicos, y los vagos ataques locales sobre la desordenada mercadería, mucha de la cual, no es de ninguna manera relacionada con la Federación, junto con una reproducción de la queja formal de la oficina de correos en contra de nuestra recaudación de fondos.

El papél desempeñado por las agencias en nuestra controversia de tarjetas de felicitación, con la oficina de correos, ha sido una muy activa. Los inspectores postales han recibido información negativa sobre la Federación, proveniente de los jefes de agencias en Chicago, Illinois, Colorado, la Florída, Nueva York y otros lugares, no sólo por correo, sino que también mediante una entrevista personal. De hecho, representantes de diversas agencias se tomaron la molestia de viajar a Washington para presentar sus diversas declaraciones por vía oral en contra de la Federación, al jefe de la División de Fraude y Envío, del Departamento de Correos.

Así que, en el curso de estas actividades de las agencias, fondos que han sido asignados o donados por el público para ayudar a los ciegos están siendo desviados de esta manera por estas agencias para luchar contra la Federación Nacional de Ciegos. Las organizaciones que han sido edificadas durante años para difundir la buena voluntad hacia los ciegos están siendo utilizadas de esta manera por estas personas para difundir la mala voluntad hacia la Federación. Las agencias que han sido apoyadas por el público en el pasado, ya que han promovido la educación, la independencia económica y el bienestar de los ciegos, están siendo utilizadas por estas personas al negar a los ciegos uno de los primeros frutos de estas ventajas, la autodeterminación y la auto-organización.

Mientras tanto, en toda esta campaña de hostilidad venenosa, y de furia contra la Federación, ¿cual ha sido el papél del gobierno federal? ¿Cómo se han desempeñado los funcionarios federales que se encargan de supervisar la administración de los programas creados por el Congreso para ayudar a los ciegos en su lucha por una vida normal y autosuficiente? ¿Han estado alerta para prevenir el uso indebido de los programas federales y dinero en esta guerra contra la Federación Nacional de Ciegos? ¿Ha la Oficina de Rehabilitación Vocacional, cumplido con su deber de poner fín a la apropiación indebida de los poderes federales y dinero en el intento de destrucción de la Federación y sus filiales? ¿Han los funcionarios del gobierno, quienes han jurado respetar y defender la Constitución de los Estados Unidos, mantenido con celo, la protección de los derechos constitucionales de los ciegos para organizarse y hablar por sí mismos a través de la Federación Nacional de Ciegos? ¿Han reconocido el hecho de nuestra existencia y la buena fé de nuestro ser, dándonos la bienvenida a nosotros como consultores y solicitando nuestra asesoría en asuntos relacionados con los ciegos?

Es cierto que el Secretario Folsom determinó que la violación de la confidencialidad de Wood en Carolina del Norte no era "adecuada". Pero que, sin embargo, esta fué una reprimenda simple teniendo en cuenta la gravedad del delito; y está abierta a la cuestión de si aún esta acción de mala gana se habría tomado si el sentido de deber del Secretario no hubiera sido estimulado por el interés activo de los senadores estatales de los Estados Unidos de ese estado. Además, desde entonces, el Director de la Oficina de Rehabilitación Vocacional ha tomado medidas para minimizar y reducir el alcance y la importancia de la acción del Secretario. Ella ha hecho circular una carta a las agencias estatales declarando que algunas personas tienen la impresión equivocada si pensaban que el Secretario le había dado una reprimenda a Wood por su ataque a una organización de ciegos, a través de la violación de la confidencialidad de los datos personales en los archivos de la rehabilitación. Al permanecer de brazos cruzados y ver sin interferencias una línea de conducta que tienen el poder y el deber de prevenir, es descuidar su deber o aprobar la conducta. En este caso, sin embargo, no estamos obligados a volver a la inferencia del silencio y la inactividad. En este caso, la aprobación expresa se le ha dado. En la carta circulada a las agencias estatales de rehabilitación, el director federal afirmó rotundamente que "las agencias Estatales son libres de desarrollar sus propios puntos de vista con respecto a la organización de las personas ciegas en su propio interés." En su contexto, esta es una clara señal para seguir adelante: una luz verde a los esfuerzos como los de Carolina del Norte para impedir y socavar de cualquier manera posible la auto-organización de los esfuerzos de los ciegos en la Federación Nacional de Ciegos y sus filiales.

Lejos de restringir a las agencias Estatales en sus propensiones inadecuadas, los funcionarios federales, por lo tanto, anunciaron que les están dando una mano libre. Lejos de la retención de su aprobación, se han convertido, de hecho, en colaboracionistas activos. Lejos de prohibir el uso indebido del poder federal y el dinero, ellos proclaman el derecho de las agencias a seguir su actual curso. Lejos de proteger los derechos constitucionales de los ciegos, le dan la vista gorda a su invasión. Siendo ellos mismos una agencia, han concluido que el parentesco es más fuerte que la obligación humana y constitucional.

Los ataques que he citado no son los únicos que se han hecho a las personas ciegas organizadas de la Federación Nacional, y en su derecho de libre asociación. Ellos no son más que los episodios más recientes y evidentes en una cadena de alargamiento de los acontecimientos estrechamente vinculados. Si la campaña en contra de nosotros tiene éxito, el resultado será la extinción de cualquier promesa que hemos visto creada de la auto-expresión, de la auto-dirección, y del auto-respeto por las personas ciegas de los Estados Unidos, y el aplazamiento indefinido de nuestras esperanzas surgientes de la igualdad definitiva y la integración en la sociedad normal.

Pero estos ataques no tendrán éxito. Vamos a llevar nuestro caso a la corte más alta del país, el tribunal de la opinión pública, así como al Congreso y a las legislaturas estatales. Vamos a, por todos los medios de difusión abierta para nosotros, difundir todo el peso de este asalto a las personas ciegas organizadas de la Federación Nacional, por los servidores públicos cuya única función debe ser ayudar a la independencia y el progreso de los ciegos.

El distinguido Senador de Massachusetts, John F. Kennedy, ya ha introducido un proyecto de ley, S. 2411, para proteger el derecho de los ciegos a la libre expresión a través de las organizaciones de ciegos. El proyecto de ley contiene dos simples requisitos: Se requiere que el Secretario de Salud, Educación y Bienestar Social, en la mayor medida de lo posible, consulte y asesore a los representantes autorizados de las organizaciones de ciegos en la formulación, administración y ejecución de los programas de ayuda y rehabilitación de los ciegos. Se le prohíbe a las agencias que administran los programas para ciegos con el apoyo de fondos federales, ejercer una influencia oficial contra el derecho de los ciegos para unirse a las organizaciones de ciegos, y requiere que el secretario de Salud, Educación y Bienestar Social haga cumplir esta prohibición. En una declaración que acompaña la introducción de este proyecto de ley, el Senador Kennedy hizo hincapié en que las organizaciones de ciegos "proporcionen a nuestros ciudadanos ciegos la oportunidad de expresión colectiva. ..." "Es importante", dijo, "que estas opiniones se expresen libremente y sin interferencias. Es importante que estas opiniones sean escuchadas y consideradas por las personas encargadas de la responsabilidad de determinar y llevar a cabo nuestros programas para los ciegos."

El proyecto de ley se basa en la premisa de que somos ciudadanos ahora; que nuestra ciudadanía no se aplaza hasta una fecha futura distante: que los profesionales no tienen ahora ningún problema de interpretación de los ciegos al público, ya que los ciegos están organizados y ahora hablan por sí mismos. La Federación Nacional de Ciegos no es una organización que habla por los ciegos, son los ciegos que hablan por sí mismos.
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